Contra las hordas asesinas y ladronas de la religión trumpeana (primera parte)

Dr. Martín Lutero escribió el texto Contra las hordas asesinas y ladronas del campesinado para pedir un castigo sangriento dirigido a los campesinos alzados contra el vasallaje alemán.

[Sr. Trump,] Soy el Secretario Permanente de la Iglesia Presbiteriana (EEUUA), la denominación a la que pertenece la congregación en Queens, Nueva York, donde usted fue bautizado. […] Como Presbiteriano yo reconozco mis antepasados ​​inmigrantes y mis nuevos hermanos y hermanas inmigrantes. También respeto el que llegamos sin ser invitados a una tierra ya ocupada por personas. Esto crea un sentido de humildad sobre mi ciudadanía que define mi punto de vista en cuanto a las personas que buscan un lugar aquí. Espero que esto le resulte útil. Especialmente espero que les sirva de información para sus políticas futuras.(1)

Por: Dan González-Ortega*

En 1525 el Dr. Martín Lutero escribió el texto Contra las hordas asesinas y ladronas del campesinado para pedir un castigo sangriento dirigido a los campesinos alzados contra el vasallaje alemán. En ese vergonzoso episodio del incipiente protestantismo: 150,000 labradores pasaron por la espada con la venia del padre de la reforma protestante del siglo 16. La causa de aquellos campesinos alemanes era justa a todas luces pues buscaba abatir la pobreza, el hambre y la marginación. Estos labradores revoltosos legitimaban su insurrección, en razón de los primeros escritos teológicos del Dr. Lutero así como en la perspectiva apocalíptica de pensadores radicales de la reforma como Thomas Müntzer, en los cuales se afirmaba el derecho de toda persona a vivir como imagen y semejanza de Dios sin intermediación de soberano alguno ni de sometimiento a la nobleza o los clérigos profesionales.

El 6 de enero de 2022 se cumplió un año del asalto al Capitolio de los Estados Unidos de América. Hordas impulsadas, en buena medida, por quien fuera su momento el presidente constitucional de aquel país: Donald Trump. Esas verdaderas “hordas asesinas y ladronas” [no como las que censuró Lutero] avasallaron sin ningún recato uno de los símbolos estadounidenses más importantes de la democracia en ese país, convirtiéndose en un ícono contemporáneo de la intentona de supremacía blanca, los fundamentalismos religiosos, la xenofobia y el patriarcalismo bárbaro.

Donald Trump ha pasado ya a ocupar un lugar distinguido en los altares del panteón de los dioses más perversos de la historia o de las mitologías que la humanidad haya conocido. La imagen que Trump ha pretendido construirse se respalda fuertemente en una agenda enfáticamente religiosa. Este personaje de singular cabellera rubia y piel anaranjada alardea hasta la saciedad de sus orígenes presbiterianos (calvinistas escoceses) e intenta legitimar su “éxito” empresarial en los principios de una supuesta ética protestante, o sea, en una lectura ramplona de la relación entre trabajo, explotación, progreso y nihilismo moral.

Esta bizarra interpretación de los valores del protestantismo es lo que Trump, sus secuaces, los poderes fácticos en turno y, sus seguidores, usaron para gobernar al país más poderoso del mundo. Estas hordas supremacistas atentan contra la tradición religiosa que pretenden reclamar como propia. No, los anti-valores que el conservadurismo y fundamentalismos trumpistas reclaman no son ni protestantes ni cristianos.

Si el padre de la tradición reformada, Juan Calvino, hubiera presenciado la forma de gobernar un país a la manera que tuvo Donald Trump: habría muerto nuevamente sólo de vergüenza. La propia PCUSA emitió fuertes críticas, a través de notas, comunicados y cartas directas a Trump, ante políticas implementadas en su gobierno(2). Esta denominación protestante con fuerte influencia en la sociedad estadounidense ha querido reivindicar las herencias calviniana y cristiana de justicia, equidad, libertad, amor y paz frente a lo que fue la administración Trump en su momento y a lo que pretende ser esta opción ideológica en el futuro. La voz del protestantismo es contundente en este sentido: la ética cristiana no se encuentra representada por la imagen de Trump.

(continuará)

Referencias:

(1)  Fragmento de la carta enviada el 2 de octubre de 2015 a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, por el Reverendo Gradye Parsons. Secretario Permanente de la Asamblea General Iglesia Presbiteriana de Estado Unidos (PCUSA por sus siglas en inglés). El documento se encuentra integro en: https://www.pcusa.org/news/2015/10/2/clerk-issues-letter-trump-refugees-immigrants/
(2) La mayoría de estos documentos puede consultarse libremente en la página web oficial de la PCUSA: https://www.pcusa.org/

* Comunión Mexicana de Iglesias Reformadas y Presbiterianas- México

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