El café en El Salvador: historia y actualidad

Godofredo Echeverría


Muchos autores dan cuenta de que el café es una bebida elaborada con los granos de una planta originaria de Etiopía, de la región de Kaffa, en Abisinia, que alrededor del siglo XV habría pasado a Arabia, luego a Yemen. Más adelante, el café pasó a Egipto de donde los comerciantes venecianos y marselleses lo introdujeron en Europa.

Señala el agrónomo mexicano Gabriel Gómez en su publicación de 1894: Cultivo y beneficio del café, que “en la Alta Etiopía se coloca generalmente la cuna del café, haciéndose uso de ese grano en ese país desde un tiempo inmemorial. Los persas fueron el segundo pueblo que hizo uso del café y por fin los árabes que nos lo han transmitido.” De acuerdo a este autor, de Persia (actual Irán, el café habría pasado a Yemen, donde sus propiedades estimulantes lo habrían convertido en bebida obligada para el bienestar y la recuperación de la salud; alrededor del siglo XV habría pasado a Arabia atravesando La Meca y Medina, su uso se hizo tan frecuente, que se crearon establecimientos para su consumo. De Arabia pasaría a El Cairo, en Egipto, alrededor del siglo XVI, de donde pasó a Siria, “principalmente Damasco y Alepo”, luego a todas las provincias. Después de no pocos conflictos entre quienes consideraban al café una bebida tan embriagante como el vino y quienes lo valoraban por sus cualidades estimulantes, el café siguió reinando en Arabia.

Según Gómez, el año 1554 de la Era Cristiana, se habría comenzado a beber café en Constantinopla y en Grecia, cuando procedentes de Alepo y Damasco, dos sirios abrieron locales para tomar café, más tarde llamados Escuela de Sabios. El café se generalizó entre todos los países musulmanes, no sin antes vencer la resistencia de autoridades, que consideraban esta bebida como embriagante.

De Medio Oriente el café pasó a Inglaterra, alrededor de 1652, cuando un comerciante inglés abrió un café, atendido por un griego de nombre Pasqua Rosse, que sabía preparar el café. Además de sus virtudes estimulantes, se promovía el consumo del café por sus cualidades curativas: “…ayuda a la digestión. Anima el espíritu y fortalece el corazón; quita los dolores de cabeza, es excelente para prevenir y curar la gota…”. Posteriormente, el café sufrió las mismas persecuciones que en Medio Oriente, por lo que en Inglaterra se favoreció el consumo del té.

Señala el mismo autor, que en Italia, el consumo de café se había iniciado alrededor de 1645, pues, desde el año anterior un veneciano había traído café a Marsella; sin embargo, fue hasta en 1660, que varios negociantes de Marsella que habían vivido en Levante mandaron traer a Egipto algunos fardos de ese grano.

Dice el autor, que en 1671 se estableció en Marsella, la primera tienda que vendía café en Francia.

Poco a poco se fueron multiplicando los locales para reunirse a beber café y conocer las últimas noticias.

“El Café de la Regencia, situado en la plaza del Palacio Real, obtuvo una gran celebridad con motivo de los jugadores de ajedrez que lo frecuentaban. Era tal la afluencia de los espectadores que lo frecuentaban para ver jugar a Juan Jacobo Rousseau, que el teniente de policía tenía que mandar un centinela a la puerta del café”.

En 1714, el burgomaestre de Ámsterdam envió una planta de café como regalo a Luis XIV. Esta planta, criada en el Jardín de Plantas de París ha sido el origen de los cafetos que se cultivan en Las Antillas y casi toda la América.

En 1723 un oficial francés lleva el encargo de transportar una planta de café a Martinica. De allí transportaron las planas de café a otras islas de Las Antillas. Desde 1718 se dice que era cultivado en Surinam.

En 1748 fue llevado a las colonias de España, empezando por Cuba por Juan Antonio Gelabert. Según Alvarado Soto [Melvin Alvarado Soto y Gilberto Rojas Cubero], el café de las Antillas llegó a Puerto Rico y a El Salvador en 1740, a Guatemala en 1750, a Bolivia, Ecuador y Panamá en 1784, luego a Costa Rica procedente de Cuba y Guatemala, entre 1796-1798.

