El mal común

El mal bien elaborado es aquel que tiene una buena dosis de bien; de ahí su capacidad de engaño y la capacidad de llegar a lo esencial de la vida humana. Dicho de otra forma, la mejor mentira es aquella que tiene una buena dosis de verdad; de ahí su capacidad de disfraz.


Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*


El Salvador y Centroamérica viven una tragedia, pero con un disfraz de modernidad y crecimiento. Y dentro de esa tragedia mayor, hay una serie de sufrimientos, tristezas y muerte lenta que se nos presenta como natural, y de ahí ese sentimiento envilecido, que nos va deshumanizando, porque, en definitiva, y en eso no se equivocan, las cosas son lógicas, naturales y merecidas por supuesto.

Hay una niña de 12 años, cuya madre fue detenida por el Régimen de Excepción y por cierto con pruebas suficientes y eso no está en discusión. Y la tragedia que estoy contando, es que esa niña de 12 años ha tenido que hacerse cargo de sus dos hermanitas -que por cierto de diferente papá- y de su abuelita que ya no da para mucho.

Esa valiente niña va a la escuela y también sus hermanitas. Apenas sale de estudiar se convierte en una tierna y batalladora madre y se dedica al comercio, vende pan dulce y todo aquello que pueda vender, para ir sacando adelante a sus hermanitas y a su abuelita. Y si la puta vida es una carga, esa pobre niña carga una enorme y pesada cruz que está a años luz, del pretendido sacrificio de los buenos cristianos.

Los vecinos de la niña y su familia son solidarios desde sus pobrezas, pero eso no da para mucho. Pero son solidarios y atentos como suelen ser muchos empobrecidos.

Qué miedos viven esas niñas, cómo manejan la tristeza de no tener a su mamá, qué pasa cuando no tienen comida suficiente, qué pasa cuando se enferman…
Dice Ellacuría: “Para que se dé un mal común, que como condición previa tiene el ser mal de muchos o de la mayoría, se requiere que esos muchos se vean afectados por el mal en razón de la comunicabilidad de ese mal: dadas determinadas condiciones, lo más probable es que el mal afecte a muchas personas o a la mayor parte de las personas.

…el carácter estructural y dinámico de eso que se llama con propiedad mal común: mal común será aquel mal estructural y dinámico que, por su propio dinamismo estructural, tiene la capacidad de hacer malos a la mayor parte de los que constituyen una unidad social.”(1)

Este texto de Ignacio Ellacuría, al menos a nosotros, no nos invita a hacer teología de la pila bautismal, sino que, nos lleva a indagar, a escarbar con nuestras manos al interior de la realidad, el cómo se expresa el mal común en la vida de nuestra gente.

Esa ortodoxia pretendidamente ellacuriana que se han inventado para comodidad y encubrimiento de cobardías no nos quitan el sueño. Ustedes sigan soñando que no entendemos los textos y está bien. Pero no está demás decirles, que hasta la gente que no ha ido a la escuela, entiende lo que escribió Ellacuría. Con algo de trabajo, pero entienden.

Cerramos este artículo afirmando que: El Salvador y Centroamérica están configurados por el mal común y de ahí, la necesidad de mostrar la tragedia humana que estamos sobreviviendo. Y en ese horizonte anhelado, esperanzado, en el cual nos imaginamos la convivencia en el bien común, como el corazón de Dios; saquemos la fuerza para seguir soñando que un mundo nuevo es posible, con hombres y mujeres nuevas.

Esa lucha necesaria, que pasa por la vida cotidiana de cada persona, nos lleve finalmente a trascender incluso esa realidad de estado de derecho, hacia un estado de justicia.

*Investigador y docente universitario.

1. Ignacio Ellacuría; Escritos filosóficos, Tomo III; UCA Editores; El Salvador; pág. 448; primera edición; año 2001.

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