Bukele, el “guerrero del diablo”

El nivel de crueldad no puede ser comparado. Pero el lujo de odio talvez. Si no fuera por la falta de infraestructura, yo creo que el Presidente Nayib Bukele de El Salvador ya hubiese ordenado las “Maras” a los crematorios. Si creéis que esto es una exageración, las diferencias de instinto entre este tirano y aquel es sólo una cuestión de grados.

Por: Wilfredo Gutiérrez*

Decir que Bukele es un “héroe” no es más que un chiste de mal gusto del fanatismo ciego nacional e internacional que quiere vendernos “gato por liebre” – un dictador por un “héroe”. El colmo del fanatismo es que los admiradores de Bukele lo ven como “un guerrero de Dios”, como “un instrumento de Dios,” y hasta ven en su rostro “una mirada religiosa”. Bukele mismo se adjudica “divinidad” al decir: “Es que cuando Dios decide algo, ni uno puede contra él.” ¡Caray! Sólo le faltó decir, “Yo no tengo culpa de ser el ‘elegido’ de Dios.”

Un hombre que se vanagloria públicamente mostrando sus prisioneros al mundo en condiciones deplorables, en videos de youtube, sin camisas, casi desnudos, esposados de sus manos, hambrientos, hacinados, acuclillados en las cárceles, y maltratados físicamente por los gendarmes, sólo puede ser “un instrumento del diablo.” Para un tirano de tal calibre, la “solución final” no sería algo remoto. El conocido y admirado escritor Fyodor Dostoyevsky dijo, “Una sociedad no puede ser juzgada por la forma en que trata a sus ciudadanos honorables, sino por la forma en que trata a sus criminales”.

La ironía es que los escrúpulos del mandatario y los prisioneros al parecer estuvieron al mismo nivel alguna vez. Según algunas fuentes, Bukele “negoció” secretamente con los pandilleros, pero como la “negociación falló”, él se vengó implementando el “Estado de Represión”, digo, el “Estado de Excepción.” Yo me pregunto ¿Qué podría haber pasado si aquella “negociación” hubiese sido un éxito? Quizás hoy no habría barbarie en El Salvador. Quizás hoy no habría nada inquietante a la consciencia del dictador.

En febrero 2019, cuando Bukele proclamó su triunfo de Presidente de El Salvador, él dijo “El futuro que vamos a construir hoy no depende de derechas ni de izquierdas.” ¿De qué depende entonces? ¿Acaso la superación o la reconciliación de las polaridades políticas del país depende de autoritarismo fascista? Toda sociedad tiene su carácter dinámico en las contradicciones internas de las fuerzas sociales opuestas, no en la destrucción del polo opuesto.

Este hombre que la gente lo proclama como un “guerrero de dios” no es más que un “guerrero del diablo”, o un “santo corrupto” como dijo alguien por allí. Un verdadero orden político no puede pisotear los fundamentos morales de la convivencia humana, la libertad y el bien común del pueblo. Y cuando digo “pueblo”, eso incluye todas las izquierdas, todas las derechas, todas las familias de los pandilleros, toda la gente “buena”, y toda la gente “mala” de El Salvador.

¿Cómo puede alguna gente llamar “instrumento de Dios” a este hombre? Hasta donde yo sé, “Dios es amor.” Castigar la violencia con más violencia es simplemente dominación bruta. Yo sé que este “instrumento de Dios» puede amar a sus seres queridos y a sus amigos con “un amor humano,” pero los pandilleros, sus “enemigos,” como lo diría Leo Tolstoy, sólo pueden ser amados “con un amor divino,” pero este hombre no tiene una molécula de eso.

Si Bukele quiere en verdad ser un “guerrero de Dios,” y quiere también ser mejor que “las derechas y las izquierdas,” lo único que le queda para remediar la barbarie es tratar humanamente a los prisioneros. Debería al menos implementar programas de rehabilitación social para que estos hombres y mujeres que han vivido una larga historia de pobreza y miseria en El Salvador, tengan algún día la esperanza de ser ciudadanos productivos de su sociedad. Como dijo uno de los hijos más dignos de vuestro país, “La poesía, como el pan, es para todos.”

*Sociólogo

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