Pueblos, cantones y caseríos fantasmas de la zona alta de Chalatenango

No hay guerra. En apariencia. No hay reclutamiento. En apariencia. No hay futuro, con toda seguridad. Día a día los pueblos, cantones y caseríos de la zona alta de Chalatenango quedan solos, son los nuevos fantasmas en este cuento de horror que vive el país.

Por: Francisco Parada Walsh*

Los jóvenes, responsables de recibir la estafeta de la vida de parte de nosotros, los viejos orejas peludas se van, no quieren a este país, El Salvador de Qué les falló y deben buscar otros derroteros; eso es lo peor que pueda pasarle a una sociedad, dejar ir a su mejor gente, a su futuro y nosotros, los miedosos y cobardes en vez de enseñarles dignidad,  cuidarlos como a un pequeño árbol y regarlo, abonarlo para que cuando crezca nos dé sombra, sabrosos frutos y algún resguardo pero no sucede así, lo que les entregamos en vez de la estafeta del amor a su tierra es dinero en efectivo para pagar al coyote; poco a poco el país pierde, poco a poco el país queda solo, la brecha generacional se amplía, sencillamente los que quedamos en esta rojiza tierra  son los niños y viejos, se acabó.

Estamos ante un nuevo éxodo. Demasiado duro.  Muchos países europeos ponen el grito en el cielo al ver a sus jóvenes que no desean tener hijos o en el mejor de los casos basta con un hijo y no habrá quien inyecte dinero a las sociedades para que los mayores puedan retirarse.

Acá, en la zona alta de Chalatenango las familias son numerosas, nada raro que en un hogar vivan de seis a diez hijos y no es nada para alarmarse, pero que estos jóvenes se marchen al norte en grupos de veinte a cuarenta personas semanalmente dice que el país ¡No les ofrece nada! aparte de hambre, miseria, desapariciones, y salarios de hambre; muchísimos de estos jóvenes sin duda alguna creyeron el canto de sirena que en cada nota liberaba sopa de pitos, todos dormidos, frente al móvil, no dudaban ni siquiera discutir las opciones sino, que sempiternos visionarios solo daban su opinión: ¡Votaré por Bukele! Hoy esos jóvenes engañados dejan a su país y en buena hora; no les importa los riesgos del viaje pues solo nacer en este lúgubre país es un riesgo y debemos entender que si las remesas cada año son mayores no tiene nada que ver con que el  hermano lejano tiene mejores salarios, sino, simplemente ¡Cada día hay más salvadoreños en la tierra de Cochise! No critico a un joven que labora en la agricultura y que después de un arduo día de trabajo apenas reciba diez o doce dólares ¿Cómo puede alcanzar esa cantidad para mantener a la esposa y a dos hijos? ¡Es indigno! Mientras los jóvenes amigos que día a día me escriben dicen que ganar diez a doce dólares la hora y piden trabajar diez horas permite enviar dinero a sus familias, “alimentarse” mejor, comprar alguna ropa, conocer lugares; todo lo opuesto a lo que vivimos acá.

Cuando un joven de veinte años viene a mi clínica por alguna herida con el corvo mientras chapeaba la milpa o el monte ¿Cómo se le puede cobrar más de veinte dólares por realizarle una pequeña cirugía? Son dos días de trabajo más los días que pasará incapacitado por ende, se tiene que ayudarles a sanarlos sin un atisbo de ambición. Esa ambición es para ellos, realizar sus sueños, ayudar a su gente, hacer su casa, comprar carro y regresar con un par de pesos a su país, si, ese país que les dio la espalda llamado El Salvador que no Salva Nada.

Poco a poco o mucho a mucho este país se queda sin su mejor gente y tengo frente a mí a pueblos, cantones, caseríos que apenas dan vida a tres casas, no son hogares, sino casas. Que una joven amiga, después de años de viajar a Chalatenango a la universidad “Oscar Arnulfo Romero”, altivo nombre para una rescua de ladrones y gastar tiempo, dinero, riesgos de viajar en rastras pues el servicio de buses no cubre las necesidades de esta estudiante y luego de ganar su título en Administración de Empresas deje todo tirado ¡Todo! Porque nunca tuvo una tan solo oportunidad es para sentir vergüenza de este país pero sobretodo de este desgobierno que mintió, que robó y robará dinero pero los bichos no fueron tan pendejos, votaron por el mesías pero también botaron las cercas que deben sortear para llegar a buen puerto.

Jóvenes que dejaron a El Salvador de Qué, tomaron la decisión correcta, luchen, crean en ustedes, cumplan sus sueños en otras tierras, esos sueños que su país no les permite realizar; que nosotros, los sometidos viviremos en eterna pesadilla.

*Médico salvadoreño

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