Aún sigue faltando la coherencia laboral en las acciones del ministro de trabajo

(Por: Róger Hernán Gutiérrez*)

Pareciera que cada vez que el Ministro de Trabajo y Previsión Social, habla para decir algo coherente, las expresiones no son atinadas, y en lugar de crear una atmósfera laboral favorable para el desarrollo de políticas públicas de empleo, salariales, laborales y de protección social, son por el contrario discursos incoherentes a lo que se necesita impulsar en la práctica.

Recientes acciones en el discurso ministerial, siguen denotando una falta de tacto en lo que es el quehacer sindical en el país, para el caso decir que la contratación colectiva realizada y lograda en la cartera de trabajo en el período anterior consume el 95%; y a la mitad del año tiene un presupuesto deficitario que no podrá cubrir las necesidades de la cartera de trabajo; no está siendo nada más que evidenciar que la persona a cargo del Ministerio de Trabajo aún no logra ubicarse cómo debe ejercer un liderazgo creíble y responsable a la realidad de opresión y empobrecimiento económico que vivencia la clase trabajadora.

Y pretende justificar su poco tino y nulidad aduciendo una estratagema burda, echando la culpa al sindicato de lo que es su inoperancia.
En primer lugar—ejercer el derecho fundamental a la contratación colectiva—específicamente en la cartera de trabajo, trajo aparejada una serie de contradicciones en la materia de libertad sindical, siendo el Ministerio de Trabajo el encargado de llevar adelante la tutela de los derechos laborales tal como la ley lo señala, el conflicto laboral se suscitó con la anterior Ministra y se tuvo que ejercer la huelga para que el Ministerio de Hacienda no vetara lo negociado; y finalmente se cumplió con la instancia y se registró el contrato colectivo vigente, que el estimado Señor Castro (ex sindicalista) no acepta y le echa la culpa de la deficiencia presupuestaria.

Volviendo a fallar en ser una persona ética que se base en su quehacer propio; sin echar responsabilidad a algo que no lo tiene, necesitamos una transparencia y una clara diferencia en la manera de la administración del trabajo, hacerla ética, transparente y eficiente. Continuamos con ejercicios autoritarios y una forma de administrar la organización social de forma arbitraria y selectiva, con dilaciones en la extensión de credenciales sin justificación alguna, hay desconfianzas y personas poco éticas asumiendo la tarea de tutela laboral, lo que tiene como consecuencia valladares político ideológicos entre otros.

No es correcto argumentar que habiendo un ejercicio compartido de 5 meses (ene-may2019), del anterior gobierno, el actual asume sin comprobarlo que se han utilizado los recursos más de la cuenta, lo que lleva a argumentar en que alguien lo utilizó de manera inapropiada (en otros rubros o gastó más de lo presupuestado) o ha existido corrupción—ambas cuestiones necesitan ser demostradas, sino caemos en la falsedad.

El Ministro de Trabajo en lugar de dedicarse a interlocutar con la población laboral y empresarial, ha utilizado su tiempo en denigrar y acusar sin pruebas de una u otra cosa. De acuerdo a lo que entendemos y ha llevado su sello de trabajo, hasta ahora se ha dedicado a conducir los procesos de una manera que no ha sido la mejor.

En los primeros días creó expectativas de hacer una mejor performance, dada su posición de no acompañar lo partidario o influenciarse por los grupos fácticos, se presentó en una primer reunión con los diferentes grupos sindicales e informó de que todo lo que esté afectando el interés de las personas trabajadoras, para el caso ante proyectos de ley y de reformas laborales lo pedirá a la asamblea para discutirlos con los trabajadores y hasta que haya un consenso el proceso seguirá su curso—no ha sido así, pero ese compromiso sigue sin cumplirse en razón de que no existe un espacio o instancia para el diálogo social; y el país está demandado ante la OIT por ser poco ecuánime a los derechos laborales y donde ANEP está involucrada de manera poco contributiva al país y velando por intereses propios (demanda por el C87 y C144).

Sin embargo la sociedad salvadoreña se debate entre una economía deficitaria y de empobrecimiento constante a las personas que necesitan de ingresos suficientes para vivir de acuerdo al costo de vida y con una plena protección social y una práctica de los poderes fácticos nada conciliatoria—y esto se observa en el retraso a discutir agendas y lo relacionado al incremento al salario mínimo.

El Ministro de Trabajo, aún no ha entendido su papel y ha demostrado ser poco dialogante, tampoco si será realmente una persona con liderazgo para influir, con una visión amplia del mundo del trabajo, y con la capacidad para empujar valores, sentimientos, emociones, entrar en empatía con los diferentes grupos sociales que se sacrifican día a día en un mundo laboral opresivo y explotador; o será alguien que obstaculice, se oponga sin persuadir ni demostrar que lo que apoya es lo mejor para quienes intervienen en el diálogo social.

*Sindicalista salvadoreño

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