Utualito

Vivo el día a día. Dejé las ansiedades de un futuro por vivir un presente más mío, más propio, más real, más placentero. Atrás quedaron los días de creer en mi raza, pensar que dejaría un mundo mejor cuando quizá, apenas queden piltrafas, hilachas de un mundo sin sentido. No hay un dejo en mi corazón de no haber luchado por vivir para servir pero eso poco importa.

Por: Francisco Parada Walsh*

Utualito solo vivo segundo a segundo, definitivamente la pandemia nos remitió a la escala más baja de la pirámide de Maslow, donde básicamente predominan los instintos más primitivos como es la homeostasis, saciar el hambre, el sexo, tener un techo y todo acabó. No puedo ascender en la jerarquía ya que es el mundo que está así, claro, en la cima de la pirámide está ese supra poder que nos liquidó.

Utualito leo mucho, escribo más que antes, desearía empezar a escribir un libro por mes, eso de escribir es más disciplina que talento y no puedo postergar el gozo de escribir pues las vidas no nos pertenecen, nada. Un día creí que llegaría a viejo, no sé si verde pero viejo al fin, y ahora que cada vez se acerca más la vejez, no puedo desperdiciar un segundo en lastimar a alguien, quizá al único que lastime es a mí mismo pero ese es mi deseo, es mi decisión y comer ovíparamente, tomar vino se hizo común, es lo más normal en mi vida; no sé si estaré vivo la otra semana y debo volverme más hedonista, no sé para dónde voy, si al cielo o al infierno y poco me importa; sé que en días somos apenas recuerdos, buenos o malos pero simples recuerdos.

Utualito, no sé quién es exitoso o fracasado, si el que atesora la nada pensando en el todo, o el indigente que vive el presente, el que piensa en el ahora; en atesorar cariños, amistades, respetos, saludos o ese hombre que cree que el éxito es lucir impecable, dineros, joyas y qué jodida porque nada de eso nos llevamos y si, también los muertos lucen impecables por eso mi vida es tan lejana como mi nariz; nunca imaginé conformarme con no escudriñar otros mundos, países, museos, músicas, comidas pero todo se redujo a un infra mundo que es el que habito donde gárgolas con caras de gatos y perros cholcos son mis férreos guardianes y quizá cuando veo a un gato dormir entiendo que ellos son sabios, no hay miedo al futuro, viven el presente, comen, duermen, se aparean sin prisas.

Tengo una perrita a la que adoro, “Colitas” ronca como condenada, no, no necesita tanto barbitúrico como yo, ella duerme y es feliz, no tiene carro, dinero, solo pulgas es lo único que le sobran y es feliz; quizá debo aprender más de los animales que de los humanos. Utualito solo vivo el día a día, no hay sueños sino realidades que a veces se convierten en pesadillas, sobre todo cuando veo caer a tanto médico que da su vida por otros, eso me duele, me estruja, me envejece; ya no hay aquella falsa seguridad de cuál será el menú navideño, qué presentes regalar aunque nunca regalo nada pero no hay un mañana y quizá así deberíamos vivir para entender y disfrutar esta vida tan efímera, tan corta, tan bandida.

Utualito solo pienso en mañana domingo, con un amigo almorzaremos pez dorado o mahi mahi, eso no es común en mi montaña, una botella de ron y a escuchar Elvis, tangos, y toda la música hermosa que nos alegra la vida; utualito quizá sea el hombre más fracasado pero soy feliz, muy feliz; eso de fracaso es relativo y si utualito me preguntan cuáles son mis éxitos, pues diría que detengo el tiempo sin ser relojero, que corro por bellas praderas sin ser caballo salvaje, que cultivo rosas, veraneras, crotos sin ser florista, que escribo poesía sin ser poeta, que cocino mi vida a fuego lento junto a algún manjar sin ser cocinero, que tengo amigos que no hablan, que solo miagan y ladran y nos amamos hasta el infinito, que tomo vino en vasos de plástico sin ser catador, que me importa un pepino el futuro cuando tengo un bello presente, que utualito solo deseo ser mejor persona que la que fui ayer, no es fácil, el diablo me puya las costillas y vuelvo a ser un miserable y pecador hombre pero qué fuera de mi si fuera un santo.

Utualito,  solo veo una montaña frente a mí, majestuosa, y hasta ahí, tan lejos como esa montaña llega mi presente. Utualito dejo de escribir para tomar vino, si, ese vino que utual necesito y que en vano limpia mis venas.

*Médico salvadoreño

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