II una breve historia

El primer cultivo de agro exportación en la historia de El Salvador está vinculado con la colonia española, se trata del añil, un colorante natural, el cual se obtenía mediante el procesamiento de las hojas de la planta de Jiquilite, que se dejaban fermentar en una pila con agua y al llegar al punto buscado, se trasladaban a otra pila, luego eran retorcidas utilizando una maquinaria de exprimido utilizando fuerza animal o manual hasta obtener una masa de color azul que se dejaba secar al sol, luego se colocaba en sacos de cuero forrados con paja, que se enviaban a lomo de mula hacia los puertos para ser embarcados a España.

La producción que se obtenía de la Provincia de San Salvador, como se conocía El Salvador en tiempos de la colonia, era la mayor de toda Centroamérica, como señala Héctor Lindo Fuentes en su libro La economía de El Salvador en el siglo XIX.

La producción de añil ocupó buena parte del siglo XVIII, pero fue perdiendo la batalla contra los colorantes sintéticos producidos en Europa mediante procesos propios de la industrialización.

Los añileros, es decir, los hacendados propietarios de los cultivos y procesamiento del añil estaban sujetos a las condiciones que les imponían los comerciantes guatemaltecos, quienes mantenían una red de contactos en las casas importadoras españolas, monopolizaban el crédito y controlaban todo el comercio del añil. Esta situación fue motivo de malestares y uno de los detonantes de la independencia.

Con el decaimiento del comercio de añil y los éxitos que rápidamente obtenía el café en Las Antillas inglesas, francesas y holandesas produciendo café, los antiguos añileros se entusiasmaron con el nuevo cultivo y si bien, la llegada del café a El Salvador se ubica todavía en el siglo XVIII, el café como producto de exportación inicia en El Salvador en la década de 1840, pues en 1849 se valoró en 690 pesos el café exportado (Acosta Rodríguez: 2014).

Debido a la demanda de buen café en Europa—y habría que decir que el suelo es propicio para ese cultivo, sobre todo en las tierras altas—el cultivo de café se fue ampliando, pero para ello necesitaba tierras de buena calidad y mano de obra abundante. El Estado acudió en ayuda de los cafetaleros, ya convertidos en el sector dominante de la economía y aprobó leyes que pusieron buenas tierras en manos de los caficultores agro exportadores, arrebatándolas a las comunidades campesinas e indígenas, legalizando las prácticas de apropiación ilegal de tierras, mediante la aprobación de La Ley de Extinción de los Ejidos de 1880 y la de Extinción de Comunidades Indígenas de 1881, apoyadas por la Ley contra la vagancia, que buscaba garantizar mano de obra para la cosecha, obligando a los despojados a trabajar en las tierras que fueron suyas.

La concentración de la tierra en pocas manos y la producción de café como monocultivo de exportación marcaron una época en que las decisiones de los gobiernos se tomaban para beneficiar a ese grupo de la élite capitalista.

III Después de la Reforma Agraria de 1980

Con la aplicación del límite a la tenencia de la tierra impuesto por el Decreto de Reforma Agraria de 1980 y fijado en 245 hectáreas, las enormes extensiones de cultivo de café se vieron afectadas, además de que surgieron cooperativas que se dedicaron al cultivo del café, y productores y productoras individuales que también se dedicaron a dicho cultivo.

Los esfuerzos modernizantes del capitalismo salvadoreño emprendidos por el partido Arena se propusieron fortalecer a los grupos del capital financiero y la especulación, como bancos, financieras, compañías de seguros, AFP y a los grandes comerciantes e importadores en desmedro de los productores y exportadores cafetaleros. A ello se debió que grandes empresarios caficultores no obtuvieran apoyo de su mismo partido para superar las grandes dificultades para producir y exportar.

Con la llegada de los gobiernos de izquierda, la caficultura obtiene apoyo para luchar por su recuperación, a pesar de que a las dificultades económicas se sumaron los estragos causados por el brote de roya del cafeto, que afectó gran parte de la producción de 2015. A partir de junio de 2014, la gestión agropecuaria dirigida por el Lic. Orestes Ortéz se propone reactivar la caficultura y para ello fortalece la base científico-tecnológica creando la División CENTA-Café, que cuenta con un equipo humano de 80 técnicos desplegados en todo el territorio caficultor de las seis cordilleras donde se produce café. Los técnicos son dirigidos por el Dr. Adán Hernández, especialista en la caficultura salvadoreña.

