Haciéndonos escuchar

La mañana del domingo 18 y desde todos los accesos a San Salvador, los salvadoreños y salvadoreñas se aproximaron a la capital desde sus lugares de origen para ser partícipes de la gran concentración que marchara haciendo sentir su disentimiento en contra del gobierno de turno, encontrándose empero con un masivo despliegue de parte de la PNC dispuesta en un anillo periférico a la urbe dedicado a una sola tarea: bajar a todo ciudadano de su medio de transporte, revisarlo exhaustivamente, y en algunos casos puntuales cuestionar cuál era su destino.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

Esa acción policial, a la que dedicara ingentes recursos con el propósito de disuadir a la población de ejercer su elemental derecho de manifestación, de expresión, sin embargo no resulto tal cual calculara el gobierno salvadoreño, que además de inmediato volvió a utilizar sus recursos para, entonces, denigrar a los partícipes del evento por los medios a su disposición.

Como sea, gradualmente y a la hora fijada los cientos, miles de ciudadanos se fueron acomodando en el lugar de su preferencia, desplegando sus pancartas, carteles y demás medios generados para expresarse, manifestando a través de estos su repudio a la actual gestión gubernamental, señalando los diferentes temas relacionados que como colectivos sienten son afectos negativamente de parte del gobierno.

Se sumaron gremiales, sindicatos, asociaciones, hasta conformar una marea ya indetenible que calentara las calles de San Salvador, cuyo malestar es evidente y no puede matizarse por ninguna interpretación variopinta, que no responde a intereses foráneos o de cualquier otra fuente, y que se compromete cívicamente aún en los grandes temas de interés nacional.

Los diversos observadores internacionales destacaron no solo el orden de la marcha, además lo pacífico de esta y su número, que, de acuerdo a la fuente consultada, fueran desde los 150, 000 ciudadanos concentrados en las calles, hasta los 200, 000 que se movilizaran desde el interior sumándose a los capitalinos partícipes (INFOBAE/VOA/Radio País-Argentina/innovacionciudadana-México/larepublica-pe.mundo-España/Radio Francia/BBC/etcétera).

Por otro lado, si bien el comportamiento de la población fuera ejemplar, en contraparte la del gobierno es otro tema.

Desde el desvió intencionado de la PNC en torno a la capital con el único y exprofeso propósito de desaconsejar la participación ciudadana en el evento mientras se descuidó por esto mismo la seguridad estatal, como el uso abusivo de la mediática oficial para denigrar a los participantes, son ambos extremos evidencia incontestable de la intolerancia del régimen, su rechazo a la crítica, o su incapacidad de auto crítica; pues además de un discurso en el que promete un país mejor, sin explicar como lo logrará o porque medios, no tiene nada que ofertar a su favor, dada la incompetencia desplegada en cada momento de su administración, o su nivel de nepotismo, corrupción generalizada, en fin, inaxión de toda la gestión que solo se destaco por su grado de descomposición y revanchismo.

Entonces, el pueblo caminando se hizo sentir, imponiéndose en las calles, expresando su sentir y rechazando la deriva de un gobierno que no escucha, pero que tendrá que hacerlo.

*Educador salvadoreño

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