VAMOS A VOTAR

Más de cinco millones doscientos mil salvadoreños están convocados este 3 de febrero, para decidir el rumbo de los próximos cinco años, en tanto uno de cuatro contendientes del proceso electoral presidencia resultará ganador.

Si el ganador obtiene, al menos, la mitad más uno de los votos válidos, será el sexto presidente electo luego de la firma de los Acuerdos de Paz, en caso contrario, será necesaria una segunda vuelta entre los dos contendientes que obtengan el mayor número de votos, la decisión la tienen los votantes que venciendo el ausentismo, optan por salir de sus casas hacia el centro de votación que le corresponde y de forma libre, personal y secreta, selecciona con base en su conciencia, una de las siete banderas que le muestra la papeleta.

En la elección del 2014, votó cerca del 60 por ciento de los ciudadanos empadronados, se espera que ese porcentaje sea superado en esta elección para una mayor legitimidad de los resultados, lo cual nuevamente la responsabilidad recae en la decisión de los ciudadanos de ir a votar.

El ciudadano consciente, el joven o el adulto, hombre o mujer, que se caracterizan por ser emprendedores, responsables con su familia, que son útiles y necesarios para la prosperidad de la sociedad; el día de la votación no se quedan en casa y a temprana hora cumplen con su derecho y obligación de ejercer el sufragio, forma de participación política que fortalece nuestra democracia y define quienes serán los gobernantes del país, que gobernarán por igual, fundamentados en la ideología de su partido, tanto para los que votaron por ellos, como para los que votaron en contra, se abstuvieron, votaron nulo o no fueron a votar.

Nuestro sistema electoral a diferencia de los aplicados en otros países no establece sanciones para los que no ejercen su derecho al sufragio y se pronuncia por una obligación de conciencia, fundada en la voluntad de la persona, que unida a la voluntad de millares crea una voluntad general popular que, al constituirse en mayoría, es capaz de definir el rumbo de la sociedad. En ello reside el poder del sufragio por lo que, sin vacilaciones, vamos a votar y definir el rumbo de los próximos cinco años de nuestro querido pulgarcito de América.

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