La División CENTA-Café se propuso combatir la roya y para ello diseñó un programa de apoyo a los caficultores/as consistente en entrega de dosis de fungicidas para combatir la roya, se han entregado 144,514 litros de fungicida para la protección contra la roya del café de 100,000 manzanas de cafeto al año. También se ha brindado asistencia técnica a 6,000 caficultores por año en las seis cordilleras del país. Se ha fortalecido la investigación en el estudio de la roya, evaluación de variedades de café y fertilización.

El Ministro Ortéz se propuso la renovación del cafetal o parque cafetalero con plantas sanas y resistentes a la roya y a los posibles daños provocados por el clima, como sequía o exceso de humedad y para ello se diseñó un plan de entrega progresiva de plantines sanos de café. Durante 2015 se entregaron 7 millones 477 mil plantas sanas; en 2016, 11 millones 401 mil; en 2017 14 millones 501 mil. Para la entrega de estos casi 33 millones de plantas sanas no se fueron a buscar fuera de las fronteras, por el contrario, se fortaleció un sector que se encontraba económicamente muy deprimido, el sector de los viveristas, es decir, quienes siembran las plantas sanas y las hacen crecer. Con la asistencia técnica de CENTA Café, los viveristas lograron producir las plantas y venderlas al Estado a través del MAG, obteniéndose un gran avance en la renovación del cafetal y la reactivación de un sector productivo con nuevas capacidades.

También se apoyó la producción de estas plantas sanas de café desde la división de Sanidad Vegetal, que aportó su conocimiento y asistencia para apoyar a las productoras y productores cafetaleros. “Es necesario apoyar la caficultura, porque genera empleo, porque tiene un café de gran calidad que se vende mejor que otros cafés en el mundo y porque da un aporte ambiental inconmensurable, es decir, la calculadora no nos ajusta para contabilizar cuanto nos aporta en el clima, en el agua, en la biodiversidad, etc.” Orestes Ortéz durante acto de celebración de Cooperativas de productores viveristas, marzo 2015.

Además, se fortaleció la organización de los productores mediante el acompañamiento de la División de Asociaciones Agropecuarias y se constituyeron 325 nuevas cooperativas integradas por 6,014 personas asociadas. Además, se capacitaron 834 directivos de 110 cooperativas.

Para avanzar en la renovación del cafetal, de la mejora de la producción, se necesita resolver el problema del financiamiento, pues al recibir las plantas sanas de café, los caficultores deben darles cuidados hasta que puedan producir, tres años después y para ello necesitan obtener fuentes de financiamiento.

IV. Mesa de la caficultura

Un aspecto central para que la caficultura pueda reactivarse y producir más y de mejor calidad es el relacionado a las fuentes de financiamiento y para abordar ese tema se ha constituido la Mesa de la Caficultura en la que participan caficultores y caficultoras, cooperativas grandes, pequeñas y medianas, el MAG, el Ministerio de Medio Ambiente, diputados de la Asamblea Legislativa en representación de sus partidos políticos.
Durante la celebración de las cooperativas de viveristas, en marzo de 2015, el Ministro Ortéz señaló:

“En este momento en el MAG estamos haciendo un estudio para encontrar mecanismos de financiamiento al café, porque no sólo hay que darle una planta resistente y sana al caficultor, hay que financiar los tres años que tiene que estar cuidando la planta antes de que empiece a devolverle la inversión, y sólo con lo que tenemos en el banco de fomento, no podemos cubrirlo a la velocidad que queremos llevar la renovación, pero además necesitamos preparar la política financiera, porque cuando empieza la producción ampliada por la renovación tengamos el financiamiento de crédito de avío oportuno, adecuado…” Orestes Ortéz.

El 3 de mayo de 2017 se hizo público un acuerdo inicial de la Mesa de la caficultura, que buscaría detener los embargos mediante la aprobación de un decreto transitorio de la Asamblea Legislativa que detuviera temporalmente los embargos por deudas al sistema financiero; también se buscaría hacer modificaciones al funcionamiento del Fideicomiso del Café, que contempla la inyección de 300 millones de dólares, de los cuales 150 serían para reestructurar la deuda de las y los caficultores; la búsqueda de financiamiento para la reactivación de la caficultura nacional y la creación del Instituto de Investigaciones del Café de El Salvador.

