W. Raudales: Aquí estoy, creyendo que no es tarde para hablar

AL PAN PAN Y AL VINO VINO del 27 de julio 2020. Comentario de Walter Raudales en el primer programa El Independiente Radio.

Estar aquí haciendo radio es como despertar, es revivir y sentirse vivo. Vengo de caminar muchos caminos, anduve distintos senderos ligados a la radio. Desde el día en que mi padre Adalid, en Siguatepeque (Honduras), me llevó a la radio Centro Radial de su amigo el profesor José Antonio Baires y en “El noticiero de la 11” (así se llama todavía), me pusieron ante el micrófono, con apenas yo 14 años, di la hora y leí en pleno noticiero las portadas de los periódicos de ese día.

Desde entonces mi destino quedó sellado. La radiodifusión se ha convertido en una arista fundamental de mi vida.

Al tiempo conocí al Padre Chema, José María Tojeira, jesuita, quien tenía un programa en la radio Progreso en el departamento de Yoro en Honduras. Fui corresponsal de esa radio desde la zona central de Honduras, ya para entonces tenía 16 años y la guerra en El Salvador ya había comenzado. La muerte de Monseñor Romero, las noticias de las guindas y los refugiados salvadoreños en La Virtud y Colomoncagua me interesaron. Me ofrecí como voluntario de Caritas en la frontera Honduras – El Salvador y pasé entre los refugiados varios meses y ahí comencé a amar la tierra de mis padres, de mis abuelos, El Salvador.

Al regresar a casa, luego de conocer y compartir el dolor de los refugiados en Colomoncagua, en lo alto de un palo de guayabo en el patio de la casa instalé una antena para sintonizar la Radio Venceremos. Mi madre que mantenía todo el día encendida radio América de Honduras me vio escuchando Radio Venceremos, una tarde recuerdo que le dije: “Llegará un día en que voy a trabajar en esas dos radios”. Y así fue. Fui corresponsal para Radio América de Honduras por varios años desde Panamá y desde El Salvador. Luego después de los Acuerdos de Paz fui del equipo de Radio Venceremos, y lo llevo con mucho orgullo, hasta que ese proyecto de la Venceremos se engusanó y me alejé. También trabajé en Radio Farabundo Martí, en Radio Cadena Central.

Ahora recuerdo un domingo, en el campus de la UCA, allá por 1988, el Padre Ignacio Ellacuría caminaba escuchando, en un aparato de radio multibanda, un partido de fútbol del Atlético de Bilbao (su equipo preferido) y le acompañé a caminar. Mientras andábamos me dijo: “Fíjate que el presidente Duarte me ha prometido una frecuencia de radio para la UCA. Mi idea es vulgarizar (de vulgo en latín que significa pueblo) el pensamiento de la UCA, ayúdame en eso”. Días antes de entregar el poder, en junio de 1989, Duarte cumplió la promesa y le entregó la frecuencia 1420 AM. Luego vino el asesinato de los mártires y aquello se olvidó, hasta que a finales de 1990 el rector que sustituyó a Ellacuría, el Padre Paco Estrada, me llamó y me dijo que me integrará a un equipo para echar a andar la radio. Así nació YSUCA y trabajé ahí un par de años.

Vino luego el proyecto radiofónico post acuerdo de Paz Radio Corporación Salvadoreña (RCS) una idea genial y maravillosa de José Alfredo Dutriz y ahí junto a un gran equipo con Salvador Samayoa, Nacho Castillo, Carlos Mario Márquez, Oscar Madrid, cree y fundé el programa la red contacto, un grupo de oyentes dedicados a servir, fue algo muy hermoso.

Aquí estoy, como dice Rubén Blades, creyendo que no es tarde para hablar. En tiempos de encrucijadas es cuando se necesitan respuestas claras.

Aquí estoy porque Dios, nuestro Padre, así lo quiere. Hermanos salvadoreños, en tiempos de oscuridad y de encrucijada es cuando más se necesita decir la verdad, darle la palabra a la gente, que hagan oír su voz, para dar de nosotros lo mejor, para entregar nuestro corazón, para decir la verdad, para dar un poco de luz. Aquí estamos, o somos país salvado o somos nación rota.

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