¿Y entonces, cómo marcha la reforma previsional?

Los cantos de sirena, de grillos, las posturas inamovibles por intereses creados y los comentarios desatinados de muchos involucrados en el tema, son como dice el Dr. Picardo el freno de mano, para que no se pueda arrancar y no metamos la primera para avanzar, y vayamos a un ritmo demasiado lento que jamás llegaremos a algo concreto en la materia previsional.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

Muchos técnicos, profesionales e investigadores que se han metido de cabeza han establecido hasta la saciedad las variables que se conjugan en el sistema previsional: a) la administración, que todos sabemos puede ser pública o privada—los ejemplos están a la orden del día, la administración privada cobra por recaudar el dinero de las cotizaciones, cobro que ha ido rebajándose por presiones de los sindicatos, fijándose por hoy en 1.9% del 15% que se descuenta de los salarios cotizables. Ese cobro es por la custodia y por el uso de los fondos previsionales discrecionalmente y por ley: fondo de obligaciones previsionales (2006 a la fecha), obliga a prestar bajo una tasa de interés no muy atractiva al gobierno para que pueda pagar las pensiones que la privatización dejó como carga previsional.

b) Los beneficios, esta variable es la que más atrae en tanto toda la población cotizante y pensionada quiere montos de pensión altos, se habla de hasta un 80% de tasa de reemplazo, Esta variable está claramente vinculada a otros aspectos como la rentabilidad del fondo de pensiones, el cual se esperaría que creciera vertiginosamente y se depositara con creces en la cuenta individual. Esto no es así y la rentabilidad es un problema a resolver, a pesar que la reforma del 2017, creó el comité actuarial y el comité financiero, que se encargarían del control de la rentabilidad de las inversiones y del estado actuarial (sostenibilidad del sistema previsional).

c) Lo financiero, todos los que tenemos capacidad de cotizar y estamos dentro de un empleo formal en el sector público o privado, queremos que nadie de los administradores haga malas inversiones, preste el dinero a la actividad de negocio ilícita, que haga crecer las inversiones con una tasa de rentabilidad alta y con riesgos mínimos, no haya corrupción, ni abuso y arbitrariedades hacia la población afiliada y cotizante.

Tampoco se modifiquen las variables paramétricas de la edad ahora en 55 las mujeres y 60 años los hombres, tiempo de servicio, ahora en 25 años y cotización al sistema, ahora en 15%. El problema acá es la baja cobertura que se tiene. En la administración pública la cobertura era del 100% todos los empleados públicos; sin embargo, en el sector privado una gran proporción de la población ocupada y edad de trabajar se queda fuera del sistema; y hasta ahora la administración de la afp no ha logrado aumentarla.

La discusión y debate si es que lo hay, apunta a que hay desacreditaciones de los testaferros, incondicionales y profesionales al servicio del capital al sistema público, que hoy se agrega la desconfianza por la actuación del Presidente Bukele que no da lugar a una toma de decisiones participativa y transparente a todo nivel. En consecuencia, se trata de una discusión con un ingrediente político muy fuerte, y lo que no ayuda es el grado de profesionalización en materia de entendimiento del tema del profesional del periodismo y comunicacional, que no logra captar el tema y no se incorpora al debate sino se convierte en freno de mano.

No puede ser un debate sólo técnico en tanto eso está superado—la privatización de los fondos previsionales, en 1996, fue un diseño equivocado que favoreció a los que iban a encargarse del negocio, en tanto pasábamos de un sistema previsional de administración pública débil y sesgado al cumplimiento de otros fines, por uno privado que convirtió lo previsional en mercancía. Y de manera fraudulenta y engañosa se apoderó de los fondos de pensión, ofreciendo mejores pensiones y garantías de que el ahorro individual, era mejor que hacerlo colectivamente—lo cual no se ha demostrado.

No se puede decir que una reforma previsional será buena, sino corrige el pecado original, creer que lo privado por el hecho de serlo, siempre es mejor que lo público; así también un modelo económico que sustentaba privatizar todo lo público que era rentable, lo que convertía los derechos a la protección social en una mercancía. Quien está en mejores condiciones de empleo, salariales y prestacional; con estabilidad laboral, tendrá una mejor oportunidad de pensionarse, pero aún así no le garantiza un monto de pensión en una tasa de reemplazo satisfactoria; en tanto que el sistema de pensiones no es el problema, sino el régimen económico en el que subsistimos.

*Sindicalista salvadoreño

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