Paralelamente a los esfuerzos por la renovación del parque cafetalero y del mejoramiento de la calidad, así como del aumento de la producción, se reestructuró una institución autónoma que estaba en el abandono de los gobiernos areneros: el Consejo Salvadoreño del Café. Se modificaron los estatutos y se le asignó un nuevo rol, el de abanderar los esfuerzos por la promoción del café salvadoreño y buscar mercados, nuevos y no tan nuevos.

V. El Consejo Salvadoreño del Café

El CSC es una institución autónoma que formula y aplica la política pública cafetalera, es la institución rectora. De acuerdo a su Director Ejecutivo, Lic. Hugo Hernández, en la conducción de esta institución autónoma se encuentran, por el sector público, los ministerios de agricultura, medio ambiente, turismo, el Banco Central de Reserva, la presidencia la ostenta el Ministro de Agricultura y Ganadería Orestes Ortéz; también se encuentra representado el sector privado, es decir, productores y productoras, beneficiadores, exportadores, cooperativistas del sector reformado y del sector tradicional, el Foro del Café y la Cámara Empresarial.

La ley en la que se ampara el funcionamiento del CSC–la Ley Especial para la Protección de la Producción del Café–establece que dicha institución debe crear y mantener una base de datos con el registro de productores/as, extensión del terreno que cultivan, altura, ubicación, municipio,, datos socio demográficos del productor y su familia, etc. Los productores que brinden esta información sobre su producción estarán acreditados por el Registro de Productores y tendrán derecho a recibir los beneficios que ofrece el gobierno salvadoreño, consistente en asistencia técnica, tendrán derecho a recibir plantas sanas de café, a promover su producto y comercializarlo por los canales oficiales, es decir, reciben la protección del Estado salvadoreño.

Hasta mayo del año 2017, se habían registrado 22,300 productores/as, para lo cual, el CSC realiza visitas y carnetiza in situ, en el lugar donde se encuentran las unidades productivas de las 6 cordilleras del país.

El Registro de Productoras ha permitido determinar que la superficie cultivada en todo el territorio de El Salvador asciende a 195,000 manzanas; que el 85% de los productores cultivan unidades menores a 10 manzanas, por lo que solo el 15% restante cultiva más de 10 manzanas.

Uno de los propósitos de la labor del CSC es el mejoramiento de la calidad del café salvadoreño y para ello ha hecho esfuerzos por insertarlo en el mercado mundial. A fin de promover el Café de El Salvador, el CSC participa en eventos internacionales como ferias, exposiciones y concursos.

Certamen La Taza de la excelencia

De los concursos para medir la calidad del café, el más famoso es La Taza de la Excelencia, impulsado por la Alianza por la Taza de Excelencia (ACE) y lleva a cabo procesos de selección de los mejores cafés en el mundo. La primera fase-Pre Clasificatoria–del certamen consiste en seleccionar 70 muestras que obtengan un puntaje mayor a 86 puntos de 100; la siguiente fase, la Fase del Jurado Nacional selecciona 40 muestras de esas 70 para la Fase del Jurado Internacional. En esta fase participan catadores jueces internacionales y de Europa, Asia Estados Unidos designados por ACE.

Durante el certamen Taza de la Excelencia 2018 en El Salvador, participaron muestras provenientes de las seis cordilleras cafetaleras y en la Fase del Jurado Internacional, 38 de las 40 muestras seleccionadas fueron calificadas como ganadoras por alcanzar puntajes mayores a 86 puntos. Se seleccionaron 4 cafés Presidenciales, es decir, que alcanzaron arriba de los 90 puntos. Los dos primeros lugares correspondieron a café de la finca El Manzano de la cordillera Apaneca-Ilamatepec, con la variedad Geisha y el 3o y 4o de la cordillera Alotepec, con la variedad Pacamara.

El certamen en mención, 15º que se realiza en El Salvador, demostró las grandes cualidades del café salvadoreño y los grandes aciertos de la política cafetalera impulsada por el Presidente del Consejo Salvadoreño del Café y Ministro de Agricultura y Ganadería, Lic. Orestes Ortéz.

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