El Deber del Ser

Escribo esta carta como un tributo a todas las personas fallecidas en el mundo a causa del Covid 666, no me interesa rendir homenaje a determinada profesión sino a la especie humana, si, a esa especie humana asesinada por nosotros mismos.

Me pregunto ¿Qué debo hacer ante el caos que vivimos a causa de la pandemia , de la improvisación, ignorancia e incapacidad?: Tengo dos opciones, la primera y más fácil sería huir, esconderme, cavar una cueva y esperar y esperar a que todo llegue a la normalidad, la segunda opción es quedarme en mi montaña atendiendo a todos los pacientes que por miedo a no ser atendidos en los hospitales por carecer de camas, medicamentos y ventiladores deciden quedarse en la cumbre, corro un riesgo como lo corre cada miembro del personal de salud y mi deber es ser humano y luego médico y por ende, la consecuencia de un contagio es real y la muerte también.

Si tuviera la oportunidad que Jesucristo me visitara y tener un dialogo franco y abierto con él, pero me refiero a un Jesús más humano que divino, amante del vino, de ricas viandas, los cocteles de camarón en salsa rosada, la cerveza Regia, el surf, del tango, del rock y me preguntara qué deseo, sin duda alguna le contestara que morir sirviendo a otros, morir con ética, morir dando vida. Día a día el país muere y mi deber es morir con él, no se trata de falsos heroísmos ni  un encumbrado patriotismo sino preguntarme a qué he venido a este mundo, sé que somos de la muerte y en horas los clavos del olvido remacharán mi ataúd y en las actuales situaciones me convertiré en despojo humano.

Cuando pienso que llevó a un soldado a luchar contra su hermano me es difícil entender que unos pocos decidan  por las vidas de millones, el soldado entra al campo de batalla con miedo, no sabe si morirá o matará pero tiene ética en su trabajo aunque eso signifique la muerte de otros; un ejemplo que no olvido es cuando vi el video de “Los tres héroes de Chernóbil” donde el jefe pide tres voluntarios y del grupo en formación hay tres jóvenes que dan un paso al frente, se puede ver el miedo en sus rostros, no la tenían fácil pues la misión de Alexei Ananenko, Valeriy Bezpalov y Boris Baranov sería entrar en las piscinas y abrir las esclusas para drenar el material radioactivo, lo hicieron para salvar a Rusia y Europa de una catástrofe nuclear;  en momentos como el que vivimos debe imperar el ser sobre el tener porque nos damos cuenta que el dinero no tiene valor, las prioridades cambiaron sin embargo dudo que el mundo sea un mejor lugar; mucho depende de cada uno, de cada ciudadano de servir a su prójimo.

Ruego a ese Jesús humano que me dé fuerzas, sabiduría y valor para no flaquear en mi trinchera y si debo morir como consecuencia de atender pacientes moriré feliz, moriré en paz, con el deber cumplido. No soy pesimista, soy un existencialista empedernido que vino a este mundo a dejar un legado de fe, de esperanza, de ética y de amor a mi prójimo; no puedo pensar en cosas tangibles, todo se resume  a que hasta el último hálito de vida debe ser para servir al otro.

Será cosa de días que estaré atendiendo pacientes Covid 19 y decido quedarme esperando, no hay soberbia en mi decisión sino el mayor grado de compasión hacia mi semejante. El deber del ser es dar, y si la vida es el precio pues adelante. Considero que soy un hombre de una profunda espiritualidad y en estos días de zozobra me he preguntado por qué vine a parar a una montaña que desconocía totalmente, no lo sé, será Dios que en un inmenso y hermoso plan traza para cada uno que él decidió mi rumbo, mi entrega y mi proyecto de vida.

Somos de la muerte, es ella el espejo de la vida y admiro a cada médico, enfermera y todo el personal de salud que a pesar de llevar tres meses en la línea de fuego no se amilanan, no se quejan a pesar de las carencias que sufren; esos son “Los Héroes de El Salvador” y debería el ministro de salud pensar que debe mandar a descansar a esa primera línea de combate que han luchado contra un enemigo invisible y siguen dando batalla, todos somos humanos y la fatiga, el miedo calan profundo. Quizá sea mucho pedir a un ministro que ha demostrado incapacidad, pero con la confianza que tal vez alguien lo asesore y entienda que debe proteger a los suyos.

Cuenta una gran amiga que reside en Perú que los médicos hicieron a un lado el protocolo de la O.P.S. y con sus conocimientos y recomendaciones salieron adelante mientras en nuestro país todo es confuso y con visos de una apocalipsis total. Queda un imperativo personal, el auto cuido y en situaciones como la que vivimos debe el hablar, el pensar y el actuar subir la misma escalera al Cielo y que sea Led Zeppelin y Robert Plant que en mi pasajera vela revienten las cuerdas de los guitarrones tocando “Perro Negro” y “A mi manera” de Frank Sinatra.

Por: Francisco Parada Walsh. Médico salvadoreño

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