El mal común es estructural y dinámico…

Eduardo y Carmen era una joven pareja que rondaba los 30 años. Ellos se habían conocido cuando tenían 18 años, en el seno de una iglesia evangélica. Eduardo llegó a la colonia a vivir con una tía, y buscar trabajo en San Salvador. Al poco tiempo consiguió trabajo en una maquila en donde fue aprendiendo el oficio de reparar máquinas, siendo ayudante del mecánico.


Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre


A insistencia de su tía se vio obligado a ir a la iglesia un domingo ya que no le podía negar nada a la tía que le acogía de buena gana. Ese día luminoso sus ojos se toparon con los de Carmen y fue la de no parar… El amor es como un resbaladero gigante y te deslizas y ya no puedes detenerte.

Se acompañaron y vinieron sus hijos: José de 11 años, Diana de 9 y Kevin de 6. El salario de maquila de Eduardo, como se imaginan, no resolvía las necesidades de una familia de 5 miembros. Pero estaban unidos por el amor y la esperanza siempre terca en los pobres con espíritu; y es que, ya habían afrontado la dura decisión de dejar su iglesia, porque para el pastor y la mayoría de sus miembros, hay que tener todos los hijos que Dios te quiera dar. Y eso de la esterilización, es cosa del demonio, es dejar la puerta abierta a la carne para los placeres mundanos.

No importa la familia, la pareja, la salud de las mujeres, la situación económica. Y aunque uno es pobre, siempre quiere que sus hijos no sufran lo que uno sufrió, dice Carmen.

Carmen consiguió un pequeño local en el centro de la capital y pusieron una venta de jugos y panes con frijolitos que vendía a la gente que iban para su trabajo. Y como toda buena emprendedora, Carmen, poco a poco fue surtiendo el negocio siguiendo los pasos de lo que la gente buscaba en la pasada. Con eso se fueron defendiendo un poco más y afrontando el estudio de los hijos. Y como buenos evangélicos, fueron acogidos en otra iglesia, más grande y elegante.

Pero en estos países nuestros, -si no es una cosa, es otra-. El pobre de Eduardo perdió su trabajo porque la empresa se vio obligada a recortar personal. Recortar como pedazo de tela, porque la visión humana no existe en el mundo del trabajo. Se quedó esperando a que lo llamaran de nuevo y nada. La familia empezó a padecer necesidades y Carmen y su negocio no lograban cubrir más que para lo mínimo de seguir viviendo.

En la iglesia conocieron, con algo de desconfianza, a un hermano convertido al evangelio que antes había sido pandillero. El elegante y pulcro pastor de esa iglesia envió a Eduardo para que hablara con el hermano rescatado. El tipo sin tanta vuelta le dijo que dentro de 15 días el hermano Luis se iría para Estados Unidos con la ayuda de otros hermanos que llevaban gente para allá; y que, sólo necesitaba $ 5,000 dólares para tener el viaje. Y que él rogaría al pastor para que le prestara el dinero.

Dicho y hecho, al siguiente domingo su amado pastor le llamó aparte y luego de un discurso de amor al prójimo, le entrego el dinero y le motivó a cumplir su palabra de saldar la deuda y ayudar al engrandecimiento de la iglesia con su aporte económico.

Eduardo y Luis, los desempleados, se fueron con alguien que no sabían si era coyote o pandillero o bien las dos cosas. Y emprendieron el viaje, al igual que los cientos de paisanos que a diario son expulsados del país, por la pobreza, la inseguridad y el miedo.

El empleo y su salario, y los pequeños negocios, son casi las únicas formas en que la inmensa mayoría de la gente puede llevar comida a su mesa y cubrir otras necesidades básicas. Pero desde que la oligarquía o buena parte de ella mutó a tenderos de nuevo tipo y el sector comercial tomó las riendas del sistema; el desempleo se hizo estructural en el país. Ya no quieren de clientes a los de salarios mínimos, sino que, a los que envían remesas y sus familias beneficiarias. El grupo dominante se dio cuenta que el desempleo, la pobreza y las pandillas son las mejores herramientas para dejar de exportar productos y mejor exportar gente que les resulta más rentable, por los ocho mil o más millones de dólares en remesas que se captan. Eso sí, ahora es más “cool” porque al desempleo generalizado, a la pobreza y las pandillas, ahora más discretas con la Fase 6 que le llaman “Integración” con la ayuda de AID y los europillos, se le suma la destrucción del Estado de Derecho, los militares abusivos en contra de la población desarmada y lo que antes era la policía nacional civil, ahora convertida en guardia del señor de turno. Siguen expulsando gente y las tragedias de su camino, de la cual culpan a la gente que “se va”, no les importa. Eso sirve, para que sus comparsas de las iglesias respetables ganen dinero y privilegios, orando por los pobres migrantes, porque medidas relevantes no las toman.

Allá en México, los “hermanos” pandilleros entregaron a Eduardo y a Luis a los narcos. Estos nuevos coyotes al igual que la nueva oligarquía, no conocen el amor a los paisanos. Eduardo y Luis tuvieron que hacer varios viajes con mochilas cargadas de drogas hacia Estados Unidos con la venia de la patrulla fronteriza. En uno de esos viajes a Eduardo le dio fiebre y no podía caminar. Acostado bajo un arbusto y con la mochila de almohada con la cual se ganaría el pase hacia el norte, fue acribillado mientras dormía. Luis y otros sufrientes mochileros le dieron sepultura, a saber, en que puto paraje. Luis no pudo llorar y luego de unos días pudo escapar y ahora vive y trabaja allá, en el norte tan terrible. Él le contó todo a Carmen, y con el tiempo cambió a su familia de lugar y por supuesto que no le pagará ni un solo dólar al amado pastor.

Y como si no es una cosa, es otra, llegó la gentrificación al centro de San salvador. Por supuesto esa palabra la conocen bien las gentes de bien, pero para Carmen significó el fin de su lucha en el Centro de San Salvador. Su negocio afea ese ambiente tan cool y moderno. Su lucha al igual que la lucha de mucha gente, no es compatible con las luces y la ostentación del nuevo mundo.

Y como parte de los “tristes más tristes del mundo”, su buen pastor le visitaba dolido por la muerte de Eduardo y su situación de pobreza. Hasta que un día le tocó las nalgas, y Carmen le envió a él y a Jehová a la mismísima mierda.

Qué hacen Carmen y sus hijos ahora. A saber…

*Investigador y Docente universitario

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