Elecciones, reflexiones y lecciones de un país dividido

Por Lindy Scott, Profesor emérito Universidad Withworth – Estados Unidos de América.

El martes, 3 de noviembre hubo elecciones generales en los Estados Unidos, incluyendo para la presidencia.  El presidente actual, Donald Trump, intentó ser reelegido. Por lo tanto, los ciudadanos votaron a favor o en contra de las acciones de Trump en sus cuatro años de presidencia, especialmente por su manejo del coronavirus. El demócrata Joe Biden obtuvo unos 78,000,000 votos, 5 millones más que Trump (50.9% versus 47.3% del voto total). Sin embargo, no se elige el presidente en los Estados Unidos por el voto popular sino por una elección representativa en la cual cada estado otorga sus electores-delegados al candidato que gana en su estado. Hay un total de 538 electores en el Colegio Electoral y, por lo tanto, se necesitan 270 electores para ganar la presidencia. Biden ha recibido 306 electores versus 232 para Trump y, como consecuencia, es el presidente electo. Va a tomar el cargo presidencial en la Casa Blanca el 20 de enero. A dos semanas después de las elecciones, el presidente Trump todavía no ha reconocido que perdió las elecciones. Este hecho hace más difícil la transición de poder a Biden, el nuevo presidente electo. Después de las elecciones, se han realizado encuestas de salida (¨exit polls¨) para entender por qué los ciudadanos votaron por un candidato u otro. Quisiera hacer unos comentarios sobre estas encuestas (1).

El voto de los hispanos/latinos

Hace cuatro años, Hillary Clinton ganó 66% del voto hispano y Trump 28% (con lo restante distribuido a otros candidatos de partidos menores). En las elecciones de hace dos semanas, Biden también ganó 66% del voto hispano, pero Trump subió su porcentaje a 32%. Sin embargo, estos porcentajes no fueron uniformes en todo el país. En California, Biden ganó más de 70% del voto hispano, pero en Florida Trump recibió casi la mitad del voto cubano-americano, venezolano-americano, y nicaragüense-americano. Muchos de estos latinos habían huido de gobiernos socialistas en sus países de origen y la campaña de Trump les advirtió del problema del ¨socialismo extremo¨ de los demócratas. Esta estrategia funcionó en Florida porque Trump ganó este estado con mucho apoyo de los cubano-americanos y otros latinos, pero Biden ganó los estados en el sureste (como California, Nuevo México, y Nevada) con una mayoría aplastante de los mexicano-americanos.

El voto de los católicos

Joe Biden es un católico practicante, aunque progresista referente al aborto. Donald Trump ha sido nominalmente presbiteriano, aunque actualmente se declara no-denominacional para atraer el voto evangelical (2). Parece que la afiliación denominacional y otros valores religiosos afectaron el voto en las elecciones. En 2016 Trump obtuvo 64% del voto de los católicos blancos pero este porcentaje bajó a 57% en las elecciones recientes (3). Hillary Clinton recibió 31% del voto de los católicos blancos hace cuatro años, pero Biden aumentó su porcentaje en este grupo a 42%. Dado que los católicos son 22% de la población total en los Estados Unidos, el voto de los católicos blancos fue significativo en la victoria de Biden, especialmente en los estados competitivos de Wisconsin y Michigan puesto que el número de electores delegados en cada estado es decisivo para determinar el candidato ganador.

De los católicos hispanos, el 67% votaron por Biden, y el 32% apoyaron a Trump. Estos porcentajes son casi idénticos a las proporciones del voto hispano en total. Muestran que el pueblo hispano está dividido políticamente, pero las diferencias se basan más en las políticas racistas y antinmigrantes de Trump que en la religión.

El voto de los “evangelicales

En 2016, Trump recibió el 81% del voto de los evangelicales blancos, pero solamente el 75% de este grupo en 2020 (4). De manera paralela, Hillary Clinton ganó sólo el 16% del voto de este grupo, pero Biden subió su porcentaje a 24%. Este cambio (14% en total) también fue decisivo en los estados muy competitivos dado que los evangelicales blancos suman a casi 25% de los votantes en total. Varios aliados religiosos de Trump, como Franklin Graham (hijo del famoso predicador Billy Graham) mantuvieron su apoyo al presidente.  Sin embargo, otras voces evangelicales importantes como Mark Galli de la revista conservadora Christianity Today recomendaron que no se votaran por Trump.

