Eleva tu autoestima

Según los especialistas, la autoestima es el juicio positivo que hacemos de nosotros mismos a partir de cuatro elementos básicos del ser humano: físicos, psicológicos, sociales y culturales. Este juicio consiste en valorar lo que hemos conseguido a lo largo de nuestra vida y lo que nos queda por alcanzar, siempre que consideremos que hemos obtenido más ganancias que pérdidas.

La autoestima es, según ellos, “fundamental para la supervivencia psicológica”. Los psiquiatras consideran que existen varios aspectos de nuestra vida en los que debemos influir para que crezca nuestra satisfacción y seguridad ante uno mismo y ante los demás:

-Lo principal es estar bien con uno mismo, de forma que asumamos nuestras aptitudes (para lo que estamos dotados) y limitaciones (aquello a lo que no podemos llegar y experimentamos como carencias).

-Debemos aceptar nuestro físico desde la vertiente de la morfología corporal (belleza, estructura…) a las características fisiológicas (enfermedades físicas o psicológicas, congénitas o adquiridas). También es importante la aceptación de nuestro patrimonio psicológico formado por la sensopercepción, la inteligencia, el lenguaje verbal y no verbal, que dibuja un estilo absolutamente personal.

-Interesarnos por desarrollar conocimientos socioculturales nos permitirá adquirir recursos para la comunicación interpersonal, aunque hay individuos que compensan esta falta de cualidades a base de audacia y voluntad.

-El trabajo es uno de los aspectos más importantes para tener autoestima. Pasamos la mayor parte de nuestra vida trabajando, por eso es fundamental que cada uno se identifique con lo que hace, que lo desarrolle con profesionalidad, dedicación y amor.

-Hay que evitar compararse con los demás, puesto que la autoestima se basa en estar contento con uno mismo. Fijarse demasiado en cómo son y lo que poseen los otros destapa las carencias personales, hace imposible reparar en lo bueno que uno posee, esto produce un profundo malestar.

-La mirada comprensiva, indulgente y tolerante hacia nosotros mismos y hacia los demás supone ser magnánimo con los fallos y errores personales. Un signo de madurez para algunos especialistas es la capacidad para saber perdonarse a uno mismo y a los demás. Cuando no se hace así, las personas desarrollan una especie de lenguaje interior negativo que no para de atacar, de juzgar. Poco a poco esa voz subliminal va haciendo trizas la confianza en uno mismo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: