A pesar de los reflectores, la realidad sigue estando fea

Nuestro sondeo de agosto de 2021, con los estudiantes de la UDB, de la materia Antropología Filosófica, realizado con 700 personas, teniendo como base la misma pregunta que hacemos todos los años: ¿Cuáles son los 8 problemas más fuertes que vive la sociedad salvadoreña ahora? Y guardando la estructura de conformación estadística de 52 % mujeres y 48 % varones; además, dentro de ello que fuesen 55% jóvenes y 45 % adultos. Eso sí, con una mayor carga de gente urbana y pueblos grandes.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

Haciendo la salvedad por supuesto, de que nuestro sondeo no tiene el carácter de muestra, sino que, la experiencia de los estudiantes por recoger la visión de la gente y reflexionar sobre ella.

El consolidado del sondeo nos arroja los siguientes datos, por orden de problema más mencionado.

1. Violencia. (Social, intrafamiliar, hacia las mujeres y hacia la niñez)
2. Desempleo
3. Educación
4. Corrupción
5. Delincuencia
6. Pobreza
7. Salud
8. Contaminación ambiental

Y un noveno problema que cierra lógicamente esto que arroja el sondeo:

Inseguridad

La violencia según nuestra percepción, siempre ha sido el monstruo enorme que oscurece la realidad. El hecho de que ahora sea más claramente mencionada y de manera tan directa y específica, denota que al menos algo ha cambiado. Que la gente ya no esconde y evade esta problemática. Pero, además, la Pandemia y específicamente la Cuarentena, puso en evidencia el hecho de que la violencia reina con sus variadas formas en todos los ámbitos de nuestra vida. La Cuarentena nos arrojó más niños y niñas violadas, además, según notas periodísticas citando al ministerio de salud; señalan un alto porcentaje de niñas embarazadas.

Y como bien sabemos, la violencia sexual se dispara en contextos de conflictos o guerras. ¿En qué estado estamos entonces en el país? La gente marca en la violencia social, -término no tan adecuado-, la exacerbación de la territorialidad por parte de las pandillas, lo cual no se ha movido y sigue causando victimas mortales.

De ser un país con cuatro fronteras, hemos pasado a una partición del territorio que pone en cuestión la presencia del Estado y la seguridad de todos y todas, especialmente de los jóvenes.

Pero también la gente está hablando de violencia intrafamiliar, cuyas victimas son las mujeres y los niños. Y también expresan los estudiantes, que la violencia hacia las mujeres y los niños está también más allá del hogar. Se reporta violencia entre las parejas e incluso de novios.

Hay mucho de trabajo de salud mental que sigue pendiente en el país. Los cambios culturales que se deberían impulsar desde los centros educativos e iglesias, siguen también pendientes. Con estas carencias, seguiremos repitiendo el ciclo de la violencia, las venganzas continuadas y de ser víctimas a ser victimarios.

El desempleo explica muchas de las ansiedades y frustraciones que sufre nuestra gente. De hecho, mucha de la violencia no es sólo porque somos malas personas. Hay causas estructurales, sistémicas, que generan este estado de cosas. Debajo de la emigración está el desempleo y la violencia, como mecanismos de expulsión hacia la gente, eso marca que los cambios estructurales todavía no se asoman.

Los tratados de libre comercio TLC, simplemente han fortalecido al sector terciario de la economía. El comercio y los servicios no acogen al 100% de los trabajadores; y además contribuyen, los TLC, a la destrucción de nuestra incipiente industria y hacen inoperante nuestra agricultura. Por tanto, el sistema para sostenerse necesita obligar a la gente a emigrar, para con sus remesas sostener el consumo.

Por otro lado, la educación que debería ser un respaldo para nuestro desarrollo y crecimiento, está totalmente desvinculada de la realidad nacional. La educación sigue sin ser la solución, no genera transformación, no abre esperanzas; salvo algunas experiencias como esta nuestra universidad UDB.

En lo que toca a la corrupción, hay que ponerla en su justa dimensión. Mientras los cargos públicos sean una forma de escalar social y económicamente, o para mantener privilegios escamoteados, esto no cambiará. Hace falta voluntad política para hacer 4 cosas:

1. Bajar los salarios de los funcionarios, más acorde a la realidad económica de nuestro país.

2. Que ese salario denote que se está ejerciendo una vocación de servicio al país, y, por tanto, para nada será una escalera para enriquecerse.

3. Una legislación que propicie, la investigación, la persecución y captura, el juzgamiento y la condena estricta, a quienes cometen traición a la patria, al hacerse con los bienes de todos.

4. Qué construyamos una ética que acompañe a los servidores públicos, porque en realidad, no hay delitos de cuello blanco; la corrupción es un crimen atroz que se comete contra un pueblo, por tanto, deberían tipificarse de otra manera.

Y como consecuencia lógica, la delincuencia y la pobreza, es el resultado que recogemos dentro del sondeo. Esta conflictividad social que de acá emerge, no puede ni debe abordarse militarmente, como hicieron los gobiernos pasados.

El diálogo, la negociación y la aplicación estricta de la ley es el camino para abordar estas expresiones, aunque no le guste a los gringos y a la oligarquía. Eso sí, jamás tendremos resultados diferentes, si seguimos haciendo lo mismo.

En cuanto al problema del sistema de salud, para la gente sigue igual, aunque reconocen el buen abordaje de la pandemia, pero, las quejas sobre el sistema de salud se mantienen: falta de medicamentos, malos tratos, citas tardadas etc, etc. Es lo que se constata desde este sencillo sondeo.
El sondeo también arroja, que la contaminación ambiental es ya una preocupación para la gente. La gente tiene en mente tres cosas: La destrucción de Tacuscalco, Proyecto “Valle el Ángel”, y los ríos contaminados.

El panorama de los dos sondeos anteriores, marcaba una tendencia a la crisis. El sondeo presentado el 27 de agosto de 2020; ponía en primer lugar al desempleo, pobreza, delincuencia, corrupción, violencia, salud en crisis, educación y contaminación ambiental.

El sondeo del 25 de febrero de 2021; señalaba un dato interesante y abrumador. Siete de los problemas mencionados, ocupaban el primer lugar. Había empate en las menciones; pero, además, eran exactamente los mismos problemas del 2020.

Ahora la cosa cambió y eso expresa la crisis que veíamos venir. Ahora el primer lugar lo ocupa la violencia y en sus múltiples expresiones. La gente quiere cambios y los quiere ya. Pero no sólo los cambios de personas, sino que, y, sobre todo, de las realidades que nos aquejan. El país está crispado, con ansiedad y con enojo creciente.

Ante tal panorama, reconocer la primacía de la Realidad implica, desde nuestra condición de seres humanos, ciudadanos y personas, la transformación de esa realidad social mayor, que no nos permite una convivencia pacífica y solidaria. Por tanto, la realidad exige una acción política de todos y todas para adecuar esta realidad a nuestros sueños y aspiraciones. Pero no en la línea del modelo consumista y depredador del primer mundo, sino que; aprovechar este momento para repensar desde El Salvador, desde sus grandes mayorías, una nueva cultura, con una vida más modesta, priorizando la atención a las necesidades más fundamentales de la gente, que ya la misma Constitución Política nos señala.

Las crisis son un peligro, pero también pueden ser una oportunidad. Eso dicen por ahí.

*Docente e investigador social.

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