Sacerdotisas al poder

Por primera vez en la historia, la Iglesia luterana sueca tiene más mujeres ordenadas que hombres.

Por: NÚRIA VILA MASCLANS

Si se va a la iglesia en Suecia, la probabilidad de encontrar a una mujer bajo la túnica ya es más alta que la de encontrar a un hombre. Por primera vez en la historia, la Iglesia luterana de Suecia cuenta con más sacerdotisas que sacerdotes, aunque el margen es tan estrecho que sería mejor hablar de igualdad. Según datos de la patronal de la Iglesia sueca, actualmente hay 1.533 mujeres y 1.527 hombres ordenados, lo que supone un 50,1% y un 49,9%, respectivamente.

Pese a que la sociedad sueca se considera una de las más secularizadas del mundo y la Iglesia está oficialmente separada del Estado desde el año 2000, la Iglesia evangélica luterana, la mayor comunidad religiosa del país, cuenta con cerca de 6 millones de miembros, alrededor del 57% de la población. Aunque solo un 9% es practicante, la cifra más baja de Europa, según un estudio del 2018 del Pew Research Center .

La actual arzobispa rechaza el dogma de la virginidad de María y anima a referirse a Dios en un término neutro

La lucha por conseguir la ordenación de mujeres en Suecia empezó en 1919, aunque hubo que esperar casi 40 años para ver a la primera sacerdotisa. Ahora, pasados otros 60 años, se ha alcanzado la igualdad entre hombres y mujeres entre el clérigo, aunque no en todos los ámbitos. La desigualdad se mantiene en posiciones más altas y entre los cargos tradicionalmente dominados por mujeres. Entre los pastores, solo un 37% son mujeres, mientras que entre los diáconos, la gran mayoría (un 89%) son féminas. “También hay una perspectiva jerárquica en esto”, afirma Erik Gyll, un portavoz de la Iglesia sueca, al periódico Kyrkans Tidning . Además, entre los sacerdotes, los hombres ganan, de media, 2.200 coronas más (unos 215 euros) que sus colegas féminas.

La batalla a favor del sacerdocio femenino en Suecia es una historia de un siglo. Fue en 1919 cuando, por primera vez, la Iglesia luterana sueca empezó a discutir si las mujeres deberían poder convertirse en sacerdotisas o obispas. “Empezó entonces porque fue en la misma época en la que las mujeres luchaban por su derecho a voto, que consiguieron en 1921; fue una discusión paralela”, explicaba en un reportaje de la radio pública Sveriges Radio Eva Brunne, que fue obispa de Estocolmo entre el 2009 y hasta el año pasado y que, además, ganó celebridad al ser la primera obispa abiertamente lesbiana, no solo en Suecia, sino en todo el mundo. “Pero, claro, la Iglesia es conservadora, y por eso no llegó hasta 1958”, apostilló.

La decisión fue controvertida a pesar de que los otros dos países escandinavos, Dinamarca y Noruega, habían tenido sacerdotisas desde la Segunda Guerra Mundial. Aquel año, el Gobierno presentó una propuesta de ley en el Parlamento, lo que añadió presión a los órganos de mando de la Iglesia y acabaron aprobando la ordenación de mujeres, que se hizo realidad el Domingo de Ramos de 1960.

A partir de entonces, las mujeres han tenido que correr una carrera de fondo para ir alcanzando cada vez más y más altos puestos de poder. En el 2014, la Iglesia de Suecia escogió por primera vez a una mujer como arzobispa, el cargo más importante de la institución. Tras su elección, la hasta entonces obispa de Lund, Antje Jackelén –que sigue al frente de la Iglesia luterana de Suecia–, sacó hierro a aquel hito histórico y declaró: “No es tan sorprendente. Hemos tenido mujeres pastoras desde hace 50 años”.

Jackelén, teóloga nacida en Alemania en 1955 y casada, con dos hijos y varios nietos, fue elegida por una amplia mayoría a pesar de sus posiciones a veces controvertidas. Defensora del matrimonio homosexual, rechaza el dogma de la virginidad de María, que considera un aspecto “mitológico” y no biológico, y argumenta que no hay ninguna contradicción en creer en Dios y en la evolución. Asimismo, ha alentado a sus ministros a referirse a Dios en un término neutro y reducir las palabras Él o el Señor . “Teológicamente sabemos que Dios va más allá de nuestras determinaciones de género, Dios no es un ser humano”, argumentó cuando la Iglesia aprobó en el 2017 un manual con estas recomendaciones. “Con estos cambios mostramos al mundo que somos una Iglesia que abraza la diversidad”, añadió.

La Iglesia sigue teniendo importancia en ciertas tradiciones y rituales en Suecia, pero en general no ha supuesto un impedimento en los avances liberales del país. Cuando el Parlamento sueco legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en el 2009, la Iglesia decidió empezar a realizar ceremonias homosexuales. En algunos temas donde suele prevalecer el conservadurismo religioso y social, como el derecho al aborto, en Suecia no existe un debate importante y la Iglesia a menudo ha acompañado el cambio social en lugar de obstruirlo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

A %d blogueros les gusta esto: