Historias de sobrevivencia

De izquierda a derecha el autor del artículo, Aurelio y Santos Cándido Bonilla (Camilo)

Recorriendo una de las rutas emblemática para nuestra historia. En ciudades y cantones comprendidos al norte del rio Torola. Como Jocoaitique, cuna de grandes personajes de la guerrilla y de la lucha popular, estamos hablando de Doré Castro cuyo seudónimo era Samuel. Destacado comando urbano que se introdujo junto con otros compañeros a la base militar de Ilopango y destruyeron numerosos helicópteros y piezas de artillería antiaérea.

Por: Igor Iván Villalta Sorto*

La madre de Doré era profesora y su otro hijo estudiante en la Universidad Centroamericana (UCA) miembro de Fuerzas Revolucionarias Universitarias 30 de julio (FUR-30) este cayó abatido a balazos en las gradas de catedral metropolitana el 8 de mayo de 1979. El execrable crimen de su hermano, José Fidel Castro, cuando ayudaba a un compañero herido. Este acto criminal contra jóvenes desarmados radicalizó el actuar de Doré hasta convertirlo en un destacado comando urbano.

A la izquierda Daniel Chimbera.

Nuestro objetivo era compartir unos días con Aurelio un veterano compañero de guerra que fuera enviado a hacer la platada (tiempo obligatorio para salir de alta en el cuartel) el entrenamiento militar tuvo duración de casi dos años. Uno de los compañeros de entrenamiento era el comandante Silvio de Jesús Argueta (Licho). Ya en las filas guerrilleras se desempeñaba como instructor militar y en las fuerzas de vanguardia, igual cargo ejercía Licho. Hasta que un día cualquiera se encontró un lapicero  lo tomo y oprimió el percutor estallándole en el rostro inmediatamente, esa fue la última vez que pudo ver el mundo a su derredor.

A partir de ese momento recorrió lo que toda persona que pierde la visión debe recorrer. El tortuoso camino de aprender a hacer las actividades cotidianas nuevamente. Necesitó mucha paciencia, comprensión y ayuda para movilizarse y reconocer los objetos y espacios sin accidentes. Afortunadamente con su última compañera de vida (ya invidente) procreo tres hijos: Claudia, Rosendo y Maritza, que han sido su apoyo moral y físico en todo momento. Pero lo más increíble de todo esto es la entereza de carácter que posee, es un hombre que a pesar de tanto sufrimiento enfrenta la vida con mucho optimismo y entusiasmo, no se amilana para nada. Se mantiene sonriente, alegre y dinámico.

A las cuatro de la mañana enciende su radio para escuchar la música campirana que lo hace vibrar como cualquier joven. Aurelio es un hombre fuerte de mayor estatura que el promedio para aquella época, con mente brillante que si se hubiera desarrollado en otras condiciones habría alcanzado muchos logros académicos, debido a que le gusta la inventiva, problematizar a los demás y a sí mismo. A nosotros nos sorprendió cuestionándonos de cómo se escribía cinco mil en números romanos, y allí estábamos quebrándonos la cabeza de cómo diablos se escribía la cantidad en romanos, bueno no nos quedó otra que consultar a San Google para encontrar la respuesta y aprendimos la lección.

Otro de nuestros grandes compañeros de combate al que visitamos fue Daniel Chimbera, que cuando lo conocí era un pequeño niño cuya función en la guerra era llevar correos con instrucciones a las tropas en los campamentos y en los combates. En esa época nuestro sistema de comunicación local no se encontraba muy desarrollado. Daniel era un cipote dotado de gran energía física así que cuando le encomendaban una misión él inmediatamente, como todo niño hiperactivo, salía corriendo simulando con sus brazos extendidos como alas al vuelo. Por esa razón adquirió el mote de Dragon Fly.

Serio al dirigirse a uno, pero jodión como todos los niños pioneros. En una ocasión nos encontramos en una vereda, cuando me detuvo cuestionándome ¿y tú FALL? ¿Cuál FALL? si yo nunca he utilizado esa arma como equipo. No, me refiero a tu tufo. Era algo increíble como los cipotes utilizaban tantos elementos que uno debía de tener mucho cuidado para no caer en sus en sus trampas de bichos jodedores.

Nuestras fuerzas se movilizaron al volcán Guazapa, ya como Batallón Sergio Hernández y establecimos como lugar de retaguardia estratégica el Cantón Zacamil con el fin de incursionar a ciudades cercanas. El enemigo no permitía la entrada de comerciantes con elementos que pudiesen servir a las tropas como avituallamiento, por tanto, no podían ingresar trastes de concina de ningún tipo, entonces los comerciantes se las ingeniaron para introducir bacinicas plásticas, eran para niños por tanto habían de todos colores, era divertido ver a la tropa todos con sus bacinicas pidiendo su ración de comida.

Ya sentado con mi ración de frijoles parados (salcochados) y mis dos chengas (tortillas) negras por el maicillo, veo a la par mía a Daniel comiendo, no en una bacinica nueva como todos, se trataba de una usada, se miraba desteñida, le cuestioné de donde había obtenido ese instrumento. El me respondió, sin dejar de comer ávidamente. Por “hay” la encontré.

David El Chimbera se desarrolló como un gran combatiente, sus hazañas se cuentan por doquier, posee un muy alto grado la palabra amistad, compañerismo y sacrificio. Siempre dotado de energía física envidiable después de un día fatigoso y extenuante siempre existe el momento para dar oportunidad a las chanchonas o para los grupos como Los Tigres del Norte o Miramar para danzar con todo entusiasmo.

*Biólogo investigador  

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