Investigadores argentinos analizan posibles contaminantes orgánicos con un elevado potencial tóxico y cancerígeno en diversos alimentos que se consumen de forma masiva en Sudamérica como el mate, el té y la miel.
La Universidad Nacional de San Luis de Argentina desarrolla metodologías analíticas que permitan detectar posibles contaminantes emergentes que perjudiquen la salud de sus consumidores.
Los alimentos pueden contraer contaminantes a través de dos vías: en forma natural, ya sea, por ejemplo, incendios forestales o la contaminación de la atmósfera, o mediante una vía antropogénica (que se deriva de la actividad humana), que incluye las consecuencias de la actividad industrial o el transporte.
Los efectos de estos contaminantes no han pasado inadvertidos en la comunidad científica, según confirma un artículo del portal Argentina Investiga. Sin embargo, estos estudios todavía son bastante recientes por lo que es necesario emplear metodologías avanzadas para analizar las muestras de los alimentos con efectividad.
María Evangelina Guiñez, investigadora a cargo del equipo de estudio, advirtió que estos contaminantes no son exclusivos de los alimentos, sino que están presentes «en todos lados» y que «generalmente se trata de compuestos cancerígenos«.
Guiñez sostuvo que se busca separar estos compuestos lo mejor posible para un adecuado análisis. Para ello es imprescindible un equipamiento especial del Laboratorio de Espectrometría de Masas que trabaja junto a la universidad.
Hierbas aromáticas como boldo, burrito o peperina, de muestras locales o comerciales, también son parte del estudio que busca descubrir cuales son las más expuestas a contaminación.
Asimismo, la investigación aspira a que en una fase más avanzada pueda alcanzarse un control sanitario de los alimentos mediante el uso de metodologías eficientes y amigables con el medioambiente.
De acuerdo a la especialista, Argentina es el principal productor de yerba mate y se encuentra dentro de los diez principales productores de té por lo que sería necesaria una regulación que asegure que los productos son libres de compuestos tóxicos.
Fuente: Sputnik
