Libro | Libido Dominandi

El ensayista conservador, Eugene Michael Jones, de nacionalidad estadounidense, escribe “Libido Dominandi: liberación sexual y control político”, en el año dos mil.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

Jones comienza escribiendo que la revolución sexual es, una racionalización del vicio sexual y explotación financiera del mismo, seguida de movilización política como forma de control. Nos dice que, las primeras ideas tentativas sobre como explotar el sexo, a modo de control social, surgieron durante la ilustración. El autor sostiene que la revolución sexual no fue un levantamiento popular, sino, la decisión de la clase dominante de Francia, Rusia, Alemania y Estados Unidos durante los últimos dos cientos años.

La ilustración comenzó como un movimiento para liberar al hombre, pero, se convirtió en un proyecto para controlarlo. Adam Weishaupt, creo el primero de mayo de mil setecientos setenta y seis, la sociedad secreta de los Illuminati. Weishaupt estableció un sistema extremadamente sutil de control, basado en la manipulación de las pasiones o adicciones. Había que encontrar un adepto entre los poderosos, luego, identificar la pasión o adicción dominante a través del estudio o confesión del propio adepto y manipular esa pasión o adicción, como instrumento de control. Weishaupt propuso una revolución cultural, más que una revolución política, donde un grupo revolucionario, influiría en cada instancia de poder político y social, así, a largo plazo, educaría a la sociedad en las ideas de la ilustración.

Donatien Alphones Francois de Sade, El Marqués de Sade, esbozó la trayectoria del vicio sexual en su obra maestra “Los ciento veinte días de Sodoma”. Las pasiones o adicciones simples dan paso a pasiones o adicciones complejas, que a su vez dan paso a pasiones o adicciones criminales. En la antropología de Sade, “liberación” significa, dominación masculina sobre las mujeres. Mery Wollstonecraft, estableció las bases del feminismo liberal en su obra “Vindicación de los derechos de las mujeres”. Después de fracasos amorosos, llegó a considerar que la pasión o adicción era destructiva cuando la razón la deja indomable. La pasión o adicción, si no se controla, destruía, no solo a la persona, sino, a la polis a través de una vorágine de conflictos. La Revolución Francesa, por su naturaleza similar a nuestras pasiones y vicios, libero las pasiones a escala nacional. La moral quedo a la deriva, con la disolución del antiguo régimen. Para poner orden en un mundo revolucionario salido de control, Augusto Comte propuso el industrialismo, como el nuevo orden basado en la ciencia.

Los masones predicaban el “evangelio del placer”, para ganar la hegemonía política sobre la Europa Cristiana. Sigmund Freud, judío y masón, descubre una forma de controlar a las personas, manipulando alternativamente la culpa y la pasión que causaba la culpa. La sociedad secreta, era el vehículo del programa político del psicoanálisis, cuyo poder reside en manipular la relación confesional para obtener beneficios. El sobrino de Freud, Edward Bernays, busco explotar las pasiones sexuales para obtener ganancias económicas, a través de la publicidad y las relaciones públicas. Bernays consideraba que el hombre democrático, necesitaba control, tan pronto como fuera liberado. Margaret Higgins Sanger, vanguardia de un movimiento de derechos sociales, pedía sus ideales como un “infierno de amor libre”. La Ministra Bolchevique, Alexandra Kollantai, creía que las mujeres debían ser “liberadas” del matrimonio, lo que significaba, ser liberadas de la moral. Diez años después de la Revolución Rusa, el liderazgo soviético tuvo que enfrentar continuar fomentando la sexualidad revolucionaria y observar, como el orden social se desintegraba o instaurar la reacción que restauraría el orden social. Jones nos dice que los comunistas eligieron la segunda opción.

El liberalismo requería la imposición de control social. En el reflejo condicionado, John Watson tenía una solución científica a los problemas sociales. Magnus Hirschfeld, psiquiatra judío alemán, puso la ciencia al servicio del deseo homosexual. Los archivos de su ciencia sexual, que incluía las pervertidas vidas sexuales de las iluminarias nazis, fueron publicados en periódicos del Partido Social Demócrata. El escritor jamaiquino, Claude McKay, abraza la liberación sexual, que en su caso significa homosexualidad.

Durante los años sesenta, el propósito de la liberación sexual era convencer a las mujeres, principalmente a las católicas, que utilizaran anticonceptivos. Wilhelm Reich consideraba que un buen orgasmo era la base del bienestar psíquico y físico. El papel del gobierno debería ser asegurar un buen orgasmo lo que significa educación sexual, anticoncepción y aborto. Para Bertha Hunt, el feminismo implicaba una reingeniería sistemática de la moral de las mujeres, como forma de sacarlas del hogar e incorporarlas a la fuerza laboral. La anticoncepción, fue una forma de guerra étnica y clasista desde sus inicios. Eleanor Dwight Jones, directora de la liga estadounidense de control de la natalidad, opinaba que las clases altas se acostumbraron al uso de anticonceptivos. Pero, los otros grupos no los usaban, lo que era una pérdida gradual de predominio político y económica de ellas. Por lo que había que obligar su uso, a las clases bajas y a los afroamericanos.

Aldous Huxley, atacó al conductismo de Watson, al que consideraba que era la base del régimen totalitario “blando” del futuro. Mientras que los Rockefeller, financiaron a Alfred Kinsey, para utilizar el sexo como forma de control. La manipulación sexual es condición sine qua non, en el control social que la guerra psicológica había desarrollado en la segunda guerra mundial. William Lockhart, director de la Comisión Presidencial sobre Pornografía, concluía que ésta no influye en la conducta. Daniel Patrick Moyniham, en su informe, apoya a la familia, lo que significó un freno a la revolución sexual. Pero, pretendió un programa que exigía fortalecer la vida familiar, prescribiendo anticonceptivos como cura para el bienestar.

Los grupos de encuentros fueron creación de la campaña de guerra psicológica de la Agencia Central de Inteligencia. Ahí, la gente podría ser programada a responder de manera predecible a los estímulos. Los anglosajones blancos y protestantes, escogieron la anticoncepción y la guerra psicológica, como formas de derrotar a los católicos y mantener su hegemonía en la cultura estadounidense.  Y para someter a control segmentos de la vida estadounidense y el mundo, utilizan el control demográfico, la pornografía, los grupos de encuentro y la guerra psicológica.

*Psicólogo salvadoreño

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