¿Cuál es el verdadero rol de los partidos en el presente proceso electoral?

Para el oficialismo, el de legitimar la ilegalidad a la que ha reducido a la institucionalidad.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Consideremos lo que los salvadoreños pensamos mayoritariamente del proceso electoral venidero y las condiciones de vida actuales en el país, de acuerdo a los resultados de una encuesta practicada por la academia recientemente.

Primero revela contradicciones fundamentales de nuestra población, pues si bien mayoritariamente ésta confirma que es necesario respetar la Constitución, un porcentaje apenas menor favorece la reelección prohibida por esta; así también reconoce que la independencia de los tres poderes es fundamental para garantizar nuestra libertad, pero también favorece anularla si eso asegura conservar la supuesta seguridad que se ha alcanzado.

La figura presidencial es el eje sobre el cual el oficialismo se erige seguro sobre la oposición, habiendo logrado no asociarse con la generalizada corruptela del estado presidencialista que ha construido en colusión con sus cómplices, así como con el consecuente maniqueo, la improvisación, la profundización de las desigualdades sociales, la supresión y cooptación del aparato estatal, el desempleo, la agudización de la pobreza, la anulación de la institucionalidad, etcétera, que ha reducido a toda la oposición a apenas a suscribir el papel de irrelevante.

Porque al acompañar en su mayoría al oficialismo, sencillamente se han anulado y no constituye una opción en términos electorales para la población.

Por otro lado, la confirmación de esto se encuentra en que la población reduce a toda la oposición en la asamblea a una sola identidad, no siendo capaz de distinguir a aquellas solitarias figuras excepcionales que han procurado desarrollar un digno papel al representar y defender contra el oficialismo y sus rémoras, los intereses de la población.

La mayoría admite que la prolongación del régimen de excepción es ilegal, así como que constituye el recurso electorero por medio del cual se controla a la población, aceptando la posibilidad de que un alto porcentaje de las personas detenidas lo estén de manera injusta.

Los abusos en general del oficialismo, incluidos los asesinatos y saqueo de bienes públicos, como el aumentar los privilegios a las élites, carecen de relevancia para conformar la opinión positiva de la mayoría.

Esto confirma la tradición conservadora y autoritaria, así como conformista de la población, derivada de las carencias en educación y consecuente incapacidad de generar una opinión propia.

Entonces y de cara a un escenario en el que los dados están cargados a favor del oficialismo, y no existen espacios para una aventura electoral en solitario, el sentido común debió orillar a la oposición a conformar una gran unidad política, donde los diferendos doctrinarios se diluyeran en favor del bien mayor que es el rescate de la República, lo que fuera demandado por las fuerzas vivas, intelectuales y académicas, a lo que los partidos sencillamente hicieron oídos sordos.

De ahí su fracaso.

La historia enseña una elemental lección que hasta los niños conocen: al matón bocazas de la cuadra no se lo somete en solitario, se lo disciplina en unidad.

*Educador salvadoreño

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