Por: Tirso Canales
El pueblo salvadoreño está cumpliendo 199 años de haber obtenido la independencia política formal. El próximo año igual el 15 septiembre, “celebrará” los 200 años de la misma farsa independentista. Recalcamos que su contenido histórico social no ha cambiado sustancialmente en nada la vida de aquel pueblo de hace 200 años y menos del actual. Para que usted no dude de que le estamos afirmando una verdad cien por ciento histórica de la farsa que ha sido la independencia del pueblo salvadoreño, lea este testimonio escrito solamente 8 años después del acto de independencia del 15 de septiembre de 1821, o sea en 1829:
“Rota está ya, la bárbara coyunda,
en mil pedazos infamantes hierros
la ley, al pueblo, libertad promete,
y libre creyó ser. . . Error funesto.
¿De qué nos sirve derribar los tronos,
romper airados insolentes cetros,
y la sangre vertida en cruda lucha
que en torrentes corrió de tantos héroes?
Si en su delirio ciego el pueblo incauto
no previó que de común acuerdo
entronizada estaba entre nosotros,
la aristocracia unida con el clero…”
(Alcance al 15 de Septiembre) 1829.
Recuerden que la aristocracia unida con el clero y los terratenientes se convirtieron en la oligarquía que se ha chupado la sangre de nuestro pueblo trabajador durante 200 años, utilizando al ejército como verdugo.
El poema citado fue escrito por J. H. y recogido en Cronologías del historiador salvadoreño Miguel Ángel García, uno de los más serios historiógrafos del país, y recuperado por Rafael Góchez Sosa, Gloria Marina Fernández y Tirso Canales en su obra, Cien Años de Poesía en El Salvador, publicado por la Biblioteca Dr. Carlos Gallardo en 1978.
Francisco Gavidia el poeta salvadoreño, compañero de Rubén Darío, dejó el siguiente poema para que lo lea usted, y saque las conclusiones necesarias de su contenido a fin de que no lo sigan engañando los neoliberales:
Los abuelos y los nietos
“Vamos a ver, ¿qué dices de los que así te oprimen?
Qué dices, ciudadano, de los hijos del crimen?
No ves, no oyes ¡República!, Que lloran y que gimen
Los hijos de los héroes que guiaba Morazán?
La Justicia está muerta. La Ley escarnecida.
La conciencia jadeante, muda, entenebrecida:
Las costumbres impuras y la Patria sin vida;
Las almas sin virtudes y las bocas sin pan.
El tirano está puesto, semejante a una araña,
En el centro; domina, traiciona, roba, engaña:
Su red sólida y firme tiene una urdimbre extraña,
Monstruosa, en que las almas se enredan, y él apaña
Dinero, fe, conciencia; con el bien, con el mal:
Él es justicia y jueces, que los ha sobornado;
Dice: yo soy la Ley, y soy el Estado;
Soy la Moral; la Historia, porque yo la he comprado:
El que apalea y mata es grande: yo he matado,
¡Salve el becerro de oro! ¡hosanna al dios Puñal”
Francisco Gavidia (1863-1955)
