Como si se le acabara el espacio en la tierra

Trump se aparta de otro acuerdo internacional al romper con el Tratado de Cielos Abiertos.

Este 6 de julio los países del Tratado de Cielos Abiertos debatían, por videoconferencia, el futuro del pacto. El acuerdo de 34 naciones permite observar las actividades militares de estos estados, en un gesto de transparencia tras el fin de la Guerra Fría. Sin embargo, ahora el documento se encuentra en el limbo, debido a la decisión de EE.UU. de abandonarlo, señala un despacho de RT.

De lo que se trata es de que, cual si fuera un elefante en una cristalería, el excéntrico presidente estadounidense, Donald Trump, sigue desmontando cada uno de los acuerdos internacionales rubricados por sus antecesores, ya sean militares, climáticos, comerciales o culturales, entre otros.

Hacer un mundo más inseguro, en el que sea Estados Unidos el único protagonista, va acompañado de la incertidumbre, el unilateralismo que va sustituyendo a la tranquilidad, a la armonía, al multilateralismo, la seguridad y la solidaridad entre los pueblos.

Como si se le acabara el espacio en la tierra, Trump acaba de romper con el Tratado de Cielos Abiertos, un acuerdo multilateral que data del año 2002 y tiene como fin «garantizar la transparencia» en el control de armas, del cual son firmantes 34 países, entre ellos los miembros de la otan.

Dicho acuerdo permite monitorear por cada Estado los movimientos de tropas y buques en un vasto territorio, desde la ciudad canadiense de Vancouver hasta el puerto de Vladivostok, en el Lejano Oriente ruso.

Estados Unidos, que de seguro es el país más beneficiado con dicho control de los cielos de otras naciones, ahora rompe con el Tratado y culpa a Rusia de «sacar ventajas de este».

Por supuesto que esta decisión de Trump añade más ingredientes volátiles a un escenario donde ya el propio Presidente, en su tránsito por la Casa Blanca, ha roto con una larga lista de convenios, entre ellos, el Acuerdo Nuclear con Irán, considerado el más importante documento rubricado por las potencias europeas, Rusia, Estados Unidos y la República Islámica de Irán en las últimas décadas, y cuya negociación duró varios años.

Una vez tirado al cesto de basura el citado pacto, Trump ha usado contra la nación persa sus más radicales sanciones económicas, comerciales y de otro tipo, que, por demás, afectan a terceros países que tienen vínculos con Teherán.

Otra ruptura fue la del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF), que habían firmado en 1987 los mandatarios de la antigua Unión Soviética y de Estados Unidos y prohibía los misiles nucleares de medio y corto alcance.

De igual forma, abandonó en junio de 2017 el Acuerdo relacionado con el Cambio Climático, rubricado en 2016.

En este caso se trataba del más importante y esperanzador documento que contempla compromisos alcanzables para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y con ello disminuir el calentamiento global, que ya es una realidad impactante negativamente para toda la humanidad.

Con similar arrogancia, en 2017 el mandatario retiró a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por su sigla en inglés). Un pacto suscrito en febrero de 2016 por 12 países que, juntos, representan el 40 % de la economía mundial y casi un tercio de todo el flujo del comercio internacional.

Otro compromiso tirado a la basura por Trump, es el Pacto Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Migración y Refugiados. También sacó a su país de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Y en 2018 llevó a Estados Unidos a su salida del Consejo de Derechos Humanos de la onu, utilizando los mismos argumentos que empleó para salirse de la Unesco, en momentos en que ese Consejo había criticado la política migratoria impuesta por Trump.

Hay que recordar que, además de esta ruptura con organismos, instituciones y alianzas internacionales, el mandatario estadounidense ha hecho gala de la más irracional política de sanciones, la violación de otros acuerdos aún vigentes, el desafío constante a la comunidad internacional, con amenazas de todo tipo, para convertir al mundo en un sitio donde reine la incertidumbre y, como ley, la del imperio yanqui.

Tomado de Granma.

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