El Salvador, un antes y un después

El Salvador parece estar marcado por un antes y un después con relación al ambiente de seguridad que se respira y que parece llegó para quedarse, según manifiestan hoy gentes de a pie, medios políticos y de prensa.

Ahora cuando ya se disfrutan de las fiestas de fin de año, los salvadoreños salen a las calles a festejar tras unos meses que, aunque marcado por problemas de inflación y un aumento de los precios de la canasta básica, dejan un “sabor y un ambiente de seguridad” no visto en años.

El accionar de los grupos, calificados por el gobierno de terroristas, aun cuando algunos se pueden ocultar en la sombra, fue frenado y casi eliminado por el gobierno del presidente Nayib Bukele, con su plan general de seguridad, arropado por un régimen de excepción que ya camina por su noveno mes.

Hace algunos años, se conoció una operación denominada «Jaque» que permitió a las autoridades enviar a prisión a 32 jefes históricos de Mara Salvatruchas MS-13 una de las más temibles mafias terroristas.

En 2016 trascendió en la denominada Operación que las pandillas administraban 28 autobuses de las rutas 6 y 4, las cuales hacen recorrido del centro de San Salvador a diferentes colonias situadas en los municipios de Cuscatancingo y Ciudad Delgado, respectivamente.

Ahí destacaba el lavado de dinero obtenido a través de la extorsión, una de las técnicas más frecuentes en el accionar de esos grupos.

Según un informe del Diario El Salvador la forma de operar de las pandillas siguió mutando para lavar dinero y también se hicieron de panaderías, cafeterías, cervecerías, autolotes, moteles, hoteles de playa, casas de citas, servicios de pipas y hasta de mototaxis, por mencionar algunos negocios.

En junio de 2022, el Juzgado Especializado de Extinción de Dominio ordenó la venta anticipada de más de un centenar de vehículos que les fueron decomisados a las pandillas, que incluía buses y microbuses decomisados durante la Operación Jaque.

Ahora cuando se acercan los días finales de año, las acciones de las maras disminuyeron y parecen un amargo recuerdo aunque el gobierno no parece dispuesto a bajar la guardia y tanto la Policía Nacional Civil (PNC) como efectivos de otros cuerpos armados se mantienen como garantes de que habrá unas fiestas en paz y tranquilidad.

Transportistas reconocen que los planes de seguridad implementados por el gobierno son efectivos y que van orientados a erradicar las extorsiones, así como ocurrió con los asesinatos de chóferes de autobuses y microbuses, cobradores, despachadores de ruta y otros atentados contra el sector, frecuentes en los últimos años.

También las encuestas muestran que la extorsión casi desapareció del país en un 95 por ciento. Estamos en una nueva realidad, según señaló el presidente de la Mesa Nacional de Transporte, Álex Sorto.

Según las previsiones de finales del año, los integrantes de las maras ya no harán más “zafra” con la extorsión y, como ocurrió desde marzo hasta este diciembre, su “aguinaldo” será la cárcel. (PL)

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