La otra guerra

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Estado de excepción en contra del comercio informal

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

La guerra no es solo contra las pandillas, que de hecho era una deuda del Estado con la población. Pero hay una serie de guerras que son enmascaradas con la guerra contra las pandillas. Y una de ellas es, precisamente, contra el comercio informal, ambulante y estacionario. Y obviamente, era algo que ya esperaban muchas asociaciones de vendedores.

El sector dominante de la economía en el país es el sector terciario -Comercio y servicios-; qué, dicho sea de paso, es el sector que más se beneficia de las remesas de los compatriotas que se han visto obligados a emigrar.

El sector dominante de la economía sufría una pugna entre, los tenderos de nuevo tipo de la antigua oligarquía, y el sector comercial que, aunque con dinero suficiente, nunca era tomado en cuenta en las cuestiones del poder.

En el marco de esa lucha interna del sector dominante, se dieron el lujo de poner a los 3 candidatos que mayores posibilidades tenían para ganar. El sector tradicional se decantó por Callejas y dejaron fuera a Simán. Lo cual les generó desgaste. Y el otro caballo que representa al sector dominante de la economía, don Nayib Bukele. El resultado ya lo sabemos, ganó Bukele por amplio margen. Pero no solo ganó la elección nacional, sino que, también, ganó la correlación al interior de su sector y se erigió como su máximo representante. Tan es así, que uno de los grandes beneficiarios del gobierno de Bukele, es Callejas, el candidato “perdedor”. Es decir, un comerciante más. Y el subsector de Simán, se ha visto reducido en su campo de influencia.

La guerra contra el comercio popular.

El comercio informal en todas sus modalidades, muestra varias cosas: una raíz cultural que hay que conocer mejor y por otro, expresa la voluntad de sobrevivencia de amplios sectores populares, que son marginados por este sistema económico, que el gobierno actual está fortaleciendo.

El desempleo, el subempleo y la “rebusca” como la gente le llama, expresan la lucha por salir de la pobreza y no morir de hambre. Ciertamente el Centro Histórico está bonito, lo están maquillando bien. Pero ese maquillaje no podrá cubrir eternamente las enormes heridas por la injusticia social, que tiene nuestra gente en sus rostros.

Hablar con los comerciantes que han sido desalojados “voluntariamente” del centro histórico de la capital, y, por cierto, también de otros municipios, nos muestra la desesperación de quienes no tienen por ahora, otra alternativa. Con el paraguas del Estado de Excepción como arma de coerción, en todos los “diálogos” la gente dirá sí, al gobierno de turno.

En la lucha de los trabajadores y trabajadoras del comercio informal, siempre han planteado la necesidad de formalizarse y de entrar al seguro social. Es decir, la gente siempre ha estado dispuesta a pagar impuestos. Pero arena, el frente y ahora con mayor razón Nuevas Ideas, jamás han optado por apoyar también al comercio popular.

Un ejemplo, usted compra una blusa con los comerciantes de Soyapango, que se encuentra en el entorno de los centros comerciales; usted verá que su precio es de $ 12.00 Pero esa misma blusa, de la misma marca, de la misma empresa, usted la compra en el gran comercio y fácilmente su precio es de $ 40.00 dólares. Y por cierto los comerciantes informales tienen facturas originales de compra, es decir, pagan IVA como usted y como yo.

Con la persecución de los trabajadores del comercio organizados y de sus dirigentes, el desplazamiento que no es otra cosa que apartarlos de la competencia de los grandes comerciantes; desdice el carácter capitalista y no digamos democrático del régimen. No hay espacio a la competencia, no hay espacio al libre mercado; hay eso sí, el esfuerzo por favorecer a los grandes en contra de los micros, pequeños y medianos comerciantes.

Sin desarrollo no hay paz; y la verdadera paz, sólo surge de una convivencia armónica y beneficiosa para todos y todas. Toca a los y las expertas, ayudarnos a esclarecer varias cosas: ¿Ese modelo de mercado heredado de España y Europa, es funcional para nosotros? ¿Qué nos dicen los pueblos con sus días de plaza? ¿Qué nos enseñan los mercados móviles a lo largo de Latinoamérica?

Hay muchas guerras más, escondidas al interior de esta nube espesa o si prefiere de este gran reflector que obnubila a buena parte de la nación, y de las cuales iremos hablando.

*Docente e investigador social.

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