El rastro del águila en el aire

El Amigo


Amigos míos: heme aquí de nuevo escribiendo sobre el Ajedrez Salvadoreño y su evolución. Su desarrollo histórico hasta la actualidad pudiendo los lectores, por tanto, vislumbrar su futuro con facilidad. No es fácil encontrar datos fidedignos sobre el desarrollo del ajedrez en El Salvador. Solo información dispersa de gente que voluntariamente habla de sus recuerdos y valiosos escritos existentes. Sin embargo, la trayectoria de nuestro ajedrez ha sido buena, elegante como el vuelo de un águila. ¿De un águila? Sí, por los logros obtenidos promoviendo el deporte mental entre los adultos, las juventudes y niñez. Entre escolares. Entre mujeres y hombres sin diferencia. Me refiero a la equivalencia de condiciones pues doy por hecho la natural y distinta estructura física y orgánica; la personalidad de ambos sexos que es aún opuesta.

A este respecto, esta disciplina es un ecualizador-compensador pues no hay sexo fuerte cuando se sientan frente a un tablero de ajedrez. Siguiendo, elegante trayectoria por la distinción en triunfos a nivel regional y, sin complejos hay que decirlo, incluso en el campo internacional. Es el único deporte en el cual El Salvador ha obtenido un hermoso trofeo y presea de oro por equipos. La de Libia 1976. Nos referiremos a ésto en próxima ocasión. Los rasgos históricos, en síntesis, no son fáciles al igual que el rastro del águila en el aire que no se ve a simple vista. Pero hay que imaginarlo, buscarlo, que ahí está.

“En sus inicios el ajedrez fue un juego privado, pero pocos años después se mostró a los ojos de todos cuando los socios del Club Rean, de la Sociedad de Empleados de Comercio y El Dorado comenzaron a jugarlo con las puertas abiertas.” Dice el periodista Roberto Águila en artículo publicado el 28 febrero 2000, El Diario de Hoy. Se refiere más bien a los finales 1930 y década 1940, es de suponer. Años en que este deporte tomó auge al impulso del señor Enzo Bianchi, referido en artículo anterior; y, al fuerte apoyo de varios personajes entre estos el mayor Óscar Bolaños, después Teniente Coronel miembro del Consejo Revolucionario de Gobierno 1948 y Ministro Defensa. Puestos desde donde catapultó el ajedrez difundiéndolo inclusive en el medio militar. Por tanto, se jugaba en el Círculo Militar. ¿Y cómo no? Este deporte es afín a la carrera de las armas pues para ser justos es verdaderamente un juego de guerra donde no falta la estrategia y la táctica. Atributos ambos de estas disciplinas en que se necesita cálculo preciso, medir causa y efecto, consecuencias. Pecado sería que los hombres de armas en El Salvador no conozcan la ciencia y arte del ajedrez. Mucho menos que no lo practiquen. ¿Dónde estaríamos?

El medio militar ha sido un vivero de jugadores y promotores ajedrecistas. Tiene madera. Algunos de sus valores no han figurado en lo alto porque las múltiples ocupaciones del servicio no les permite. El coronel Joaquín Zaldívar, por no mencionar otros, Ministro de Trabajo a fines de los años 1960 fue Presidente de la Federación Salvadoreña de Ajedrez. Continuando hasta mediados de la década 1970. Fuerte impulsor. A donde iba nombrado como militar o cargo público, llevaba tras de sí la cola de ajedrecistas para jugar o darles trabajo. En el Club Salvadoreño Ajedrez, la vieja guardia, o sea, los Mena, los Rojas, los Soley, los Zarzar, los Mojica, los Roversos, los Crespín, etc. no lo llamaban “coronel” si no, “Quincho” a secas. A lo sumo, “Quincho Zaldívar”. Era popular. Fue escritor, analista y Coach. Incluso siguió ayudando en todos los campos después de ser Presidente. Gran alero era el también coronel Ricardo de Jesús Menjívar, colaborador nacional. Pero no es el punto, bueno será referirlo en otra ocasión. Lo más probable es que el ajedrez en al medio castrense lo hayan promovido asesores extranjeros que arribaron. Franceses en su mayoría de las filas napoleónicas y Bonaparte, no es secreto, era, además de brillante estadista un asiduo ajedrecista. En el pasado, pues, nunca faltaba más de un tablerito en los casinos militares.
Atilio Mojica, 3 veces Campeón Nacional, 1966, 1969 y 1972, a fines de los años 1970 fue Instructor de Ajedrez en la Escuela Militar “Cap. Gral. Gerardo Barrios.” Sustituido por José Luis Gutiérrez, otro buen elemento; cuando se estableció la clase opcional de ajedrez en dicha Escuela. El Teniente Coronel Adolfo A. Majano Ramos, Jede de Estudios y luego Sub-director, la instituyó. Pocos Centros de Estudio han tenido esta visión. Actualmente lo hace metódicamente, se sabe, el Externado San José. Refiriéndonos siempre a los años idos, se jugaba Ajedrez en el Portal de la Dalia. Ahí estaban las líneas de tableros disponibles para el que quisiera. Ya era popular. Más tarde Alberto Zarzar, un inmigrante árabe francés tenía en el centro de San Salvador, Calle Arce, el Almacén PAX; El de las Mil Novedades. Decía el anuncio recordando Ipso Facto el cuento oriental de las Mil y una Noches. Una tienda comercial pero con TODO PARA EL AJEDRECISTA, también decía el anuncio. Es decir, tenía juegos, libros, relojes, etc. Constituyendo un apéndice, digamos, del Club Salvadoreño de Ajedrez y la Federación. Se solazaban los visitantes conversando con Don Beto. ¿De qué se quejan los ajedrecistas? La fortuna los ha favorecido, ha habido buena gente involucrada. Y de esta sencilla forma, este Mecenas que apoyaba también con dinero, fomentaba el juego sin egoísmos pues era igualmente un jugador de primera línea.

Así llegamos al 4 abril 1975, fecha en que tomó posesión una nueva Federación de Ajedrez. Asunto rutinario pero la verdad es que el Juego Ciencia se expandía. Empujaba y generaciones de jóvenes salían del cascarón queriendo volar alto. Una oleada de éstos en el nivel Superior desplazaba a la vieja guardia que no sin honores habían hecho lo propio desde 1946, fecha del primer Campeonato Nacional. Éste fue un parto de verdad -no es de extrañar- con los forcejeos naturales de la nueva sangre que quería emerger. Apareció entonces la generación de Los Libios, autodidactas, llenos de voluntad, muy jóvenes. Imprimieron su sello. La elección de la nueva Federación igualmente tuvo anécdotas importantes que contar. Las trataremos adelante. En resumen, el ajedrez salvadoreño se ha desarrollado con esfuerzo pero gracias a Dios, culminando en lo alto de la montaña. No era un gavilán pollero volando por los ámbitos centroamericanos sino un águila que empezaba a desplegar sus alas. A esta época nos referiremos en próximos artículos. Parte esencial del quehacer ajedrecístico nacional.

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