Me parece que esta baja en el voto de los evangelicales blancos a favor del candidato republicano se debe, en gran parte, a una decisión específica de Trump. Por cuatro décadas, los republicanos habían prometido que si ganara las elecciones, un presidente republicano nombraría jueces conservadores a la Corte Suprema quienes revocarían la decisión Roe versus Wade (de 1973) que legalizó el aborto en todo el país. Durante sus cuatro años en el cargo presidencial, Trump nombró a tres jueces conservadores a la Corte, incluyendo el proceso apurado para nombrar a Amy Coney Barrett el mes pasado. Dado que los evangelicales ya habían obtenido su deseada mayoría conservadora en la Corte, bajó la motivación de votar otra vez por Trump, especialmente a la luz de lo sub-cristiano de su carácter (mentiroso, bully, machista, etc.), como también de sus políticas (racistas, clasistas y antiecológicas).

El voto de los evangelicales hispanos es más difícil de estimar. Las encuestas varían entre el 45% y el 61% de este grupo que votaron por Trump, más alto que los hispanos en general, pero por debajo de los evangelicales blancos. Algunos líderes religiosos hispanos enfatizaron el criterio antiaborto y recomendaron que se reeligiera al presidente a un segundo período en la Casa Blanca. Otros afirmaron que el carácter y las políticas del demócrata Biden corresponden mejor con lo esencial de su fe.

Otros grupos religiosos (judíos, protestantes afroamericanos, evangélicos progresistas de todas las razas, y musulmanes) favorecieron a Biden con su voto (entre 64% y 90%).

El futuro de Trump

Hasta el momento de escribir este artículo, Trump todavía no ha admitido que Joe Biden ganó las elecciones y no lo ha reconocido como presidente electo. Trump alega que hubo irregularidades y fraude, pero no ha presentado ninguna evidencia sólida a favor de sus acusaciones. Algunos de los líderes republicanos (los senadores Romney, Collins, Murkowski, y Sasse, y el expresidente George Bush) ya le han felicitado a Biden por su victoria, pero otros han mantenido un silencio extraño. Parece que unos temen a Trump y otros no quieren ofender a los ciudadanos que votaron por Trump, especialmente si ellos deciden lanzar su propia campaña para la presidencia en 2024. Varios critican este apapachar al presidente para evitar un posible berrinche temperamental como un riesgo a la seguridad nacional del país por postergar la transición de poder.

Unos predicen que Trump va a lanzarse hacia la presidencia de nuevo en 2024. Otros piensan que está cansado de la política, pero no del poder. Predicen que Trump va a fundar su propia organización de medios masivos para seguir influyendo en la política estadounidense y mundial. Esto crearía una competencia con Fox News, la organización conservadora de medios masivos que ha sido el medio preferido de Trump.

Los desafíos para Biden

El camino para el presidente electo Biden no será fácil. Los desafíos son múltiples:

  • La pandemia de Covid-19 está aumentando día tras día en los Estados Unidos y en todo el mundo. Se va a empeorar antes de que se perfeccione y distribuya una vacuna segura y eficaz.

  • Biden tendrá dificultades en pasar legislación en el Senado norteamericano, porque los republicanos tendrán un número igual o superior a los senadores demócratas (esto depende de elecciones especiales en el estado de Georgia el 5 de enero).

  • Biden tendrá que reconstruir puentes de colaboración con países en Europa, América Latina, y el resto del mundo (la Organización de Naciones Unidas, el Acuerdo Climático de Paris, etc.)

  • Los Estados Unidos es un país dividido por clase, ideología, raza y religión. Es por verse si los grupos étnicos y religiosos en los Estados Unidos van a contribuir a la unidad o más división en el país.


(1) Hay que usar cautela con encuestas. Las encuestas realizadas antes de las elecciones mostraron que Biden iba a ganar por 8-10% en el voto popular total pero, a fin de cuentas, ganó por 3.5%. Las encuestas han fallado un poco porque existen ¨Trumpistas tímidos¨, ciudadanos que votan por Trump, pero son tímidos en declarar su apoyo al presidente públicamente a una persona desconocida que realiza la encuesta.
(2) Hay que hacer una distinción entre ¨evangélico¨ y ¨evangelical¨. Evangélico es un término amplio que se refiere a todos los protestantes, mientras que ¨evangelical¨ es una palabra más restringida que refiere a evangélicos quienes son conservadores en sus perspectivas doctrinales y sociales.
(3) https://www.americamagazine.org/politics-society/2020/11/06/catholic-vote-donald-trump-joe-biden-election-split
(4)  https://www.theguardian.com/us-news/2020/nov/06/white-evangelical-christians-supported-trump. Las encuestas muestran que el voto ¨evangelical¨ blanco a favor de Trump bajó a 70% en el estado importante de Michigan.

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