División Político-administrativa del territorio

Desde la invasión española hasta nuestros días, el “ordenamiento territorial” y las consecuentes divisiones político-administrativas, estuvieron siempre orientadas al despojo, al saqueo y a la dominación de los pueblos ancestrales, y de las mayorías populares en general.

Por: Edwin Felipe Aldana Aguirre*

A la llegada de los invasores, había una territorialidad que estaba marcada por identidades sociales y culturales, que fueron combatidas ni más ni menos que para despojarles de sus recursos y de sus vidas. Se habla mucho de la esclavitud africana, pero nuestros pueblos ancestrales de lo que hoy llamamos Centroamérica, sufrieron una cruel esclavitud que incluso permitía que los esclavos fuesen marcados con hierros candentes, como marca de propiedad de los diversos señores.

Desde la colonia hasta inicios del siglo XX, todavía en nuestros países existía el “derecho de pernada”. Es decir, que las jóvenes debían estar unos días en la casa y en la cama del hacendado antes de casarse; y esto era avalado por la iglesia católica.

Pero el control militar y económico no podía ser fuerte sin otro componente de la invasión: La religión, desde la iglesia católica. Es decir, el componente ideológico para destruir desde dentro las diversas culturas y las prácticas religiosas ancestrales. Eso no quita que desde dentro de la iglesia católica también se defendió la humanidad de los pueblos ancestrales y su dignidad; entre otros destaca Fray Bartolomé de las Casas.

Pero, Caídos no es lo mismo que vencidos, y los pueblos se fueron constituyendo en identidades en resistencia hasta nuestros días, y que, por ahora, inicia un esfuerzo por hacerse presentes en estas realidades centroamericanas.

Toda división político-administrativa, está centrada en el despojo y en la organización del dominio por parte de los “señores”. De tal suerte, que hasta nuestros días en la región centroamericana estas divisiones han estado en función del reparto de los bienes despojados a los pueblos. Y cuando los grupos de poder se dividen, creen tener la obligación de construir un nuevo reparto del pastel.

La parroquia es de origen greco-romano, y en tal sentido, la iglesia católica en el marco de la invasión también recibió tierra e indios para trabajarlas. Los indios en el territorio parroquial eran propiedad de los señores de la iglesia. Las parroquias se afianzaron cuando en las Cortes españolas se determinó que los llamados indios, eran humanos. Y ello abrió pasó a la incipiente evangelización que siempre fue obra de unos pocos, porque otros ministros eclesiásticos se dedicaron a engordar, enriquecerse y multiplicarse.

El municipio de hecho, también es un fruto del Imperio Romano; es una estructura organizacional del territorio, sus gentes y sus recursos. Todas estas realidades político administrativas expresaron claramente el dominio español sobre las poblaciones que fueron sometidas mediante la violencia y la explotación. Hasta el día de hoy, ninguna estructura ha estado en función de la gente, ninguna se ha construido en y por la gente. Simplemente han reflejado el poder del grupo dominante. Entonces, esta superposición de territorios que pretendió desaparecer la territorialidad ancestral, no es para nada un fenómeno estático.

Las identidades culturales han ido echando raíces al interior de las nuevas realidades político administrativas. Y aunque hay un amplio mestizaje, El Salvador ha seguido siendo un territorio multiétnico y puede que más adelante transite en los caminos de lo Plurinacional.

La gente se siente orgullosa de su municipio y también de su Departamento. Y para ir más a fondo, incluso se sienten orgullosos de sus barrios y colonias. Hay una identidad nacional que está arraigada precisamente en esta multifacética convivencia. De hecho, aún dentro de la iglesia católica, hay mayordomías que son más antiguas que el poblado o incluso, hay mayordomías que han dado nacimiento a los pueblos.

En este marco, no podemos hablar de Desarrollo territorial, porque para el sistema las gentes no cuentan. El desarrollo sólo se entiende en aras de los nuevos señores. Y como ejemplo tenemos acá en El Salvador, la Isla Tasajera; en la cual la gente que quede tendrá el papel de sirvientes para el turismo, cuyos beneficiarios serán los mismos y los nuevos de siempre.

Por ahora lo que estamos observando y viviendo, es una absolutización del poder presidencial, que poco a poco ha ido desapareciendo los pocos vestigios democráticos que los Acuerdos de Paz trajeron al país. Y todo poder magnificado, iluminado y endiosado, siempre tiende a la concentración y reconcentración de los recursos. Y esto mismo, -cosa que no logró la corrupción que también los de antes se negaron a combatir- está haciendo parecer a los municipios como inviables y como una carga para el Estado. Dicho, en otros términos: Les quitamos los recursos y luego los desaparecemos. Esta canción, ya la sabíamos, es muy vieja por estos lares.

Cualquier división político-administrativa que no tome en cuenta las identidades sociales y culturales de nuestros países, que su enfoque no esté basado en el Desarrollo Territorial y de sus gentes, simplemente será más de lo mismo. Un nuevo reparto del pastel, al antojo del nuevo amo. Y eso solo se logra marginando a las personas y a los grupos.

Y cuando la Academia se yergue como conciencia divina (falsa, por cierto), y esparce su gloriosa critica sin meterse con la gente y correr los riesgos que la gente corre; simplemente le hace el juego al sistema. Da la impresión de oposición que el mismo sistema necesita y alimenta.

Las sectas seudo evangélicas o cristianas, eso son. Mentiras institucionalizadas orientadas al embrutecimiento de las personas. Prueba de ello es que, la multiplicación de las mismas en el territorio nacional, no han hecho de este un mejor país, sino más bien, se han dedicado a castrar el espíritu de rebeldía de nuestras gentes. Ellas están siendo, la base ideológica de los nuevos señores.

Las iglesias evangélicas serias tienen una doble tarea: el desenmascarar a estas sectas dañinas para nuestra gente y, en segundo lugar, acompañar la resistencia de los pueblos ante todos los males que se avecinan. Pero acompañar a la manera de Jesús.

Iguales tareas tiene la iglesia católica. Hablan mucho del papa Francisco, pero no hay ningún cambio estructural al interior de la iglesia. La opción preferencial por los pobres sigue siendo una simple y cómoda declaración.

Pero por qué mencionar estos 3 actores en esta problemática. Simple y sencillamente porque el Poder no es algo duro y concreto. El poder son relaciones como diría Michel Foucault. Entonces esta alianza necesaria con la gente, no sólo es por la gente, sino que, también por ustedes mismos. Para que vuelvan a la Fuente de la cual surgieron. Y entonces nos acompañen en la pregunta:

¿División Político-administrativa para qué, para quién y, sobre todo, con quién?

*Investigador y Docente Universitario.

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