En entrevista reciente, dos dirigentes magisteriales realizaron una evaluación introspectiva en torno al bajo rendimiento de los estudiantes en la prueba AVANZO, llegando a la conclusión de que se corresponde con una pobre y mal manejada transición a la educación digital, que incluso admite entre los educandos la denominada “copia en línea”, que por supuesto los desfavorece.
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*
Y por supuesto que esto es cierto, pero no la razón completa detrás del fracaso de esta prueba.
Una pobre formación en materia digital de los educadores es parte del problema, no porque no la hayan tenido, sino porque no se le ha dado continuidad o soporte de parte de la presente gestión que incluso canceló las plazas de docentes responsables de la formación digital tanto en el MINED central como en los centros escolares, lo que se aprecia con el cierre de los salones CRAA.
En consecuencia, estos no son capaces en su mayoría de dar uso a las herramientas digitales, reduciéndose a dejar a los estudiantes trabajos con tutoriales guías.
Por otro lado, debemos sumar a la problemática a las familias de los estudiantes, y su incapacidad para darle el debido soporte nutricional a estos.
El hecho incontestable es que el presente gobierno ha descuidado el tema laboral, lo que ha supuesto la pérdida de hasta 400,000 plazas del sector privado, más 25,000 del sector público, por razones político partidarias, lo que ha degenerado en que hasta 1,1 millones de familias salvadoreñas, de acuerdo al ACNUR sean incapaces ahora de proveerse alimentariamente, lo que movió a dicha entidad hacia finales del año pasado a intervenir por intermedio de la escuela nacional y mediante un acuerdo con el régimen, a dichas familias para proveerlas alimentariamente.
Esos hechos no mediatizados por razones político electoreras se corresponden con El Salvador real, que ha degenerado en oleadas de migrantes ilegales, lo que ha sido ampliamente denunciado por la migración guatemalteca, mexicana, estadounidense y de otros, implicando la descomposición de la familia de los educandos, cayendo sobre estos la incertidumbre y el desasosiego moral que supone y los desmotiva.
Sumemos a ello la situación de inseguridad que implica para el concreto grupo etario de los jóvenes de los sectores populares, el estado de excepción; para estos constituye una amenaza denunciada por la oficina de DDHH de las UN.
Y finalmente lo más grave; el modelo educativo salvadoreño es de carácter memorista y bancario, lo que lo vuelve inviable para el mundo real.
Si, supone una grave dificultad el tema digital, pero lo es más el modelo educativo mismo, los recortes financieros que enfrenta, la visión político partidaria con que se lo adelanta, y, sobre todo, la nula visión de sustentabilidad para el mismo con que se lo ha diseñado.
Nuestro país carece de RRNN, materias primas, extensiones territoriales, su riqueza es la gente, y es a ella a la que se la debe invertir con educación y salud de calidad, institucionalidad, infraestructura y seguridad.
Pues es la gente la que hace al país.
*Educador salvadoreño
