Obras maestras: la siempreviva

El Amigo.


¡Salud a los amigos y lectores después de las tradicionales fiestas de Agosto! Saludo que será a través de la Siempreviva, un partido magistral de ajedrez de Adolfo Anderssen. El que por su calidad artística no podía faltar en los presentes artículos referidos al juego ciencia.

Nacido en Breslau, Alemania el 6 agosto 1818 y fallecido en marzo 1878 en el mismo lugar, fue campeón de su país por varios años. Igualmente, destacada fue su actuación en competencias fuera de su país.

No existían Campeonatos Mundiales en aquellos años, por tanto, los torneos internacionales en que participó fueron los prolegómenos de la actual y prestigiosa competición mundial.

La Inmortal, otra de las reliquias del ajedrez, es producto del mismo autor. Prueban su maestría como jugador. Esta fue publicada en la Edición 805 del 11–17 enero del presente año en este mismo prestigioso rotativo El Independiente. Las dos obras demuestran por sí mismo el arte inmerso en la disciplina deportiva ajedrecística, siendo mérito especial de Adolfo Anderssen.

Sobre la base de sus resultados y la calidad, fue considerado el mejor jugador de su tiempo y uno de los más brillantes combinativos que ha existido. Con razón, su juego en realidad era inteligente, agresivo e imaginativo.

A los 9 años su padre le enseñó a jugar ajedrez y a pesar de la temprana edad en lo practicó, no destacó como niño prodigio como otros han sido. Su desarrollo fue lento, tardío y de muchísimo esfuerzo. Se explica lo anterior también porque para él el ajedrez comenzó como entretenimiento, como una forma de relajación y de liberarse de las presiones de la vida familiar y trabajo.

Su profesión, dicho sea de paso, era enseñar matemáticas a lo que se dedicaba a fondo. También se dedicaba a la filosofía desarrollando a la par su pasión por el ajedrez de lo que publicó varias obras. Fue además excelente problemista.
En resumen, para muchas personas el ajedrez tiene un sitial de honor como arte. Pues hay belleza en el juego y la belleza es una expresión del arte. En este orden de ideas, cada partida es en verdad una concepción de arte. Muchas son un valioso ejemplo figurando en el podio de honor las dos mencionadas de Andersson, la Inmortal y la Siempreviva.

La última incluida en el presente artículo. Pido al lector que la vea con atención. Podrá apreciar sin exagerar que esta partida es realmente una maravilla del ajedrez. En ella abundan los sacrificios.

Realizada por cierto en un juego amistoso, una de las formas entonces para efectuar las competencias de alto nivel al no haber campeonatos mundiales.

Veámosla a continuación:

Jugada en Berlín en 1852. Gambito Evans aceptado. Blancas –Anderssen y negras –Dufresne.

1. e4 e5 10. Te1 Cg-e7
2. Cf3 Cc6 11. Aa3 b5
3. Ac4 Ac5 12. Dxb5 Tb8
4. b4 Axb4 13. Da4 Ab6
5. c3 Aa5 14. Cb-d2 Ab7
6. d4 exd4 15. Ce4 Df5
7. 0-0 d3 16. Axd3 Dh5
8. Db3 Df6 17. Cf6 + gxf6
9. e5 Dg6 18. exf6 Tg8

Ver gráfica, las negras preparan una ofensiva
de apariencia terrible. Sin embargo:

19. Ta-d1 Dxf3 21. Dxd7 + Rxd7
20. Txe7 + Cxe7 22. Af5 + Rinden

Se necesita cálculo verdaderamente, cálculo.

 

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