¿Por qué perder la vida?

Por: Róger Hernán Gutiérrez*

La vida es lo más sagrado que existe en una sociedad. Es el derecho humano vital para una coexistencia democrática y sana, que jamás debería entrar en un espacio de negociación, sino proceder de conformidad al valor sublime que implica la muerte de una persona.

No obstante, hay en nuestra sociedad salvadoreña grandes contradicciones, para el caso se puede conciliar la muerte con dinero ($) en un accidente de tránsito o cuando resulta que una persona previsora y con poder adquisitivo puede adquirir un seguro de vida o si trabaja para el sector público podría estar cubierta la muerte por diferentes causas, con un seguro de vida, de determinada cantidad, dependiendo de cuán importante es la vida para esa institución pública donde labora.

En la empresa privada esa prestación no se tiene, y a lo más que se llega es brindar los servicios funerarios, que con una ley laboral de 1972, sabemos es simbólico para la familia doliente. Y si el patrón ha sido cabal, y tiene registrada a la persona trabajadora cubierta en el sistema previsional, ocurrirá que le devuelvan su ahorro a la familia, y si ha acumulado un importante ahorro, el seguro le puede asegurar una pensión por sobrevivencia. Derecho que sabemos es complicado de accesar, por la manera en que el sistema previsional se protege en tanto muy pocos están informados o comprenden la forma de solicitar ese derecho—en el caso de los familiares con derecho—.

¿Por qué la trabajadora Claudia Del Carmen Dorán Ramos, que laboraba para una prestigiosa empresa de maquila, Balsamar Manufacturing Limitada de C.V. en la zona franca American Park, tuvo que morir, que confecciona para la marca estadounidense “fruit of the loom”, con un asentamiento en el país de más de 25 años y con una alta cuota de empleos que van más allá de los 10,000 empleos. Es decir, ha pasado confeccionando en procesos de explotación por largos años, y lo único que se valora es que ha ido creciendo en empleos, más no en condiciones laborales que superen una organización del trabajo explotadora, resultando en un problema de que en esta oportunidad falleció una trabajadora, que una autopsia podrá revelar con más precisión.

¿Por qué, suceden estos casos, en donde está la base que una situación tan grave sucediera?:
1°) Como resultado de la pandemia, las clínicas empresariales deberían mejorar sustancialmente los servicios de prevención y asistencia sanitaria a las personas trabajadoras; la mejor que podríamos saber no pasa de un mínimo de enfermeras y médicos generales por horas.

2°) Estas clínicas poco o nada coordinan con las entradas y permanencias en la planta, de tal manera que pueda prevenirse aspectos de insalud, que afecten las labores de confección, la denominada bio seguridad, las empresas eluden su completa y eficiente cobertura para quienes allí laboran.

3°) Las acciones con protocolos efectivos de una cultura de auxilio de emergencia, es casi nulo, y muchas personas están enfermas por una multicausalidad de riegos físicos, químicos, bilógicos, psicosociales, donde los gérmenes, los virus, bacterias, hongos y una serie de patógenos son parte de la idiosincrasia del trabajo que realizan. Hay escasa cultura para advertir que alguien pueda estar enfermo, y no se pueda advertir su situación por supervisores, jefes de planta. El evento puede suceder en cualquier momento ante una alta pasividad por no saber qué hacer.

4°) La tutela laboral es deficitaria y las empresas evaden a través de personal leguleyo y de vigilancia, que sólo busca la protección del patrón, y no el apoyo a la persona trabajadora que murió sola.

5°) Los controles sanitarios, los que refieren a exámenes frecuentes para monitorear la salud y seguridad laboral, por este tipo de trabajo de mucho riesgo, como son sangre, pulmones, orina, piel, etc, no se realizan y las personas trabajadoras acuden a laborar por razones de hambre y de necesidades vitales de existencia, perdiendo de vista la salud preventiva, y limitándose a una curativa de poca monta y poco valor agregado para resolver con propiedad la completa sanidad de las personas que allí laboran.

En conclusión, perder la vida, en ámbitos laborales es algo que no puede ser tolerado ni por la empresa responsable, ni la institucionalidad pública que debe llegar a la verdad y aclarar el caso de manera exhaustiva, una autopsia plena para poder deducir las responsabilidades, si fuera el caso por qué una persona con alergias, o con problemas de pulmones, del corazón u otras, siga trabajando en ambientes que probablemente le aceleren el problema de salud. Algo se debe hacer, donde están los nuevos diputados de una bancada mayoritaria, donde queda la inspección laboral, donde está la medicina legal, donde están las gremiales empresariales, donde quedan el movimiento sindical en aquéllos que teniendo la obligación no se pronuncian e indignan, para hacer leyes a favor de la clase trabajadora de diferente naturaleza—hay que trabajar por la gente y no por la ganancia, y este caso parece ser algo que por no tener la fuerza del poder, puede pasar desapercibido, como tantos otros.

Indignémonos y lleguemos al fondo de la verdad, y podamos conducirnos a niveles de justicia indisoluble y permanente que eliminen la impunidad de quienes hoy tienen el poder.

*Sindicalista salvadoreño

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