“Dictador de El Salvador”

Así se calificó el mandatario salvadoreño el pasado lunes en su cuenta de tweeter, quizás para ironizar siendo fiel a su burlesco estilo, relativizando la creciente oposición que lo cerca, y que la pasada semana se mostrara como igual en las calles de San Salvador, haciéndose sentir al grado de anular la fiesta oficialista, desmontando de paso el mito que supone el supuesto respaldo de las mayorías que siempre esgrime el ejecutivo para justificarse ante el soberano.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

El problema con semejante broma es que la asume la persona del ejecutivo salvadoreño, quién por su statu debería por principio rechazar semejante condición, haciendo precisamente lo contrario.

Al ironizar o burlarse utilizando tal apelativo no solo desconoce la propia dignidad, también se burla de quienes han sufrido dictaduras, mostrándose equivocado en términos diplomáticos, pero además insensible para con quienes fueron vejados por dictaduras.

Pero, ¿qué es un dictador?, ¿que hace de un gobernante un dictador?

Ya que el ejecutivo bromea sobre ser o no dictador, quizás debamos suponer que lo hace porque en realidad no comprende el termino, simplemente porque carece de empatía y, en consecuencia, como vemos que hace para con todo, divaga haciendo de esto un juego, uno en el que solo él se divierte, pues quienes sufrimos la dictadura o fuimos perseguidos por ella, no podemos convenir con quienes la defiendan.

Un dictador es alguien que corrompe la norma, violentando el estado de derecho para su beneficio, reuniendo en su persona el mayor poder posible, rodeándose de servidores mediocres e incapaces que constituyen la burocracia, que roen la riqueza pública procurando por todos los medios perpetuarse en el poder, sirviéndose principalmente de las armas para así lograrlo, para lo que corrompe los estamentos militar y policial, anulando la total institucionalidad, rodeándose finalmente de un círculo también mediocre y que de regular procede como él de las élites, conformando con estos el verdadero cuerpo administrativo de su particular república de corte bananero, que es lo que queda del estado que dirige.

Son entre todos, una cleptocracia autárquica en toda norma.

Luego de escribir en su muro semejante frase, la sustituyo por otra peor, una que deja leer un poco de su persona: “El dictador mas cool del mundo mundial”, con la que se robó el show por completo.

Nótese la cacofonía (…mundo mundial”), que sin duda no distingue – muy común entre quienes padecen la egolatría- y que evidencia su fundamental necesidad de ser el total centro de la atención, lo que nos deriva a otra característica: su complejo de Edipo, es decir, su conflicto con la figura paterna a la que busca superar por todos los medios, a la que llegará a negar asumiendo actitudes que sabe, lo contradicen.

Es decir, tenemos acá una simple, pero esmerada máscara con la que el ejecutivo salvadoreño de regular atrae acólitos, a los que utiliza para sus torcidos fines sin miramientos ni reparos morales de ningún tipo.

Entonces, debemos concluir que es apenas un remedo, un manipulador de masas que aspira a dictador.

*Educador salvadoreño

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