El duro proceso de la revolución salvadoreña

(Por: José Noé Torres Hernández)


Postalita Histórica: ”…después supimos que era cierto que en una revolución se triunfa o se muere… si es verdadera. Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria…” (Che)

El conocimiento ha expresado que Juan Manuel Rodríguez fue el primer Jefe del estado salvadoreño y que gobernó desde el 22 de abril de 1824 al 1 de octubre del mismo año. Desde aquella fecha el pueblo salvadoreño ha experimentado su tragedia histórica de soportar gobiernos que han privilegiado al poder económico de distintas familias: Guirola, Escalón, Araujo, Quiñones, Bosque y otros.

Se debe agregar que estas familias no nacieron ricas, ellas hicieron toda clase de atropellos en contra de la persona humana para apropiarse del bien o dinero que podría pertenecer a todos, además; han tenido un miembro como gobernante de El Salvador, todos impuestos aunque siempre lo han calificado como “democrático, republicano y representativo”, lo que también han plasmado en la constitución de la república. Expresa el licenciado Moisés Eugenio Alvarenga Luna en su obra “Pensamiento Alternativo” “En forma anormal e ilícita, los diferentes textos constitucionales de El Salvador han sido producto de golpes de Estado militares incluyendo la de 1983, que está vigente”. Entonces amigos lectores, podemos asegurar con seguridad absoluta que ninguna constitución fue elaborada con participación del pueblo, todas han sido impuestas.

No se crea que el pueblo ha soportado pacíficamente esa imposición, esa violencia, no; así nos lo dice el levantamiento indígena de los nonualcos en 1833, con Anastasio Aquino a la cabeza, la insurrección campesina de 1932 con Agustín Farabundo Martí, la huelga de brazos caídos en 1944 contra el “brujo de las aguas azules” Maximiliano Hernández Martínez, las luchas sociales del Frente Acción Popular Unificado, FAPU; del Bloque Popular Revolucionario, BPR; Las Ligas Populares 28 de febrero, las luchas del sindicalismo consecuente de El Salvador, la lucha armada de las organizaciones político militares y la guerra de 12 años de 1980 a 1992.

Toda esa belleza de lucha consecuente revolucionaria fue lapidada por los nefastos acuerdos de paz del 16 de enero de 1992. Antes, en 1983 se debatían en el país dos posiciones: El diálogo y Negociación por un lado y la Guerra Popular Prolongada por el otro. 4 de los cinco autodenominados comandantes del FMLN aprobaron el Diálogo y Negociación en contra de uno, de Salvador Cayetano Carpio Comandante Marcial, que defendía la Guerra Popular Prolongada. Con la firma de los acuerdos de paz se enarbola la conciliación de clases y se echa al cesto de la basura la lucha de clases, partera de los cambios revolucionarios consecuentes. Se transforma el FMLN en partido político y los 4 comandantes firmantes de los Acuerdos caen -con conocimiento de causa- en la trampa que antes rechazaban, las elecciones burguesas o sea la farsa electoral, instrumento de la clase dominante para mantenerse en el poder.

Con, lo hasta aquí expuesto debemos considerar entonces, que aquella tragedia histórica del pueblo salvadoreño a 195 años, o sea la imposición del sistema capitalista en sus distintas formas, permanece vigente y más crudo que la coyunda de cuero no trabajado con la que nuestros abuelos amarraban el timón de la carreta.

Esa es la situación verdadera e imperante en nuestro país pese a las acciones en función social que expresan los gobiernos del FMLN haber realizado, no obstante; no lograron ningún cambio estructural como los demanda el sistema socialista.
Hoy por hoy, el Presidente electo con más de 1, 490,000 votos, sostiene devotamente que no es de ideología de derecha ni de izquierda, lo que resulta bastante cuestionable, si tomamos en cuenta que no existe término medio en ideologías o se es de derecha o se es de izquierda por lo tanto es falso de falsedad absoluta lo que sostiene el señor Bukele.

El presidente electo ha dado la pauta con sus “arreglos” que es un hombre de derecha y ni siquiera de centro “Enséñame tu diente y te diré el peso y la medida de tu cuerpo” dice un adagio chino, él; ha tenido “acomodos” con gobiernos y personas conservadoras y se ha separado de lo que considera dictaduras como la de Nicolás Maduro en Venezuela, no ha buscado relacionarse con los trabajadores salvadoreños, ni con sectores populares de este país a pesar de su discurso oficial en defensa de los mismos. Que es de derecha se confirma, sin embargo se le debe dar el beneficio de la duda pero… para que sea realidad sus ofrecimientos no tiene que tener ataduras a los gobiernos terroristas del mundo.

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