Vencer en la guerra cognitiva

El profesor y pensador vasco de orientación marxista, Iñaki Gil de San Vicente, escribe “Vencer en la Guerra Cognitiva”, a partir de la conferencia que brinda en la Universidad Internacional de las Comunicaciones, el martes siete de marzo de dos mil veintitrés, en la ciudad de Caracas, Venezuela.

Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

De San Vicente sostiene, que la guerra cognitiva es un experimento desplegado y comandado por el imperialismo capitalista y psicópata. Ha sido geopolíticamente concebido, para afectar nuestras capacidades cognitivas. Busca degradar nuestras capacidades afectivas; nuestras praxis éticas, sociales y político comunales. Asimismo, afectar nuestra voluntad e imponer una dictadura en nuestra subjetividad liquida, la cual se exprese en personalidades parasitarias, oportunistas, narcisistas, maquiavélicas y psicopáticas.

El autor informa que desde el siglo diecisiete, la obediencia ciega e irreflexiva, coloca las bases de la industria de la matanza humana. Que se acelera en la segunda mitad del siglo diecinueve y se define en la primera guerra mundial. Esta industria concierta la colaboración de la ciencia, la técnica, la plusvalía y la guerra, unida a la disciplinarización cuasi militar del trabajo explotado. Los avances en las ciencias, en las telecomunicaciones y en la tecnologías hacen que la esfera cultural y de la mente, el campo de batalla definitivo.

La Guerra Cognitiva, fue diseñada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el dos mil veinte. Es una nueva táctica de control y teledirección psicopolítica de masas, armada con las ciencias del cerebro y dirigida a piratear al individuo, explotando las vulnerabilidades del cerebro como las filias y fobias. Se trata de implantar una ingeniería social más sofisticada en base a la debilidad de nuestro cerebro, como la imposibilidad de verificar la validez de los mensajes en una sobre carga de información, la tendencia a creer afirmaciones o mensajes como verdaderos y aceptar informaciones como auténticas por algunas averiguaciones, sin tener en cuenta su verdad.

De San Vicente asegura que la guerra cognitiva consiste, en desarticular el raciocinio cartesiano por uno que parece lógico, pero, es una representación manipulada de la realidad. Se plantea una idea matriz en el colectivo, esta pasa a ser la premisa desde donde se juzga todo lo que ocurre. Las personas comienzan a aceptar informaciones dirigidas y arbitrarias de múltiples fuentes y elaboran conclusiones que, en su mente, aparecen como reflexiones propias. El filósofo mexicano Fernando Buen Abad, expone los efectos destructivos que causa la manipulación cognitiva: las víctimas son incapaces de razonar con evidencias, son incapaces de pensar de manera compleja y sus razonamientos son refritos del vocabulario filantrópico más banal. El punto crítico de la guerra cognitiva es, la mercantilización de la política.

La corrupción, el soborno y la traición colaboracionista por dinero o prebenda esta omnipresente. En la lucha contra el comercio de conciencias, es central la sabiduría sociopolítica y la ética comunicacional, esta última, es una vacuna contra la manipulación reaccionaria inserta en las redes sociales. Éstas, son prácticas antiéticas que no sobreviven sin el chisme, no dan lugar a la verificación de la información, reclaman adhesión inmediata y con la repetición o viralización, incluyen a millones en esa falsedad. Las redes sociales reaccionarias, son parte de la guerra cognitiva.

El Estado juega un papel clave en crear condiciones necesarias, para el triunfo de la guerra cognitiva. El Estado exige obediencia y abnegación, se oculta la verdad, se censura la intercomunicación y la libre expresión de opiniones y los individuos son sometidos intelectualmente. La indefensión del ánimo creada por el Estado, incapacita a los ciudadanos a reacciones frente a situaciones desfavorables. La extrema debilidad de personas obedientes ante la manipulación estatal, les impide desarrollar una crítica. Por eso, manipular la ambivalencia de los sentimientos, es prioridad en las clase explotadas. Esto, para introyectar en las masas que lo bueno es la obediencia y la sumisión y lo malo, la liberación y la sublevación. La autonomía individual, es decir, la independencia personal antagónica, es precondición para vencer la guerra cognitiva.

Las técnicas de manipulación y represión, se crearon en milenios en los que el poder de una minoría domestico animales no humanos y humanos, explotó a la mujer, oprimió o exterminó a pueblos e impuso la propiedad privada. El cristianismo hacía creer al esclavo que, si acepta su dolor, sería recompensado tras la muerte. La guerra cognitiva se basa en la misma promesa, salir de un mundo pobre, oscuro y helado, creando con todas las tecnologías actuales, una realidad que no existe, excepto, en la irrealidad introyectada en la mente atemorizada y necesitada de la figura del amo. La Compañía de Jesús, proporcionó un estilo de obediencia que, suprime la conciencia personal y depende del ciego cumplimiento de las órdenes del superior. La unidad del Estado-Capital, tiene un contenido de guerra y una disciplina militar innegable. Ese contenido, fue adelantado por la Compañía de Jesús.

La guerra cognitiva, pretende alinear al proletariado antes que se ponga de pie. Esto exige una castración mental y cognitiva previa, que desmoralice y corrompa a sus sectores menos concienciados. La guerra cognitiva no es invencible, encuentra muchas resistencias en los pueblos trabajadores y en los Estados a los que ataca. La principal causa de derrota de la guerra cognitiva es la propia naturaleza social, colectiva, solidaria y comunal de la especie humana. Además, es prioritario plantear la necesidad de la toma del poder y la creación de un Estado Obrero. La dinámica de liberación puede sostenerse, si se acaba con la propiedad privada de la industria de alienación de las redes reaccionarias.

La guerra cognitiva tiene un arma secreta que le ayuda a triunfar, el mundo ideal e ilusorio creado por el fetichismo de la mercancía. La tecnologías actuales conocen casi todas nuestras miserias, a partir de datos masivos analizados y, elaboran programas de manipulación para cada segmento de consumo. La redes sociales reaccionarias, las nuevas tecnologías de la manipulación inconsciente, los esfuerzos por controlar la vida cerebral, afectiva e intelectiva y la privatización de la vida, se sostienen en la adoración irracional al fetichismo de la mercancía. La derrota cognitiva será irreversible, cuando el trabajo abstracto y el valor, así como la propiedad de las fuerzas productivas y reproductivas, hayan sido arrojadas al basurero de la historia.

*Psicólogo salvadoreño

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