Isabel Allende Llona: La magia de la realidad

Es la escritora viva más leída en español en el mundo, con más de 74 millones de ejemplares vendidos. Ha sido multipremiada y distinguida con honores gracias a su obra literaria, pero su mayor premio es el cariño del público.

Por: Jeiddy Martínez Armas

Entré a La casa de los espíritus por primera vez a los 19 años de edad y desde aquel día sus personajes no han dejado de acompañarme y con ellos la narrativa de su autora. Ese libro impreso fue un regalo del destino y cada vez que estoy en mi habitación miro que esté en el mismo lugar. Ahora toco de nuevo la bella cubierta, releo al azar páginas amarillentas por el paso de los años e intento recordar con exactitud la historia que fue llevada al cine en 1993.

Después de esa novela he leído más de una decena de las creaciones de Allende. Sin importar los subgéneros literarios utilizados (realismo mágico, novelas autobiográficas o históricas, literatura juvenil y policiaca), los temas o el idioma en que escriba, sus textos tienen en común abordar el amor en todas las variantes, el valor de la amistad y los lazos familiares.

En la mayoría de sus libros las protagonistas son mujeres sorprendentes y valerosas, inspiradas en féminas reales; tal vez debido a ello muchas de nosotras nos sentimos representadas en las historias que cuenta.

En esta entrevista exclusiva concedida a BOHEMIA intentaré ahondar no solo sobre la trayectoria de la versátil escritora, sino también acerca de otras facetas de su vida como periodista, feminista y filántropa.

–¿Por qué comienza a escribir todos los años el 8 de enero? ¿Nos puede contar acerca del ritual que realiza antes de empezar?

–Hay algo de superstición en esa tradición, porque empecé mi primera novela en esa fecha y fue muy afortunada, pero sobre todo hay disciplina. El hecho de tener un término me obliga a prepararme con anticipación y a despejar mi calendario para contar con varios meses de silencio y soledad para escribir. Si no me encierro a trabajar, no podría hacerlo.

“El 7 de enero despejo el ático donde creo, saco todo lo que no tiene que ver con el proyecto que voy a comenzar, quemo salvia para limpiar con el humo la energía negativa y me rodeo de las fotos de los espíritus que me van a ayudar: mis padres, mis abuelos, Paula y otros. El 8 inicio muy temprano con un rato de meditación, enciendo velas y me hago una taza de té. Ya estoy lista”.

–¿Podría crear un libro en el cual lo espiritual y el amor no tengan el peso que siempre les otorga?

–Para mí esta es la fuerza que mueve el mundo en todas sus formas, por eso sería difícil imaginar una historia en que no figuren, pero no sé lo que voy a escribir en el futuro. Cada obra tiene sus exigencias.

–¿Ser chilena ha condicionado su sentido del humor? ¿En sus novelas cómo logra alternar las historias serias con las graciosas?

–El humor chileno a veces es cruel. Yo escribía columnas de esta temática allá, que eran bastante apreciadas, pero cuando quise hacerlo en Venezuela fue un desastre, porque el ciudadano de aquel país es mucho más amable. Creo que hay comicidad en casi todas las situaciones de la vida y me resulta natural emplearla cuando escribo, no tengo que pensarlo.

–Pensemos que el golpe de Estado al Gobierno de Salvador Allende no hubiese ocurrido y todos esos años exiliada en Venezuela y luego su vida en California fueran un sueño ¿Pudiera imaginar de qué escribiría entonces?

–El exilio me hizo escritora. Sin el golpe militar, no habría tenido ninguna razón para salir de mi país, habría sido periodista siempre. En muchos de mis libros revivo el terror de la dictadura, porque determinó mi vida.

–¿Qué significó para usted el éxito de su primera novela, La casa de los espíritus? ¿Por qué usó para escribirla el realismo mágico?

–Fue un ejercicio en nostalgia. Su triunfo pavimentó el camino para todas las que siguieron. Treinta y tantos años más tarde, todavía tengo los mismos editores en casi todos los países. Mis fieles lectores me han acompañado con cada libro.

“Respecto a este subgénero literario, le confieso que para mí es más realismo que magia, porque creo que la vida en este planeta es misteriosa, hay muchas dimensiones de la realidad, sabemos muy poco y no tenemos explicación para sucesos que experimentamos. Estoy abierta a ese misterio en mi vida personal y por lo tanto se refleja en lo que escribo”.

–Su hija Paula falleció en 1992, con solo 29 años de edad. ¿Qué siente al saber que tantas personas en el mundo se conmueven leyendo la impactante novela dedicada a ella?

