Un nuevo lenguaje para describir la Pandemia

«Las palabras que teníamos no sirven para describir la pandemia que estamos viviendo en 2020». Así describe el doctor en Filología y rector de la Universitat Abat Oliba CEU, Rafael Rodríguez-Ponga la ola de creatividad en la generación de palabras que está aconteciendo.

El vocabulario ha cambiado en tan solo unos meses. Y es que «la velocidad del virus ha estado unida a la velocidad de difusión de los conceptos y palabras», apunta Rodríguez-Ponga en una entrevista realizada a raíz de la presentación del libro «Pandemia y resiliencia: aportaciones académicas en tiempos de crisis», donde participa con el capítulo «El nacimiento de un nuevo lenguaje». En él, el autor describe distintos vehículos a través de los que se ha conformado un verdadero «Nuevo Lenguaje Covídico». «Es sorprendente comprobar la velocidad y la creatividad que hemos vivido este año, en todas las lenguas. Los cambios lingüísticos son reflejo de la evolución de la sociedad como consecuencia de la pandemia», analiza el Rector.

Así se hace referencia a neologismos prestados del inglés (covid) y a la popularización de términos anteriormente limitados al ámbito científico (coronavirus) o jurídico (confinamiento). Además, es digna de ser mencionada la asignación de nuevos contenidos a palabras ya existentes (testaforo), la generalización de siglas como nombres comunes (epi, erte) y la creación de neologismos a través de la derivación (covídicocoronavírico). Como expresivamente refleja el autor en las páginas de este capítulo, una frase con palabras como epi, erte o desescalada probablemente no sería inteligible en 2019, pero sí lo es en 2020.

En un breve espacio de tiempo las autoridades pasaron de hablar de calma a introducir un lenguaje hasta ahora solo conocido en términos de guerra. En este contexto se produjo la contradicción de que «tranquilidad y alarma, en lugar de ser términos opuestos, pasaran a ser palabras que se daban la mano, lo cual contribuyó a generar desconfianza en los mensajes entre la población. «Lo cierto es que usar términos contradictorios resulta desconcertante. En algunos momentos, he escuchado comentarios de lo complicado que era saber a qué atenerse, entre otras cosas, precisamente, por declarar la alarma con llamamientos a la calma», confiesa el Doctor en Filología Rafael Rodríguez-Ponga.

Coronavirus en todos sus derivados

Es también digna de análisis la utilización de la palabra coronavirus. Al hilo de ello, el autor subraya que se trata de un significante que ha pasado a tener tres significados (familia de virus, virus y enfermedad). El nombre de la enfermedad en sí misma (covid), además de ser un neologismo, ha dado lugar también a un sinfín de nuevas palabras.

Entre otras, Rodríguez-Ponga menciona covídicocovidianocovidoso o covidiota. Pero aquí no acaba todo. Ahora estamos familiarizados con términos cuyo significado era conocido fundamentalmente por los estadísticoscurva de contagioaplanar la curvadoblegar la curvapico de la curva o alcanzar el pico llegar al pico. «La estadística es una disciplina científica de enorme importancia para nuestra salud. Ahora somos conscientes de ello, como nunca antes. Es natural que los términos estadísticos hayan pasado al lenguaje común, porque los tenemos todos los días en los medios informativos», asegura Rodríguez-Ponga. «Lo importante es que las palabras sirvan para entender lo que queremos decir. El empleo correcto o incorrecto depende, por tanto, de si realmente se logra la comunicación y la comprensión de los mensajes», añade.

Expertos en términos sanitarios

Rodríguez-Ponga también hace hincapié en las medidas de protección, con palabras como mascarillagel hidroalcohólico epi. A partir de la aparición de la enfermedad, muchas palabras han traspasado el estricto ámbito hospitalario al que estaban limitadas. Entre otras, el autor se refiere, en este punto, a las siglas UCI o los respiradores. «Todos los idiomas se han enriquecido. Este fenómeno lingüístico es internacional, como lo es la pandemia misma. No teníamos palabras y ha habido que crearlas o recrearlas. Lo interesante es que, día a día, seguimos renovando nuestra forma de hablar. En estos tiempos, cuídate es una despedida habitual en cualquier conversación», reflexiona el Rector.

Nueva normalidad, nuevo lenguaje

Respecto a las consecuencias sociales, también llama la atención el cambio experimentado por la palabra confinamiento, que, «de significar «destierro» ha pasado a significar «prohibición de salir de los límites del domicilio» o «cerrar los límites y las fronteras»». En este punto, Rodríguez-Ponga hace alusión también a expresiones como balconear o balconazi para describir las relaciones sociales que se generaban en las terrazas de las casas en pleno confinamiento. «Convivimos con palabras de nueva creación (covid, inventada en febrero de 2020, y sus derivados) y con otras que han adquirido nuevos significados, nuevos usos, nuevas dimensiones», asegura Rodríguez- Ponga. “¿Cuántos conocían la palabra coronavirus hace un año? Ahora, una niña de cinco años la usa con toda normalidad. Sin duda, hemos ampliado nuestro vocabulario”, concluye el doctor en Filología.

El libro «Pandemia y resiliencia. Aportaciones académicas en tiempos de crisis» (EUNSA, 2020), en el que se inserta el capítulo de Rodríguez-Ponga, nació del impulso del grupo de investigación TRIVIUM de la Universitat Abat Oliba CEU y está coordinado por tres de sus miembros: los doctores Marcin Kazmierczak, Maite Signes y Cintia Carreira.

 

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