Vamos directamente a una mayor crisis generalizada y entonces, ¿cuál es la opción?

Al parecer vamos aceleradamente llegando a una crisis generalizada en el país, en tanto nos acercamos a un estira y encoge por el evento electoral 2024, que no vislumbra previamente (2023) nada bueno ni aceptable para alcanzar un plano de mejoría sustancial para los diferentes sectores sociales y laborales.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Esta vez el proceso electoral estará más amañado que nunca, y difícilmente cambiaría la tónica que hemos venido experimentando.

Un panorama es que no augura buenos tiempos en un futuro cercano, se vislumbran mayores dificultades para las personas trabajadoras, sin embargo es momento de entender un poco más cómo esa realidad debemos enfrentarla, ya que no se puede evadir ni escapar en apoyo a una oferta continuada de gestión presidencial de poco provecho para las mayorías actualmente desprotegidas por políticas públicas de improductivo beneficio, una situación inflacionaria casi indetenible que encarece la vida y deteriora el poco poder adquisitivo que aun disponen, que hunde y genera empobrecimientos que hacen difícil alcanzar niveles mínimos de subsistencia.

Es un año electoral que ofrece poco en materia de mejoramientos estructurales a la economía y en lo social de la gente, el empleo sigue reduciéndose para los sectores empresariales a quienes no les interesa invertir en procesos productivos que desarrollen el conocimiento y el entendimiento de la gente, es una lógica económica por hacer prevalecer los intereses lucrativos de reducidos grupos dominantes en la sociedad salvadoreña en detrimento de una mayoría que no logra integrarse con poder social para su desarrollo educativo, vivienda, salud, trabajo y cultura que fundamente una existencia digna para las actuales y nuevas generaciones.

La crisis generalizada que nos impacta, seguirá afectándonos negativamente en procesos políticos que desvaloran los derechos sociales, económicos, culturales y medio ambientales; y los actuales gestores que dirigen la política, la economía y aquellos factores sustanciales que deberían garantizar a cada familia un bienestar común, no son una alternativa para alcanzarlo, aunque el velo y la estrategia comunicacional está cada vez más desarrollada.

Esta situación en la que estamos mantiene connotaciones políticas que son en mucho la causa de lo que hoy vivimos, las personas trabajadoras siguen soportando presiones económicas, abusos y arbitrariedades empresariales, imposiciones de funcionarios que tienen a su cargo impulsar políticas públicas y servicios a la ciudadanía que den oportunidad a mejorar la calidad de sus vidas y no lo hacen; no se vislumbran nuevas ideas, planes, programas y proyectos que eso vaya a cambiar, entonces, ¿qué deberíamos hacer?

Es básico que la organización social por objetivos comunes es importante construirla y debe ser un inicio, luego trabajar en la conciliación de las posibles diferencias en los diferentes grupos sociales que la podrían conformar, debiendo ser en mucho un proceso de fuerza moral y ética. Construir liderazgos con asiento en la credibilidad, transparencia, buena fe y sobre la base de obras, hechos y no argumentaciones que se las podría llevar el viento fácilmente. Los procesos sindicales se ven estancados, disminuidos y bajo el velo de la subsistencia diaria.

Estamos ante mucha incertidumbre, algunas cuestiones tal vez se corrijan en el camino, pero el tiempo nos come en tanto los frenos de mano de grupos de interés no se quitan, hay muchos que se oponen a la verdad y trasgreden las posibles oportunidades que buscamos con ahínco para mejorar la sociedad, la fuerza laboral independiente de presiones de grupos empresariales y de gobiernos como grupos de funcionarios ligados al corporativismo que disponen de un uso patrimonialista del Estado; abusando de los fondos públicos para su clan.

No vemos procesos que liberen de impuestos en la renta a las personas trabajadoras que no tienen más que un salario que no cubre las necesidades para una subsistencia digna, se tasan los ingresos mínimos que reciben para el caso, indemnización mayor a 30 días de salario; a veces el aguinaldo después de cierta cantidad, las tablas de la renta deben modificarse y regularse en base a salarios e ingresos menores a un mil dólares, deben reformarse los impuestos regresivos por aquellos progresivos que tasen las ganancias excesivas de los grupos corporativos, no aquellos eventuales mayores ingresos resultado de un mayor trabajo—horas extras, bonos u otro tipo de prestaciones que aumenta los ingresos y salarios promedio a mayores al mínimo.

En tiempos donde los precios aumentan descaradamente en beneficio del grupo corporativo que tiene el sartén y el mango también y, de grupos políticos que abusan de las necesidades de la gente, la clase trabajadora debe luchar más por cambiar esa desventaja, debe organizarse en sindicato, en cada centro de trabajo, industria, servicios, comercio, agro—para construir mayores y mejores relaciones productivas de beneficio para los grupos laborales y su familia, que tenga como consecuencia un desarrollo sostenible y sustentable para el país.

*Sindicalista salvadoreño

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