La mujer rural tiene mucho que lograr

La mujer rural en El Salvador tiene poco que celebrar y mucho que lograr cuando se celebra el Día Internacional de las féminas del campo.

Las mujeres rurales sufren en carne propia los efectos de la crisis alimentaria, “ya que son las que velan principalmente por la salud y el bienestar de sus familias”, plantea la Mesa por la Soberanía Alimentaria en ocasión de la fecha.

En esta jornada proclamada por las Naciones Unidas, los datos alarman.

Las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola.

Labran la tierra y plantan las semillas que alimentan naciones enteras, indica la organización internacional.

Datos citados por grupos defensores de los derechos de ese segmento poblacional salvadoreño indican que el ingreso promedio mensual para la población femenina rural en el sector de agricultura, ganadería y caza es apenas de 152.56 dólares, aproximadamente la mitad del salario mínimo urbano.

En El Salvador, solo el 10.3 por ciento de los propietarios agropecuarios de tierra son mujeres, aunque son muchas las que trabajan en una tierra que es prestada o alquilada.

Las campesinas sufren en carne propia los efectos de la crisis alimentaria, “ya que son las que velan principalmente por la salud y el bienestar de sus familias”, plantea la Mesa por la Soberanía Alimentaria.

En El Salvador las mujeres productoras están en mayor precariedad, agrega la organización.

Adalberto Blanco, de la Mesa por la Soberanía Alimentaria, aseguró que en el país hay un problema de acceso de tierras, que afecta prinpalmente a las mujeres.

Se ve una disparidad sumamente grande, dijo. En Nicaragua, la tenencia de la tierra en sus manos es arriba del 30 por ciento, en El Salvador es menos de la mitad, declaró a radio Ysuca.

El incremento de la migración en las zonas rurales también las afecta, pues son las que tienen que asumir más responsabilidades en un contexto de inflación, fenómenos climáticos, desabastecimiento en el sistema de salud, entre muchos otros, apuntó el activista en ocasión de la celebración.

Por otra parte, organizaciones defensoras de sus derechos señalan que mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que sus similares urbanas.

La organización ONU Mujeres precisó que las campesinas sufren de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza y pese a ser tan productivas y buenas gestoras como sus homólogos masculinos, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas, mercados o cadenas de productos cultivados de alto valor. (PL)

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