Ineludible chocolate

Es rico, aromático y tiene historia. Fue muy importante para los pueblos de Mesoamérica, región cultural del continente americano que comprende la mitad meridional de México y los territorios de Guatemala, El Salvador, Belice, occidente de Honduras, Nicaragua y Costa Rica y que en el período precolombino fue conocido por formar parte de grandes civilizaciones. Sus pobladores creían que el chocolate era un regalo de los dioses, que su fruto representaba el corazón humano y él, en sí mismo, la sangre que circulaba por el cuerpo.

Se usaba en ceremonias de bodas de la realeza, también se colocaba junto a los difuntos y se preparaba para festejar victorias militares o comerciales.

Cuenta la leyenda que el dios Quetzalcóatl regaló el árbol del cacao a los hombres como recompensa al amor y la fidelidad de su esposa, quien prefirió sacrificar su vida antes de revelar el lugar en el que estaba escondido el tesoro de la ciudad.

Al morir la princesa su sangre fertilizó la tierra para dar vida al árbol del cacao. Por aquel entonces se relacionaba su sabor amargo con el sufrimiento de ella.

Se piensa que entre los años 1500 y 400 a.n.e. los olmecas fueron los primeros que descubrieron el sabor del cacao, el cual mezclaban con agua y lo adornaban con especias, flores y hierbas.

Refieren fuentes especializadas en el asunto que por los años 600 a.n.e. y posteriormente, en el 1400, se extendió su uso a las civilizaciones maya y azteca en varias formas: como moneda, unidad de medida y alimento con propiedades medicinales.

¡Pero importante!, no todos podían comerlo o usarlo; era para los ricos y si había alguien pobre que se atrevía a probarlo era duramente castigado.

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