Realidad ignorada, ética asesinada

Como bien saben o deberían saber, nuestros intelectuales y académicos; la realidad tiene primacía sobre el discurso. También y, sobre todo, sobre el discurso pretendidamente científico y académico. De ahí precisamente, el por qué el discurso de los políticos siempre esté bajo sospecha, dado su constante abandono de la realidad, y la normalización al identificar el discurso de los políticos como palabras engañosas.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

La Realidad es de suyo punto de partida y punto de llegada; en tal sentido, la instalación, la colocación, la ubicación dentro de la misma, no sea cualquier cosa. Y nada que ver por supuesto, con lo que planteaba G. Lukács; de que el grado de conciencia estaba determinado por la clase social a la cual se pertenecía; sino que, más en la línea de: … a dónde está tu corazón, están tus intereses.

Pero, además, recordando que el animal humano es el único que tiene la capacidad de optar, y precisamente en esa capacidad de opción, se asienta su libertad. De tal suerte que afrontar la realidad o evadirla, es una decisión personal e incluso institucional. En términos objetivos pues, todos y todas tenemos una posición ética y política, si así les suena mejor.

El saber teórico es real, ejemplo de ello es el evangelio, la tradición ética o el mismo campo electromagnético, que no lo vemos, pero ahí está, y es tan real que puede golpearnos.
La teoría del servicio público se asienta en el ideario de que todo gobierno en una democracia, es un servicio a la nación; de allí se derivan, una moral y unos valores que se deberían nutrir de una auténtica actitud de servicio a los demás. Y como plantea Jesús en el evangelio, “el que quiera ser más importante, que se haga servidor de los demás.”

Ahora bien, no es gratuito el hecho de que los políticos en nuestros países, van motivados a los cargos públicos, o bien, para combatir su pobreza, -no la de la gente-, o para acrecentar sus bienes y sacar ventajas económicas, comerciales y políticas desde el Estado mismo.

En consecuencia, el saqueo a la nación desde los cargos públicos es parte de la “normalidad democrática”. Pero esto tiene solución, y puede ser parte de nuestro desarrollo como pueblos que viven y construyen auténticos Estados de Derecho. Y eso pasa en primer lugar por la voluntad política de quienes están en un momento determinado, en el gobierno.

El pago a los servidores públicos que llegan por elección directa o elección de segundo grado, no tiene porque regirse por los precios del mercado. Y acá marcamos dos elementos: a. El carácter de la vocación de servicio público y, b. La realidad socioeconómica de nuestros países.

Una rebaja sustancial a los pagos en los gobiernos, a la par de una real, valiente y legítima fiscalización política y social, causaría un enorme golpe a la rapiña de los malos políticos y creemos que el sistema se auto depuraría.

Algunos tenemos ya cuatro períodos presidenciales esperando el anuncio de una rebaja grande y honesta de los pagos a los servidores públicos. Ni por pobre ni por rico, ni por derecha o por izquierda se ve el cambio. Entonces seguimos con las frases antiguas: “Es que en el sector privado ganaría más.” Y bueno, conocimos a alguien pasando penurias y sin empleo, pero en el gobierno se justificaba así su salario, su nueva y enorme casa, su casita de playa… Pero también hay lugar para el cinismo: “No te pido que me des, sino que, me pongas donde hay”, o sea, soy ladrón, pero no inútil, también puedo meter la mano.

La realidad del país sigue por ahora inalterada. Seguimos “exportando” personas en lugar de productos; el desempleo (estructural) sigue golpeando a nuestra gente, y la pobreza extrema…
Entrando más a la realidad y ampliando la mirada, vemos unos datos que nos abren más el panorama, y estos son, algunos salarios mínimos en el primer mundo: Francia, 1,554.60 Euros. España, 950 Euros en 14 pagos (por ahora están viendo un incremento si no nos equivocamos). Inglaterra, 1,583.3 traducido a Euros. Alemania, 1,585 Euros. Holanda, 1,684 Euros. El cambio actual es de $ 1.18 por Euro.

Pero, ¿por qué estos datos de los trabajadores del primer mundo? Porque la vida de los trabajadores del primer mundo es dura, pero no tanto como la vida de los trabajadores del tercer mundo.

Además, estos datos también nos sirven para ver mejor la realidad con nuestros intelectuales y académicos sobre todo con aquellos que se llaman cristianos; y caigamos en la cuenta de que la realidad no es tan esquemática. Por ejemplo, tanto en Europa como En Estados Unidos, hay pobreza extrema. Pero también, acá en el Tercer Mundo así llamado, en su interior, -pero sin mezclarse-, hay realidades del Primer Mundo, y no precisamente se compara con la realidad de los trabajadores europeos, sino que, es igual o mejor que la vida de los sectores dominantes de ese primer mundo.

Realidad e inteligencia están en la misma cuna, y definitivamente, eso orienta la marcha de la razón. Ah, Pero plantear el hecho de la distancia crítica, académica, para pensar mejor, es un buen punto. Lo cierto es que aún dentro de ustedes, en su conglomerado; hay académicos y académicas que ayudan a pensar a la gente, sin tanta parafernalia.

Creemos que el Padre Ellacuría se extrañaría al no encontrar a la universidad, viviendo como conciencia critica de la nación, acompañando a esas mayorías pobres, tan ricas espiritualmente y tan diversas.

Los proyectos políticos, eso son: Proyectos. La Realidad Histórica se encarga de que ocupen el lugar que les corresponde. Pero identificar esos proyectos políticos con la vida de las mayorías empobrecidas, es un esfuerzo ideológico encubridor y por tal, mezquino, respecto a la Realidad Histórica. Afincarse en dichos proyectos, abandonando la realidad tan diversa de las mayorías empobrecidas, es dejar de lado las utopías y las esperanzas de los más pequeños y oprimidos.

La burla y la ausencia en muchos casos de la Ética en nuestra vida social en todos los órdenes, es resultado directo de que seguimos apostando por proyectos de muerte, que son, por cierto, desenmascarados por la misma cruda realidad en que vivimos.

Decía el Padre Ellacuría, que la realidad había que verla con ciencia y amor. Al estilo de Jesús, que nos mostraba el rostro compasivo y misericordioso del Buen Padre Dios. Creemos que por ahí va la ruta de la Razón.

*Docente universitario e Investigador Social.

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