–La muerte de Paula fue un golpe terrible para la familia, en especial para su marido, su hermano y para mí. La tengo siempre presente, hay fotos de ella por todas partes en mi casa y oficina; he creado una fundación en su nombre para ayudar a mujeres y niñas, recibo cientos de mensajes de lectores que han sido tocados por ella. De 24 libros que he publicado, Paula es el que ha tenido la respuesta más fuerte y larga. No pasa una semana sin que alguien me escriba pensando en mi hija. De esa manera, ella vive en el mundo.

–¿No le da miedo exponer en sus libros autobiográficos la vida de sus seres queridos?

–Me gusta contar historias y a veces las mejores son de mi familia. Cuando escribo una memoria, siempre les muestro el manuscrito a las personas que salen mencionadas con sus nombres, especialmente a ellas. A mí no me importa exponer todo lo mío, pero comprendo que debo tener cuidado con otros. Les he prometido a mi hijo y a mi nuera que no volveré a escribir sobre ellos.

–De amor y de sombra es sin duda otra novela impactante. ¿En qué se inspiró para escribirla?

–Está basada en un hecho real: en 1978 descubrieron en Chile, en la localidad de Lonquén, dentro de una mina abandonada, los restos de 15 campesinos asesinados por la Policía durante los primeros días del golpe militar de Pinochet. El Gobierno no pudo ocultarlo y fue publicado en el mundo entero. Yo lo supe en Venezuela y traté de documentarme lo más posible sobre ese caso.

–¿Le fue difícil describir de manera objetiva tanto a los personajes que eran partidarios de Allende como a los incondicionales a Pinochet?

–En mi trabajo como escritora debo tratar de que cada uno de ellos, ya sean héroes o villanos, se muestren complejos y tridimensionales, como seres humanos y no como caricaturas. Debo sentir la misma simpatía por aquellos que piensan como yo y aquellos que lo hacen de manera contraria.

–Al seleccionar el tema de la dictadura ¿usted se propuso de antemano contribuir a que no se olviden tan dramáticos sucesos? ¿Continúa creyendo que la literatura es suficiente antídoto contra la desmemoria?

–Al escribir ficción no me propongo dar un mensaje, sino solo contar una historia que a mí me importa mucho. Los sucesos narrados en varias de mis novelas son parte del pasado bien documentado, ya nadie puede negarlos, no se necesita una de mis novelas para combatir el olvido. Sin embargo, a veces la ficción tiene mucho impacto porque produce emoción en los lectores. No son hechos en abstracto, sino situaciones que viven los personajes, con los cuales la gente puede identificarse. En ese sentido este subgénero literario cumple un papel importante.

–¿Qué cree de los críticos que la consideran una copia femenina de Gabriel García Márquez?

–¡Me encanta que me comparen con García Márquez! Es el novelista más importante de América Latina, uno de los más influyentes del siglo XX ¿Por qué me voy a ofender con esos críticos?

–¿Por cuál motivo decidió narrar historias de fantasía para un público juvenil, como la exitosa trilogía Memorias del Águila y del Jaguar?

–Creé esos textos porque le prometí a mis tres nietos que haría un libro para cada uno de ellos. Este tipo de literatura me parece mucho más difícil que la de adultos, porque tiene normas y limitaciones; no he vuelto a intentarla. Para situar las novelas escogí algunos lugares que he visitado, como el Amazonas, África y Nepal. Como dije antes, no intento dar mensajes en mis libros. Los jóvenes no necesitan que yo les recuerde la importancia de defender el medioambiente, lo saben mejor que nadie, porque van a heredar este planeta que las generaciones anteriores han dañado tanto.

–Otro giro inesperado para sus seguidores fue la publicación de la novela policiaca El juego de Ripper, hace algunos años ¿Representó un esfuerzo especial?

–Este es un género fascinante y muy difícil. Es mi único intento (por el momento) de realizar una obra de este tipo. Para poder escribirla asistí durante varios años a conferencias de escritores de crímenes, donde aprendí mucho. Espero volver al género antes de morirme.

–En su más reciente producción literaria, Largo pétalo en el mar, aborda la manera en que su país de origen acogió al finalizar la Guerra Civil Española a más de 2 000 inmigrantes que llegaron a bordo del crucero Winnipeg, fletado por el poeta Pablo Neruda. ¿Qué fuentes históricas consultó?

–Es parte del pasado reciente de Chile, hay mucha documentación al respecto, al igual que sobre la Guerra Civil en España, de manera que la indagación fue fácil. Además, uno de los pasajeros del barco, mi amigo Víctor Pey, me contó los detalles que no habría podido hallar en libros o periódicos de la época. Nada mejor que tener un testigo de los hechos. Él inspiró el personaje de Victor Dalmau en la novela. Desgraciadamente, murió seis días antes de que yo pudiera enviarle el manuscrito que le dediqué. Tenía 103 años y estaba totalmente lúcido.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: