Después de dos semanas de vacaciones escolares marcadas por las continuas huelgas en el transporte público, el año 2020 debería comenzar de la misma manera que terminó el 2019.
En Francia, para algunos, este lunes 6 de enero marca la vuelta al trabajo, y para otros, la reanudación –o continuación– de la huelga. Después de dos semanas de vacaciones, los profesores han planeado reanudar su movilización con avisos de huelga para el mes de enero. Otros sectores ya llamaron a la acción: abogados, enfermeros, Air France… El objetivo: mantener la presión sobre el gobierno.
Dos nuevas fechas
Por su parte, el sindicato CGT juega la carta del miedo a la escasez de combustible, prometiendo endurecer los bloqueos de las refinerías y depósitos. El transporte y el tráfico ferroviario parisino seguirán interrumpidos este lunes, pero menos que al principio del movimiento. La SNCF (sociedad de ferrocarriles de Francia) en particular espera una clara mejora.
Los sindicatos, que no quieren aliviar la presión, previeron dos días de manifestaciones el 9 y el 11 de enero. Este martes 7 se reanudan las negociaciones con el gobierno, pero es poco probable que los principales opositores salgan satisfechos puesto que no quieren ajustes sino la retirada total del proyecto.
«Tomar la mano tendida por la CFDT»
Laurent Berger, el secretario general de la CFDT –que de momento no llamó a movilizarse de nuevo, volvió a pedir el domingo la retirada de la edad de equilibrio de 64 años, es decir la edad exigida para gozar de una pensión completa, una medida que considera «injusta» e «inútil». Berger también propuso al ejecutivo una «conferencia de financiamiento sobre las pensiones».
Esta iniciativa fue acogida positivamente por varios miembros del gobierno, comenzando por el ministro de Economía, Bruno Le Maire, quien llamó a «tomar la mano tendida por la CFDT».
El secretario general de la organización patronal de Francia MEDEF, Geoffroy Roux de Bézieux, dio también una señal de apertura sobre la impopular propuesta de atrasar por dos años la edad de jubilación para recibir una pensión completa.
Para el ejecutivo se trata de una reforma «necesaria» para garantizar un equilibrio financiero del sistema de pensiones, mientras los sindicatos denuncian una «regresión» social.
Los últimos sondeos muestran que los franceses opuestos a la reforma o que apoyan la huelga siguen siendo mayoritarios.
