Silencio presidencial

Las circunstancias especiales y extremas de regular, provocan en los seres humanos un ansia de participación, de querer estar en escena, por lo que observar a algunos que por prudencia guarden silencio es en principio loable.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Las circunstancias especiales son lo que ahora mismo aflige a la región del este europeo, escenario de un operativo militar a gran escala que prácticamente ha acabado con la sumisión ya virtual del ejército ucraniano a su par ruso, que lo ha arrollado.

Tales acciones por supuesto han derivado en una crisis de muchos rostros que ya aflige no solo a aquel territorio, sino además, de una u otra forma al resto del globo.
Es decir, no solamente son las pérdidas militares cifradas en personal militar dado de baja o equipamiento destruido, a lo que debemos sumar lamentablemente los daños sufridos por la población y la propiedad privada, así como los daños colaterales que las naciones partícipes sufren o los que se deriven a terceros.

Y aquí el quid del problema.
La globalización es un fenómeno que no se reduce a los arreglos comerciales que permiten el libre tránsito de las mercancías de modo más fluido que el de las personas, siendo sus implicaciones más complejas por los efectos que de ello derivan en las relaciones bilaterales además de comerciales.

Así, por ejemplo, los pasados cuatro aumentos que acá, la gasolina ha sufrido en el último mes, con el consecuente efecto cascada que supone en la canasta básica, extendida y los servicios, no estaban contemplados en el presupuesto ordinario, por lo que simplemente no estamos como nación preparada para esto.

Ello derivó en un aumento desmesurado de los costes de los diferentes productos de consumo que la familia salvadoreña, latina y en general, de la población del globo, ahora mismo enfrenta, dislocando sus economías y alterando sensiblemente cualquier plan trazado a la fecha.

Nuestro país, dependiente como es como consecuencia del desastre que nos supuso el neoliberalismo, ya padece los efectos de las equivocaciones cometidas en materia económica por las anteriores administraciones, agravadas en la presente, y sin visos de corrección, que además ve en la caída del mercado de criptomonedas, otro fracaso que se suma a la ya larga sucesión de fracasos de la derecha, que solo empobrecieron al país, agudizando la conflictividad social.

En tal escenario, el silencio presidencial se corresponde con el hecho de haberse equivocado al no definir un rumbo, prefiriendo mejor implementar la política de la improvisación a cada paso, mientras además se peleó con todos, quemando sus naves y quedándose solo, por lo que sumarse a la condena generalizada en contra de Rusia solo equivaldrá a aislarse más, mientras hacer lo contrario, abandonar la senda seguida hasta ahora, y sumarse a un proyecto verdaderamente revolucionario: la transformación del modelo, transcurriendo del mundo unipolar al multipolar, un gesto verdaderamente reformador.

Grave perspectiva.
Entonces, el camino que se seguirá a partir de tal decisión será en principio, de ser la decisión correcta, un comenzar de nuevo.

*Educador salvadoreño

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