Latinoamérica y el nuevo orden mundial

En su más reciente visita a Caracas, Daniel Estulin, el controversial investigador, analista y escritor ruso; bautizó su último libro, titulado: Metapolítica, transformación global y guerra de potencias, editado en EEUU, México y ahora en Venezuela.

Por: Anabel Díaz Aché

En esta densa obra, advierte que estamos llenos de incertidumbres, producto de los intensos y simultáneos cambios por los que hemos transitado en un corto periodo de tiempo. Sin embargo, reconoce que hay razones para tener esperanzas.

Estulin señala, con sobradas evidencias, que la oligarquía mundial actúa en contra de los intereses de las mayorías. Razón por la cual realiza un llamado a restaurar la noción de humanidad, a pensar desde el nosotros, a trabajar por el bien común para mejorar la vida de todos. Como generación, necesitamos creer en algo, sin ideología, sin conocimientos técnicos y científicos no podemos construir un nuevo modelo civilizatorio, que nos conduzca a un mundo mejor.

Describe la crisis sistémica mundial, con su emergencia sanitaria, descalabro económico, político y social, como la tormenta perfecta. Indicando que hemos llegado al punto de no retorno, a un momento clave en la historia del mundo, donde los pueblos debemos defender nuestro presente y futuro, nuestro hogar planetario y el derecho a vivir en paz.

El autor considera que la pandemia por covid-19 es una excusa conveniente, pero no la causa de los problemas actuales; es un catalizador de la situación, pero la verdadera crisis, comenzó en agosto-septiembre de 2019 con el pánico de la Reserva Federal y del Banco Central Europeo. Sostiene además que la pandemia significó un reseteo del sistema económico mundial, como una solución a la crisis económica en curso que se desencadenó en 2008.

La tercera guerra mundial no se está librando con balas y bombas, por el contrario, avanza con mecanismos blandos de asedio económico y guerra bacteriológica, “…con la quiebra del sistema económico mundial, la clase media sobra. La destrucción de la clase media conducirá a la quiebra de las instituciones de gobierno, especialmente en Occidente. La crisis de la democracia será el estado permanente de caos a partir de ahora”.

“La Organización Internacional del Trabajo (OIT) informa que 1.600 millones de empleos están en riesgo en la economía global. Se trata de la mitad de la fuerza laboral global de 3.300 millones de individuos. En esencia, no tenemos un sistema de orientación para el futuro ni tampoco la hoja de ruta de cómo crear un nuevo mundo. Si creemos que podemos volver a la globalización y al mundo de antes en los próximos meses, les aseguro que aquel mundo no volverá nunca más… el capitalismo necesita la expansión de los mercados. Y los mercados son finitos. Hoy en día hemos llegado al límite del crecimiento. Ya no podemos expandirnos más”.

Sus predicciones para el futuro cercano de Estados Unidos no son nada alentadoras, al respecto señala: “El mundo ha entrado en una recesión de proporciones inimaginables desde marzo de 2020, y muchos de los cincuenta y cuatro millones de estadounidenses que perdieron sus empleos como consecuencia de la covid-19 nunca recuperarán sus puestos. Lo que hemos visto en estos meses en las grandes ciudades de Estados Unidos –incendios, destrozos–, pronto va a multiplicarse y a convertirse en tierra arrasada cuando la gente no tenga ni para comer ni para vivir. Cero ingresos significan miseria, enfermedad y eventualmente millones de personas muriendo por el uso descontrolado de drogas, alcohol, suicidios, depresión”.

Para Estulin, no será en Europa ni China donde podremos, como humanidad, construir nuevos paradigmas que nos conlleven a superar esta crisis sistémica. Por el contrario, considera que, “Latinoamérica es el jugador clave en el futuro cercano”. Basa su argumento, en la reflexión siguiente: “…a medida que el sistema financiero mundial se desintegra en un colapso hiperinflacionario, el planeta se balancea al borde de una hambruna generalizada. Para 2050, el mundo necesita aumentar su producción entre 25 y 70% y todos los Estados nación tendrían que conservar la autosuficiencia de la producción…”. Ante este desolador panorama, Latinoamérica “Representa aproximadamente 16% de las exportaciones agrícolas y alimentarias mundiales”.

Aunado a nuestro potencial regional para la producción de alimentos, contamos con ingentes recursos hídricos y acuíferos, mineros y en hidrocarburos. Para lograr constituirnos en un polo importante de desarrollo en el nuevo mundo, solo debemos retomar la doctrina bolivariana de integración latinoamericana y la concreción de Colombia (la grande), como proyecto geopolítico contrahegemónico, que logre restituir el equilibrio del mundo, materializando para sus pueblos “la mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”.

Fuentes consultadas:
Estulin, Daniel (2020), Metapolítica. transformación global y guerra de potencias. Luis Felipa Capriles Editor. Caracas.

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