Ecuador: fracaso de la democracia neoliberal

El incremento exponencial del crimen organizado asociado al narco, como la incapacidad para enfrentarlo, así como el consecuente aumento de la inseguridad para la población, son solo algunos síntomas que evidencian la descomposición derivada de la aplicación del neoliberalismo duro al Ecuador.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*

El que, desde el ascenso de Lenin Moreno se desmontara el estado de bienestar, como los avances logrados en materia social, ha supuesto para el Ecuador un oscuro retroceso en los medidores de desarrollo, que ubica al país en los estándares de los ´60.

Para ejemplificarlo basta revisar cómo la pandemia repercutió en el Ecuador, a pesar de la inyección de recursos que en materia sanitaria hiciera el gobierno de Moreno.

Sin embargo, entonces como ahora, no es la cantidad de recursos asignados a atender los desafíos sociales lo que los resuelve, sino cómo se distribuyen y asignan.

Así por ejemplo, nunca se orientaron tantos recursos a enfrentar al narco y la disuasión del crimen organizado, pero simplemente estos se diluyen entre la burocracia neoliberal, favoreciendo a los privados participantes, miembros íntimos del círculo presidencial, quienes corruptamente cobran a su favor, altísimos porcentajes de esos recursos públicos en términos de servicios prestados y consultorías.

Esto último ha sido señalado no solo por la sociedad civil, también por la banca multilateral, la OEA y diversas e independientes investigaciones periodísticas.

Volviendo al tema de la pandemia y a pesar de ser certificado por la OMS el que el gobierno de Moreno realizara las debidas transferencias financieras al combate del COVID, simplemente esos recursos no se reflejaron en una lucha frontal contra este, lo que comprobamos recordando las dantescas imágenes de los ciudadanos ecuatorianos muriendo en plena calle, sin ninguna asistencia y en todas las latitudes del país, con el sistema sanitario desbordado, incapacitado para atender a la población, que literalmente murió como moscas.

La razón: la innegable corrupción derivada entonces como ahora del extremismo neoliberal, que supone una lucha a muerte por los cada vez más escasos y encarecidos recursos, a los que la población no puede acceder, o en el mejor de los casos accede limitadamente.

En tal escenario por supuesto se desarrolla el caldo de cultivo que admite no solo la corrupción, también y por la misma razón accede el narco y el crimen organizado, que como única opción la población en un buen número seguirá para poder sobrevivir.

Es en esencia el mismo cuadro que vimos desarrollarse acá hacia el final de la guerra y los años que le siguieron.

Así el asesinato de don Fernando Villavicencio debemos destacarlo en el marco de los esfuerzos de la corrupción, el narco, el crimen organizado y el propio modelo neoliberal, por imponer la des institucionalización del estado, pues su prosperidad depende de un estado débil e inútil.

Allá como acá el neoliberalismo no solo constituye el motor del enriquecimiento ilícito de las elites y sus allegados, como del empobrecimiento y embrutecimiento de las mayorías, por lo que su preservación es la receta que asegura un estado fallido.

¿Queremos eso?

*Educador salvadoreño

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