Relato: El tronco

Los sueños, muchas veces no tienen ningún sentido, son sueños totalmente locos y dudo que hasta los más avezados interpretadores de sueños puedan encontrarles alguna explicación, otros en cambio son tan sencillos de interpretar y la misma persona que lo sueña no requiere que se lo expliquen.

Por: Ramón Gutiérrez

Como los sueños infantiles, afirma Sigmund Freud que los sueños se dividen en contenido manifiesto que generalmente se toma de algo que hemos vivido en las semanas recientes, contenido oculto que es generalmente la realización de un deseo inconsciente. Cierta vez en su casa de campo iniciaron una excursión a una colina cercana, el objetivo era llegar a la cima, pero de pronto cuando habían iniciado la ascensión, comenzó a llover y hubieron de regresar a casa sin haber llegado a la cima. Al día siguiente su hijo contó durante el desayuno, que había soñado que llegaron a la cima y se divirtieron mucho.

El sueño es clarísimo, el contenido manifiesto fue la excursión del día de ayer y el contenido oculto el evidente deseo del niño de haber llegado a la cima.

Nunca he sido un buen conductor y después de ciertos accidentes, me produce angustia manejar hacia lugares a los que nunca he ido y a los que para llegar tenga que conducir por carreteras que considero peligrosas, por las frecuentes noticias de accidentes en ellas. Prefiero que sea otro el que conduzca y aun así voy preso del temor si éste conduce muy rápido o bien la carretera es sinuosa, entonces durante varios días tuve sueños infantiles en donde me iba al colegio en bicicleta y era un excelente ciclista, otros sueños fueron los que tenía un autobús y llevaba a toda mi familia ampliada a diferentes excursiones, yo era desde luego el conductor del autobús.

Tampoco he tenido jamás en toda mi vida, características atléticas, nunca fui muy bueno, ni siquiera regular en algún tipo de deporte, aunque eso no impidió que los jugara, siendo una consumada maleta. Últimamente me ha dado por soñar en sueños deportivos, juego en un equipo profesional de fútbol; juego en la NBA a la par de Michael Jordan; soy un maestro tenimesista; juego tenis, en fin practico todo tipo de deportes, soy una estrella deportiva jugando al lado de las estrellas más conocidas y ganando millones de dólares como lo hacen ellos.

A los argentinos les gusta mucho el fútbol y llaman tronco a aquél futbolista tieso con pocas habilidades técnicas y llaman crack al que sí las tiene: __ Es un crack dicen del que se destaca, pues jugando en el Real Madrid, al lado de Cristiano Ronaldo. Yo soy un crack.

Es prodigioso como soy en todos esos sueños, tan hábil, tan ágil, si mis extremidades parecen biónicas, por la habilidad y la fortaleza, sí hasta me sueño que soy como Tarzán de los monos, me sueño saltando de rama en rama, de un árbol a otro, colgado de las lianas soy un gimnasta prodigioso.

Todo esto sucedió en un período de seis meses, soñaba todos los días mientras permanecí en coma a raíz de un accidente de tránsito, justo como aquellos a los que temí me sucedieran cuando conduje un auto o cuando iba de pasajero, preso de la angustia porque el conductor lo hacía muy rápido.

Los tuve mientras permanecí en estado de coma, inmóvil en una cama hospitalaria, durante esos largos seis meses.

Son todos sueños infantiles, dirán ustedes, mis queridos lectores, la poca habilidad deportiva y mi inmovilidad en una cama produjo que mis recuerdos de las hazañas deportivas vistas en TV , cuando estuve sano fueron el contenido manifiesto y mi deseo inconsciente cumplido eran el reverso de lo que estaba viviendo en esos meses.

Un día, de pronto comencé a salir del coma, cuando mis ojos se abrieron y mi cerebro comenzó a producir que mi mente se aclarase, me vi rodeando mi cama a toda mi familia, pero no veía alegría en sus ojos, no me había dado cuenta del tiempo pasado, ni de mi real estado, por ello es que no pude comprender al instante su motivo de tristeza.

Fue hasta que lo vi con mis propios ojos y lo sentí al intentar levantarme, no es que hubiese quedado cuadripléjico, no, la situación era aún peor, había perdido mis cuatro extremidades, mi cuerpo de ser humano se dividía anatómicamente en: __ Cabeza y tronco.

Tuve un incontrolable ataque de risa, una risa nerviosa que concluyó en llanto.

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