De Naasón a Obrador: casos de la ceguera ideológica

La religión y la política son dos campos fértiles para aquellos que buscan la redención y la esperanza, mirando a sus caudillos o líderes como aquellos seres que otorgarán la salvación ya sea en lo espiritual como en lo terrenal.

Por: Fernando Ortiz C.

Naasón Joaquín García, líder de la Iglesia la Luz del mundo logró generar una imagen dentro de sus seguidores como el Apóstol de Jesucristo, un hombre que se ha convertido en uno de los ministros de culto más poderosos de México, ha logrado que sus fieles lo sigan y lo defiendan más allá de los delitos por los que ha sido procesado, lo cuál inmediatamente lleva a preguntarnos ¿Por qué a pesar de esto sus seguidores lo defienden?

A Octavio Paz se le atribuye una máxima que dice: “la ceguera biológica impide ver, la ceguera ideológica impide pensar”. Esta ceguera ideológica es la manifestación de la necesidad de algunas personas a aferrarse de manera miope y sin cuestionamiento alguno, a ciertas creencias o modos de percibir la realidad que empoderan a ciertos personajes, y que además de ello no cuestionan los modos ni las formas en las que se articulan sus pensamientos con sus acciones.

Este fenómeno es notorio no solo en la religión sino en la política, donde ante la evidencia del fracaso se toma la postura de defender lo indefendible, donde se termina por establecer un modo de acción donde la fórmula para seguir dentro de esa miopía y lobotomía de seguir al líder y no cuestionarlo deriva en generar un conjunto de mentiras y tomarlas como verdaderas.

Ya sea un país en crisis o una iglesia investigada por lavado de dinero; violencia que se acrecienta día con día o limosnas que terminan en transferencias a paraísos fiscales no son suficientes para que el rebaño deje el redil y cuestione lo que acontece frente a sus ojos.

La imagen del Apóstol de Jesucristo o El Mesías Tropical se mezclan de tal manera que ya no se sabe quien tiene el poder político y quien figura como un líder religioso.

El concepto de abrazos no balazos parece producto de un poder místico que hará detener la maldad de una nación donde corre la sangre. En el otro extremo aquel a quien Dios le habló abusa de su poder para cometer delitos que ahora lo tienen tras las rejas. ¿Quién es el político y quién el religioso?

La ceguera ideológica se manifiesta en los gritos de los fieles: «Tengo una enseñanza en Dios y un ejemplo en el apóstol Naasón», poético verso que podría competir con aquel que expresa “Es un honor estar con Obrador”.

Los dogmatismos ideológicos dan esperanza y certidumbre a la muchedumbre por ello no existe el mínimo cuestionamiento de lo que sus líderes hacen o dicen. La autocrítica es impensable ni por parte del líder ni por parte de los seguidores que los engrandecen, y la respuesta de defensa ante los ataques es aparentar ser la víctima: la prensa, la corte judicial, los neoliberales, pensamientos de Satanás, y cualquier otro concepto siempre será el culpable al cual señalar, y así perpetuar la ceguera ideológica.

*Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) – México

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