Reforma constitucional y derechos sociales, laborales y políticos

En el marco y contexto jurídico que nos vemos involucrados en la sociedad como parte de la clase trabajadora—la Constitución de la República (1983 y anteriores)—poco o nada ha tenido de protección social, funcionalidad de los derechos laborales y grado de desarrollo evolutivo de lo que significa el derecho al trabajo, al empleo, salud, vivienda, salarios justos y decentes, educación, entre otros factores para el desarrollo humano.

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

La Cn. ha sido una norma de poco provecho para las personas trabajadoras que buscan en un trabajo un futuro individual y familiar estable, sostenible y sustentable—incluso cuando se desmonta la guerra civil y se dijo que se volvía al Estado de derecho, lo que significó fue el debilitamiento del foro de concertación económico y social y su aborto, a partir del cual se impuso el modelo de acumulación capitalista en base al mercado y la globalización económica, la oligarquía no cedió su poder, ni compartió la ganancia acumulada para una mejor distribución de la riqueza producida; y continuó su curso y esta vez el marco de la Constitución no fue valladar para impedir el despido de más de 40,000 empleados públicos (Cristiani, Calderón Sol) y la desarticulación de la organización sindical en el sector público.

Se desmontó lo que se había nacionalizado—banca, comercio exterior—se impuso la privatización de las entidades públicas que significaran una oposición al mercado y los intereses privados: así se reorganizó la vivienda, y se disminuyeron funciones en el Fondo Social para La Vivienda, y desapareció el Instituto de Vivienda Urbana-IVU-; se desmontó el comercio de cereales, leche y granos básicos que regulaba el Instituto Regulador de Abastecimientos-IRA; de nuevo se reprivatizó la banca, comercio exterior; se reformó el impuesto de la renta, el patrimonio y se introdujo el impuesto al valor agregado (IVA) afectando el poder adquisitivo de los marginados y excluidos socialmente, generándose la fase de mayor empobrecimiento de la población con nulo o muy poco poder adquisitivo.

La Cn. vigente no hizo nada para revertir la situación que planteaba el gobierno de ARENA, y tampoco muchos de los sectores alineados al poder oligárquico, que hoy reclaman por un Estado de derecho perdido, hicieron alguna acción para revertir las violaciones constitucionales—el pueblo en esa época era completamente ignorante y menos reclamaba una situación de intereses dominantes (oligárquicos), y el concurso de una clase gobernante (partidos políticos) que nos condujeron a una situación de mayores deterioros constitucionales, a los cuales no se hizo alusión cuando los principios, valores y dogmas eran pisoteados a favor de la clase dominante.

La armonización de las leyes al texto constitucional no se hizo, ejemplo el derecho constitucional por omisión a la instalación de salas cunas y de cuido para los hijos(as) de trabajadores(as), el cual aún sigue violentándose después de diferentes períodos de prorroga a la práctica y ejercicio de la ley. Mucha de la ley secundaria no se adecua al marco constitucional; y la inercia va dando pauta al anacronismo y obsolescencia de la realidad que hoy impera.

Es una acción de trascendencia el anuncio del proceso de reforma constitucional, por cuanto hay una realidad que ya no comulga con el texto constitucional. La clase trabajadora debe conocer sin más dilación el proceso de reforma—que es necesaria—apropiarse de los contenidos que hacen referencia al desarrollo de los derechos de las personas trabajadoras; y dejar en el texto constitucional toda aquella normativa, valores, filosofía, principios claros y diáfanos que nos permitan a toda la ciudadanía accesar al proceso por una nueva República. Lo pétreo es un problema en tanto mantiene anquilosado una forma de ejercer la democracia representativa, es importante dar paso a la democracia participativa.

No puede darse una transformación hacia la nueva República, si mantenemos esquemas de oposición férrea a un Estado de derecho diferente en el que hemos existido por larga data, sabemos de los riesgos que implican llegar a una nueva sociedad, por cuanto los intereses mezquinos, ególatras, anti solidarios e inconsecuentes al grado de perspectiva de solución se requiere, están presentes—la democracia es siempre frágil si no favorece a una mayoría—el país requiere de una dirección que ante ponga los intereses personales, no obstante el proceso de la reforma constitucional es frágil y se vigila porque lo pétreo no se cambie—alternancia en el ejercicio del poder—

Pero lo que se requiere es que aquello que se violenta a diario por el interés del dinero y de grupos dominantes sea abolido, y empecemos a construir sobre la base de los derechos y necesidades de la gente excluida y marginada que es la mayoría; y así dar paso al desmontaje del poder dominante actual, y dar paso a una Constitución que plasme sin ambigüedades lo que todos queremos para sembrar futuro.

*Sindicalista salvadoreño

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