Amor y armonía

Por: Yamila Berdaye.

Escuchar música es manera rápida y fácil de relajación, de buen humor. De hecho y de manera general ella ayuda a aliviar las tensiones en los músculos, alegra, incluso apacigua la mente al influir en la velocidad de las ondas cerebrales. Un estudio llamado Prueba de descanso, demostró que más del 40 por ciento de las personas usan la música para lograr suavizarse.

Pero al parecer no son los humanos los únicos que se benefician con las melodías. Investigaciones recientes indican que los perros son más tranquilos y felices después de escuchar canciones.

Un estudio publicado por la revista Physiology and Behavior, explica que científicos de la Universidad de Glasgow, en Escocia, crearon cinco listas diferentes de reproducción musical para los perros, con variedad de géneros: clásica, pop, reggae y rock suave. De esta manera examinaron factores físicos en los canes como ritmo cardíaco, niveles de la hormona del estrés cortisol y los conductuales: ladridos.

A lo largo de la investigación, la reacción varió de perro a perro: “Diferentes perros respondían de manera diferente. Posiblemente hay una preferencia personal de algunos perros por los diferentes tipos de música, al igual que en los seres humanos”. Explicó Neil Evans, estudioso de salud animal.

Pero eso sí, encontraron patrones consistentes: la música en general lograba efecto calmante, y de los cinco géneros, el rock suave y el reggae fueron los más eficaces.

Los resultados del estudio vienen con implicaciones más amplias, porque más allá de calmar a un perro, también funcionó como ayuda en refugios de estos animales, sobre todo tranquilizó a aquellos que estaban a punto de partir a un nuevo hogar, o sea, que serían adoptados por una familia, esta es situación importante porque en la mayoría de estos lugares existe mucho ruido y producen estrés en el animal e incluso se consideran como aterradores para ellos y hacen que se acobarden, ladren con desenfreno y creen dudas e inquietudes en las personas que desean llevarlos a casa.

Entonces, ya se sabe, la música hace la magia. Valdría la pena no separarnos de ella, escucharla siempre, dejar que otros la escuchen, en ese tono adecuado de canturreo feliz.

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