Carta a los médicos muertos de hambre

Dirijo esta carta a todos aquellos médicos que por una mera coyuntura política ostentan un ápice de poder, es un poder más temporal de lo que se imagina ese médico muerto de hambre. Respeto a todo aquel profesional de la salud que cumple con el Juramento  de Hipócrates, ese médico que respeta a sus mayores y enseña a sus menores pero no guardo una pizca de respeto para todo aquel médico muerto de hambre que jode a mi gente.

Por: Francisco Parada Walsh*

Te hablo a ti, director de un hospital; a ti, director regional; a ti, médico que laboras a nivel central y debes entender que no ocupas tal plaza por tu capacidad sino por tu amistad; sabes bien que a los mejores médicos se les tiene miedo, más si combinan conocimiento, ética y dignidad; tú, médico muerto de hambre que vives encerrado en tu cobarde despacho, que olvidaste tu historia, tu pasado y que ahora, aprovechando tu pasajero cargo te crees poderoso y te dedicas a joder al médico de verdad, a darles plaza a tus conocidos; a subirles el salario a tus amigos, si, a aquellos que trabajan en otras áreas como mantenimiento, informática y otras sin importar la capacidad de esas personas; tu, médico muerto de hambre, pueda ser que ganes muchísimo dinero pero siempre serás un pobre médico muerto de hambre, pareciera algo confuso pues aparentemente un salario de director te dará de comer, quizá mejor de lo que comías antes pero siempre serás visto como un arrastrado, que como todo cobarde, cuando un amigo de verdad te llama, le contestas la primera vez, luego bloqueas al que fue tu amigo ¡Cómo puedes ser tan bajero! a pesar de tener salarios que ofenden al pueblo perdiste tu rumbo y vivirás siempre muerto de hambre; no tienes valores más que esperar órdenes para cual perro furioso salir a morder a tus colegas ¡miseria de ser humano! Y deben tus hijos y demás generaciones cargar con ese descrédito inmortal para ti.

La vara mágica tocó a tu puerta, tienes aparente poder sobre otros pero ante ti, no eres más que un monigote, un hombre o mujer que estudió medicina pero a pesar de haberte graduado de médico no te graduaste en la universidad en la carrera de valores.

Eres un médico muerto de hambre, jodes a mi gente, a seres humanos maravillosos que nada los ahueva y que si de plata se trata, tu, médico muerto de hambre fácilmente te hubiesen contratado de motorista o guarda espaldas cuando estabas desempleado por ese DOCTOR  a quien te empecinas a joder; no sabes con quién tratas, firmas papeles y en un momento estarás preso ¡Y te lo mereces! y quizá poco importa verte vestido no con el verde de “sala” sino como jugador del “Alianza”; basta el asco y la repugnancia que sientes al verte a un espejo y ver a la nada, porque eso eres tu ¡La nada! Ya es tarde, demasiado tarde, sabes que has trasgredido la ley; peor cárcel que lo que guardas en tu corazón, no existirá.

En mi vida, renuncié a tres trabajos antes de joder a un hermano, ¡que pasé mis ratos de pobreza! Por supuesto, siempre hubo comida, algo pobretona pero dormía en paz y ahora, cuando me encuentro a esas personas a las que debía de azuzar, guardamos una respetuosa amistad. Tú, médico muerto de hambre, hambre de valores que preferiste joder a mi gente para que tu patrón tire el hueso y tú, mover la cola.

Amo a los animales y nunca ofendería a un perro, pero a ti, médico muerto de hambre de valores que estás en esa lujosa oficina, que pones cara de erudito, sutilmente vistes de celeste pero olvidaste que ¡Todo lo que sube baja! Regla número 1 en la vida.

Conozco a la mayoría, siempre vividores,  pasando exámenes a cambio de favores sexuales (particularmente hombres) y ahora, ¿Cómo te puedes llamar? Justo, eres el médico muerto de hambre de valores que como los perros de Pavlov apenas escuchas el taconeo de tu amo sales a joder a mi gente; por más que quieras huir, buscar otro país donde nadie te conozca, será la vergüenza de tu accionar una sombra que no te dejará descansar nunca, siempre vivirás y morirás como un cualquiera, pero quizá te entiendo, se dice que el peor enemigo es el de tu misma profesión pero tristemente no mereces respeto, eres un don nadie que gozas jodiendo a mi gente; sin embargo tu rutina diaria no te desliga de la bajeza que te viste.

Prefiero la pobreza eterna y la solidaridad con mi hermano, antes que intentar lastimarlo ni con el pétalo de una rosa. Muchos de ustedes ganan más de cinco mil dólares, y ¿Cómo se devenga tal cantidad? ¡Jodiendo a mi gente! Saben que deben ir a hacer esas “supervisiones”, llegan a dar órdenes y nunca escuchan las necesidades de ese hospital o de esa unidad de salud;  lo que importa es joder y meter miedo, lo saben pero no por eso, ni por lo que ganan dejarán de seguir siendo los médicos muertos de hambre.

Y en su alma, muy adentro saben que son cómplices por la muerte de tantísimos colegas que fallecieron mas por su indolencia que por el virus; horarios extenuantes, negación de permisos, amenazas a ser despedidos y lo último, mandar a médicos internos a “sanitizar” los cajeros que de “Chivo” ¡No tienen nada! Recientemente fue noticia que en el  hospital nacional de Zacatecoluca hubo reuniones entre los jefes de las pandillas con altas autoridades y el director de ese hospital  permitió que eso pasara. Más temprano que tarde, la justicia morderá al médico muerto de hambre. Me acomodo en el palco. Espero que inicie la función.

*Médico salvadoreño

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