Chaplin, o el verdadero Charles

 

Aunque Charles Chaplin se encargó de escribir una excelente biografía con el ánimo de facilitarles el trabajo a los historiadores, ha prevalecido la opinión de que aspectos importantes –como su relación con las mujeres– quedaron fuera del tintero.

Durante años, Chaplin fue la máxima representación del cine. Su fusión de comedia y crítica social al capitalismo lo convirtieron en fundador de un ideario, seguido luego por no pocos directores y actores, y en tiro al blanco de quienes, hasta el último día, vieron en él una amenaza al sistema.

Mucho se ha escrito y filmado en torno a Chaplin y a ciertas zonas veladas de su vida, pero siempre quedó la interrogante de si era todo lo que quedaba por contar o investigar. En tal sentido, vio la luz pública ¡lo último! relacionado con esta gran figura, el documental El verdadero Chaplin, de los directores Peter Middleton y James Spinney, un enjundioso estudio que, como nunca antes, contó con las puertas abiertas de los archivos del artista.

Resaltan en el filme películas de la época (algunas muy íntimas) dadas a conocer  por primera vez, grabaciones inéditas con Chaplin hablando de lo humano y lo divino, y en especial de su forma de concebir el arte, testimonios de quienes lo conocieron y no tienen reparos en detenerse ante temas «delicados», un recorrido por los barrios pobres del Londres victoriano, donde el niño, con padre alcohólico  en fuga y madre entrando y saliendo al manicomio, debió sacarle los primeros brillos a su talento para sobrevivir; Hollywood y el triunfo apoteósico, los escándalos falderos, el proceso impulsado por el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, que lo acusó de comunista, el exilio y los días finales del artista.

Conmueven escenas de El verdadero Chaplin, como cuando el artista habla de la primera vez que se disfrazó de vagabundo. «En el momento en que me puse esa ropa… –dice y suspira– me sentí tan libre».

En un testimonio recogido en 1983, Effiee Wisdom, entonces con 92 años de edad y compañera de juegos de Chaplin, se refiere a los días en que él era víctima de una desoladora pobreza: «Oh, era un niño encantador, pero muy temperamental. Muy, muy temperamental».

Sabido es que Chaplin sentía predilección por mujeres mucho más jóvenes y de ello también trata el filme, que le pasa revista a cada una de sus esposas, sin dejar fuera las salidas del plato fuera del matrimonio que ganaron titulares.

Según los productores del documental, saber quién fue realmente Chaplin, buscar al hombre detrás del genio, constituyó la máxima aspiración. Un excelente acercamiento sin duda el de este filme, pero que no borra la sensación de estar escuchando a un picaresco Chaplin, allá en los finales, que aplaude y sugiere entre cortinajes: ¡Bravo, pero sigan insistiendo!

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