Por: Francisco Parada Walsh*
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Todo quedó atrás, la despedida al colega, a la enfermera, a todo el Personal de Salud, a todo el mundo; en meses olvidamos al hermano, el miedo ganó al honor ¿Cómo queremos ser recordados? Nosotros no merecemos el recuerdo, merecemos el olvido.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Todo es efímero, todo es fugaz hasta la vida del colega que nada importa, debe la fiesta de los cachos seguir.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Por los valientes, si, gracias a esos que ofrendaron el todo por la nada seguimos vivos porque a nosotros nos palpita el corazón pero no el alma; nada cruje entre nosotros, nada, solo la indolencia querido hermano del Cielo.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Regios, majestuosos, solidarios; ustedes que abrieron la brecha a la vida y permitieron que nosotros sigamos respirando indiferencia no nos pueden llamar colegas porque no lo somos, somos un conglomerado de hombres y mujeres confundidos por el vicio, el dinero y el nulo dolor.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Y los globos al aire, quizá pensamos que somos eternos y que nada puede pasarnos en este país llamado El Pinochini de América; todo fue una mentira, todo y queda al descubierto que vivimos para nosotros y no para Ustedes ¡Valientes Colegas! ¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Reservados para los seres maravillosos, nosotros no somos dignos de ello pues vivimos en el ayer, en el yo, en la nada.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! ¿Cómo olvidarlos? Aquel colega que bajo la lluvia, de pie, firme al firmamento, gallardo, despide a su amigo, a su hermano, a su prójimo ¿Cómo vamos a olvidar a hombres únicos, tallados con cinceles viriles y divinos? ¿Cómo por Dios? ¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Para el personal de salud, todo fue un momento de emociones pasajeras, de esas que está lleno el país, poco a poco todo vuelve a la normalidad y seguimos nuestras frías y destempladas vidas.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Y entendemos que los muertos somos nosotros, muertos en vida, fríos como una paleta sin sabor, eso somos nosotros ¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Qué pena que los que les seguiremos nunca sabremos lo que es una despedida de la talla de ustedes, nosotros no tenemos talla ni física ni moral, somos hijos espurios de la medicina, no somos nada.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Atrás, perdimos el rumbo, lo perdimos, vivimos en un presente egoísta, apocado, escaso donde dejamos de asombrarnos por las cosas duras de la vida, nada nos perturba, nada, quizá somos el fiel reflejo de lo que vivimos, una confrontación eterna entre buenos y malos y entre malos y buenos; perdimos los valores y el valor a seguir el ejemplo de ustedes queridos colegas que se nos adelantaron, somos llamarada de tuza y preferimos cantar el “Pájaro Picón” que hacerles un Paso de Honor a lo mejor que el personal de salud destinó para luchar con garras y dientes contra el mal humano convertido en virus.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Nosotros no merecemos una despedida como la que ustedes recibieron, no, ustedes fueron los pioneros del valor, de la nobleza, de servir a una patria que no los merece, de cambiar el Juramento de Hipócrates y hacer su propio juramento donde nunca dice que un médico debe dar la vida por sus pacientes y siempre con esa letra horripilante que nos caracteriza escribieron un nuevo juramento al mundo donde la entrega de todos ustedes no solo fue luchar contra la muerte sino servir a sus pacientes a costa de sus propias vidas.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Reservados para unos pocos, los que te escribimos somos del montón.
¡Atrás quedaron los Pasos de Honor! Atrás quedaron los verdaderos hombres y mujeres de una sociedad; los preferidos de Dios ya no serán los niños, los enfermos y los pobres sino el personal de salud que voló al Cielo con alas de respeto, de solidaridad, de lucha, de valor como pocos ¡Atrás quedaron los Pasos de Honor!
*Médico salvadoreño
